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El escenario político en la península ibérica.


Enviado por   •  29 de Mayo de 2016  •  Documentos de Investigación  •  1.894 Palabras (8 Páginas)  •  863 Visitas

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El escenario político en la península ibérica

La invasión napoleónica a la península ibérica desestabilizo a las monarquías reinantes en  España y en Portugal, y creo un vacio de poder que provoco el estallido de revoluciones en la América Española y, años mas tarde, la independencia del Brasil.

Antes de la ocupación francesa, el rey de España Carlos IV de Borbón, había prohibido la  introducción de libros y folletos que defendieran las ideas revolucionarias. Cuando Luis XVI fue guillotinado, Carlos IV le declaro la guerra a Francia junto con otras potencias extranjeras.

  En 1795, cuando el Directorio gobernaba en Francia y la situación era más distendida, el marco de alianzas europeo cambio: España y Francia firmaron un acuerdo estratégico y entraron en guerra contra Gran Bretaña, la mayor potencia naval de la época. Esto condujo a un enfrentamiento marítimo, en el que los Británicos derrotaron a la armada española en varias batallas.

En 1806, enfrentado con Gran Bretaña, Napoleón decretó el bloqueo de los puertos continentales europeos para los productos británicos. Gran Bretaña, en plena Revolución Industrial, necesitaba exportar las manufactures que las nuevas maquinas producían a una velocidad vertiginosa. Para que el bloqueo fuera eficaz, había que conquistar Portugal, un país que, en los hechos, era aliado de la Corona británica, de la que dependía económicamente. Napoleón acordó con Manuel Godoy, ministro español, la entrada de tropas francesas en España para atacar Portugal. Esta generó resistencias, que derivaron en el Motín de Aranjuez organizado por los partidarios de Fernando, hijo de Carlos IV. Ante ellos, el Rey abdico en favor de su hijo, que asumió con el nombre de Fernando VII. Sin embargo, Napoleón se negó a reconocerlo y en la ciudad francesa de Bayona, lo obliga a devolver el trono a su padre, que a la vez abdicó todos sus derechos sobre España y las colonias americanas en favor de Napoleón, quien le entrego la corona de España a su hermano José. En tanto, el rey de Portugal -amenazado con la invasión francesa- acepto la propuesta británica de trasladarse a Rio de Janeiro.

La junta de gobierno que Fernando VII dejo  en España al trasladarse a Bayona acepto la autoridad francesa. En cambio, otros sectores se opusieron y produjeron disturbios contra las tropas napoleónicas en Madrid, en mayo de 1808. A pesar de que fueron reprimidos, esos movimientos encendieron la insurrección. En algunas ciudades españolas, se formaron juntas de gobierno que defendían los derechos de Fernando, que enviaron delegados a una Junta Central Suprema y Gubernativa. Esta funciono como gobierno provisorio en Sevilla hasta enero de 1810. Ese mes, la Junta Central se traslado de Sevilla  y luego fue disuelta y suplantada por un Consejo de Regencia.  Como resultado de esta crisis política, en varias ciudades americanas se crearon juntas defensoras de los derechos de Fernando VII.   Antes de su disolución, la Junta Central había convocado a la celebración de Cortes para encontrar una salida a la crisis. Ahora bien, el sistema de elección de diputados preveía un menor número de americanos que de españoles peninsulares. Por esta razón, en América, las juntas se negaron a reconocer la autoridad del Consejo de Regencia y de las Cortes.  En tanto, el principio sobre el que las juntas americanas sustentaban su legitimidad era el mismo que el de las peninsulares: el poder, en ausencia del monarca - entonces detenido por Napoleon-  regresaba  pueblo, que se autogobernaba hasta que el Rey fuera liberado, La crisis política  permitió que algunas ciudades se negaran a respetar la autoridad de las juntas y optaran entre formar una junta propia o aceptar el Consejo de Regencia y enviar diputados a las Cortes. Estas diferencias políticas entre las ciudades y la formación de partidarios en favor de una u otra solución en cada una de ellas hicieron que la revolución se transformará en lucha armada

Las invasiones inglesas

En el territorio del Río de la Plata, la Revolución comenzó en la capital del Virreinato como consecuencia de la disolución de la Junta Central en España y la ocupación de buena parte del territorio español por las tropas napoleónicas. Varios acontecimientos habían originado o intensificado los enfrentamientos entre peninsulares y criollos, y entre ciudades rivales, como Montevideo y Buenos Aires. Sin embargo, los sucesos mas importantes que antecedieron al proceso revolucionario americano -y, en cierta medida, lo posibilitaron- fueron las invasiones inglesas.

Gran Bretaña intento conquistar dos veces Buenos Aires, la capital del Virreinato del Río de la Plata, en junio de 1806 y en junto de 1807. En ese momento, España estaba aliada con Francia y ambas potencias estaban enfrentadas con Gran Bretaña. En 1805, los británicos habían derrotado a la armada española en la batalla de Trafalgar. España perdió, entonces, el control sobre las comunicaciones con América, y las colonias quedaron virtualmente aisladas de su metrópoli.

Por su parte, Gran Bretaña estaba en plena Revolución Industrial, y los comerciantes británicos necesitaban nuevos mercados para las manufacturas, en especial los tejidos de algodón que las fábricas británicas producían. Esta situación se agudizo en 1806, porque Napoleón había decidido cerrar los puertos del continente europeo a las manufacturas británicas, como parte de las medidas tendientes a debilitar a su enemigo. El argumento esgrimido por Napoleón para dectarar el bloqueo continental había sido que Gran Bretaña desconocía los principios del Derecho internacional y obstaculizaba el comercio de los puertos continentales. Es decir, el enfrentamiento político entre Francia y Gran Bretaña se convirtió en una guerra comercial.

Los comerciantes británicos nunca habían logrado negocios satisfactorios con America, porque a pesar del Reglamento de Comercio Libre de 1778, el sistema comercial español conservaba, en parte, su carácter monopólico. En este contexto económico y político internacional, la invasión de Buenos Aires por parte de los británicos resultaba una empresa tentadora.

La primera invasión

La primera invasión inglesa al Rio de la Plata se produjo en junio de 1806. Una flota británica proveniente de Ciudad del Cabo y comandada por sir Home Popham desembarco un contingente de 1500 soldados en una playa de Quilmes, al sur de la ciudad de Buenos Aires. Las tropas se hallaban bajo el mando del general William Beresford y fueron enfrentadas por una pequeña fuerza española, que se desbandó tras un breve combate, los británicos se dirigieron a la ciudad en los días sucesivos y la ocuparon sin mayores problemas, mientras el Virrey Sobremonte  delegaba el gobierno en la Audiencia y partía hacia Córdoba alegando que iba en busca de refuerzos. Las instancias de poder colonial, entre ellas la Audiencia y el Cabildo, as como el Consulado de Comercio y otras corporaciones, juraron fidelidad al rey británico Jorge IIl, y los productos ingleses fueron puestos masivamente a la venta en las tiendas del centra de Buenos Aires.

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