“El laberinto de la soledad”
Enviado por Juanp615 • 13 de Noviembre de 2017 • Resumen • 1.694 Palabras (7 Páginas) • 321 Visitas
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Universidad Nacional Autónoma de México
Facultad de Contaduría y Administración
“El laberinto de la soledad”
ALUMNO: Amezcua Bocanegra Mónica Sofía
GRUPO: 1176
PROFESOR: Enrique Ávila Herrera
“El laberinto de la soledad”
Octavio Paz empieza esta obra haciendo una comparación entre el adulto, el adolescente y el niño, en donde dice el adolescente se encuentra en un periodo entre la infancia y la juventud y su principal interrogante es ¿Quién es el él? Pues dice Paz que cuando nacemos nos sentimos solos, pero los niños pueden olvidar esa soledad cuando juegan y los adultos cuando trabajan, pero los adolescentes se encuentran en una especie de limbo preguntándose ¿Qué harán o hacia dónde van? Y esa misma pregunta, dice el autor que se hacen los pueblos en México.
En la Ciudad de Los Ángeles Octavio Paz comenzó a contestar las respuestas a sus preguntas. Estados Unidos en donde radican millones de mexicanos que no se dejan confundir entre los norteamericanos, pues a pesar de que no fluyen con esta población no se oponen. Pero también existen los “Pachucos” que son ciudadanos, principalmente jóvenes de origen mexicano que radican en las ciudades del Sur de los Estados Unidos y que se caracterizan por su vestimenta, su conducta y su forma de hablar. Son jóvenes que no quieren regresar al sistema mexicanos peo están en contra del “gringo”, sin identidad propia. La palabra “Pachuco” no tiene un origen, sino que es una diversidad de significados. El autor se refiere a ellos “Como uno de los extremos a los que puede llegar el mexicano” (p. 3)
Posteriormente Octavio Paz describe al mexicano como un ser alejado de todo, de todos y hasta de el mismo. También nos habla de cómo es que en el lenguaje del mexicano se muestra esta soledad, esta intimidad que no puede traspasar nadie, por ejemplo existe un ideal de “hombría” que consiste en no “rajarse” nunca, pero ¿Qué es rajarse? Es agacharse, doblarse y hacer esto es permitir que penetren en la intimidad del mexicano, que lo acusen de débil, pues una persona “rajada” es débil, digna de poca confianza, de dudosa credibilidad, poco valiente para afrontar los peligros como se debe. Las mujeres son estas personas, son estos mexicanos que se “rajan” porque cuando se entregan, se rajan; “Su inferioridad es constitucional, radica en su sexo, en su “rajada” herida que jamás cicatriza” (p. 14)
Todo esto debido a que desde niños nos enseñan a cerrarnos de todo, a protegernos en nosotros mismos y esto a lo largo del tiempo se vuelve en un mecanismo automático para defendernos de lo que nos rodea, porque si alguien, algún día llegara a cruzar esa barrera y nos hiciera de algún modo confiar en él, o “abrirnos”, “rajarnos”, sería peligroso, por eso las relaciones entre los hombres están limitadas por una angosta barrera de recelo, ya que de ser traicionados por nuestros confidentes estaríamos abandonado nuestra soledad, la soledad que tantos años nos ha llevado construir, nuestra seguridad abría desaparecido.
Y luego pasamos a la imagen de la mujer para los hombres, ella no es más que un símbolo, un instrumento de los deseos del hombre, pues en un mundo creado por los hombres la mujer no es más que el reflejo de la voluntad masculina. Los hombres no hacen más que esconder las virtudes y las gracias de la mujer, para ellos lo más valioso es su sexo, somos la idea de “Procreación y continuidad de la especie”. Se respeta el concepto de madre o mujer abnegada pero no se nos perdona el protagonismo de nuestras propias historias.
Luego pasamos a las fiestas y las reuniones públicas, porque para nosotros toda ocasión es buena para reunirnos, ya sea septiembre, noviembre o diciembre. Pero las fiestas no son más que recordatorios de que son el único lujo que tenemos, por eso para el mexicano es tan importante festejar, por que es ahí en donde solo existe un tiempo, el presente, pasado y futuro se reconcilian y se dejan a un lado. El mexicano derrocha para así, según él, la abundancia llega nuevamente y lo más importante de las celebraciones es que es la ocasión perfecta para burlarnos de la iglesia, las instituciones, el gobierno, el ejército y ¿Por qué no? Nosotros mismos.
En el siguiente capítulo Paz habla del “obrero”, el hijo de la máquina, los llama el autor. Argumenta que lo primero que se le arrebata al obrero moderno es su individualidad, pues según menciona la clase es más fuerte que el individuo, y eso es lo más importante y la primera mutilación que sufre el ser humano al convertirse en asalariado industrial. Octavio hace una fuerte crítica al capitalismo y a la manera en la que viven los trabajadores, pues tienen salarios bajo y un bajo nivel de vida pero esto no es lo peor, además de ser asalariados en muchas ocasiones no tienen consciencia de para qué están trabajando.
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