Estado Bienestar
Enviado por granas80 • 15 de Febrero de 2014 • 2.064 Palabras (9 Páginas) • 323 Visitas
Culturas de la solidaridad y voluntariado (extractos)
Luis A. Aranguren Gonzalo.
Reinventar la solidaridad. Voluntariado y educación. PPC, 1998.
Podríamos clasificar los cuatro modelos propuestos en dos grandes bloques, desde el punto de
vista de la cultura de la solidaridad que cada uno de ellos genera y representa. El primer
bloque lo formarían los dos primeros modelos, esto es, la solidaridad como espectáculo y
como campaña, ya este bloque se le puede sumar la solidaridad como cooperación cuando
actúa de modo verticalista y paternalista. El segundo bloque lo formarían el modelo de la
solidaridad como encuentro y aquellas formas de solidaridad como cooperación que respetan
los procesos vitales de los destinatarios y facilitan que ellos mismos sean los sujetos de esos
mismos itinerarios. Es preciso repetir que las fronteras entre los distintos modelos con
frecuencia no están bien delimitadas.
1.Cultura de la solidaridad posmoderna
La cultura de la solidaridad posmoderna se distingue por las siguientes características:
· Marco de la Religión civil. La ciudad posmoderna y secularizada necesita cultivar la
religión civil en forma de prácticas rituales, adopción de estéticas y liturgias cívicas y políticas,
y santificación de las modas que uniforman a los ciudadanos. Al tiempo, aparecen
con fuerza los nuevos dogmas laicos propios de esa sociedad civil y, entre ellos, cobra especial
relevancia la solidaridad, que se acomoda a todo tipo de prácticas, rituales y
liturgias tan frívolas como efectistas, y que sirve como un recurso más que legitima el
desorden establecido y sacraliza las instituciones políticas y sociales vigentes. En este
orden de cosas las ONG pueden colaborar, consciente o inconscientemente, con estos
rituales convirtiéndose en los nuevos gurús de la posmodernidad.
· Inmediatismo. Se busca el resultado o el efecto consumista a corto plazo. El campo de la
acción solidaria es concreto, pero lejano; basado en las circunstancias del momento, sin
ahondar en las causas y en los conflictos de fondo. Tan sólo se busca sintonizar de modo
convulsivo con las desgracias ajenas que precisan alivio, generalmente, en forma de dinero.
Este planteamiento, de paso, encaja con las apetencias de los jóvenes españoles, que
conceden una importancia prioritaria a la comprobación inmediata y directa de los efectos
positivos de su práctica solidaria.
· Ética del Bienestar. Lo bueno se identifica con lo que cada cual desea en cada momento
en aras de mejorar la calidad de vida; una calidad de vida que logra hacer compatible el
derroche consumista con la solidaridad que, en el fondo, se convierte en un nuevo
producto que se consume de modo acrítico.
· Individualismo. “EI reproche capital que desde la insensibilidad social actual haya que
hacer al hedonismo como proyecto de miras es, junto a la cortedad de miras, su egoísta
individualismo1”. Este individualismo se convierte en el gran catalizador del relativismo
moral al uso, de manera que se puede ser solidario desde la ausencia participativa en el
ámbito social y político.
· Desmoralización. Entendida en primer lugar como desmoronamiento, cansancio y
1 ARANGUREN, J. L. L., Propuestas morales, Tecnos, Madrid, 1984, 42.
Ramón Aguadero Miguel Asociacionismo y voluntariado en la educación
Luis A. Aranguren. Culturas de la solidaridad y modelos de voluntariado (extractos) 2
desfondamiento de la ciudadanía y de sus instituciones, tras comprobar que la cultura de
la satisfacción no logra realizar de modo pleno y felicitante a la persona. La solidaridad,
en este contexto, constituye una propuesta a la carta que visita a la subjetividad individual
de cada cual.
· Razón fragmentada, tras el fracaso de la razón universal ilustrada. La verdad queda
parcializada, y no hay más universalidad que la que cada cual exponga y defienda. En el
campo ético, esta actitud defiende la no existencia de fundamento ético alguno; el
pensamiento débil se hace fuerte y hasta dogmático cuando la diferencia se erige en la
nueva categoría de comprensión de la realidad, en exclusiva.
2. Cultura de la solidaridad disidente
El disenso constituye la expresión de la otra voz, de la voz que no suele aparecer por los
canales oficiales de comunicación, pero que en ocasiones está más apegada a la carne de la
calle. El disenso es alternativa, otra manera de ver, entender y vivir la misma realidad. Desde
el punto de vista de la cultura de la solidaridad, las notas más significativas de este modelo
pueden ser las siguientes:
· La solidaridad como valor ético apropiable desde la libertad de cada cual y con el que se
puede diseñar un proyecto de vida plenificante. No se impone desde ninguna institución ni
desde la coacción, nace de la necesidad humana de forjar un carácter propio a través de la
apropiación de aquellas posibilidades con las que la persona puede llevar a cabo una vida
plenificante. La solidaridad como proceso de acción compasiva con los últimos puede
constituir una posibilidad, entre otras, que nos ayude a vivir mejor.
· Trabajo a largo plazo. La solidaridad no busca el resultado inmediato, si bien no desdeña
la eficacia. Por ser eficaces se trabaja desde proyectos de reinserción social, de creación
de bienes y servicios necesarios para la población excluida; pero esos proyectos son
relativos, es decir, se hallan en relación con los procesos educativos globales que las
personas y colectivos excluidos están generando y que tienen su marcha, su tempo, que
conviene acompañar desde el respeto.
· Ética de la solidaridad. Es la misma solidaridad la que se convierte en principio ético de
actuación. No se acomoda a la lógica del Bienestar, sino a la búsqueda de la realización de
la justicia, desde el proceso que conlleva la ética compasiva solidaria, como indicaremos
más adelante.
· Promueve el movimiento social y ciudadano, desde la asunción del valor de la
participación y el compromiso social en favor de la transformación de la realidad injusta.
En este terreno la sociedad civil va tejiendo, desde la debilidad de la propia organización y
desde la coordinación con otros colectivos, un entramado social que cubre el doble
objetivo de hacer frente a la realidad social y de servir
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