Feudalismo tardío cap 3
Enviado por Natanael Palma Parodi • 26 de Abril de 2021 • Resumen • 3.982 Palabras (16 Páginas) • 219 Visitas
“Feudalismo tardío y revolución. Campesinado y transformaciones agrarias en Francia e Inglaterra (Siglos XVI-XVIII)”. Campagne, Fabian Alejandro.
Capitulo III: De señores a terratenientes: evolución del señorío durante el feudalismo tardío (siglos XV-XVIII).
- Un señorío normando
Un señorío feudal era un fenómeno extremo. Expresión de la propiedad noble por excelencia, los señoríos eran una caótica superposición de elementos diversos: tierras usufructuadas en plena propiedad (la reserva o dominio señorial), el derecho a percibir cargas perpetuas sobre parcelas cuyo dominio útil pertenecía a terceros (las tenencias a censo o censive); poderes públicos y prerrogativas de matriz estatal (el ejercicio de la jurisdicción o señorío de ban). Debemos plantear ahora una serie de interrogantes: ¿Como evoluciono el señorío a lo largo de la Edad Moderna? ¿Qué transformaciones lo afectaron durante la fase final de la transición hacia el capitalismo? ¿Qué cambios sufrieron sus diversos componentes durante el Antiguo Régimen?
Para discutir estos tópicos hemos elegido como estudio de caso un extenso señorío ubicado en el Corazón de Normandía, no muy lejos de Paris: la baronía de Pont -St- Pierre. Cuando la modernidad temprana despuntaba, el enorme señorío abarcaba cuatro poblados y diversas parroquias. A comienzos del siglo XV el señorío paso a manos de los Roncherolles, quienes seria su propietaria por más de 350 años. En 1408 una afortunada política matrimonial y la esperable interrupción biológica del linaje propietario convirtieron a los Roncherolles en detentores de uno de los más codiciados estados señoriales de toda Normandía.
El estado señorial ingresa en la Edad Moderna con una reserva de enormes proporciones. Aun sin tomar en cuenta las tenencias a censo, podemos afirmar que la base territorial del señorío – su componente dominical- era en extremo importante. La reserva dominical incluía, en primer lugar, el castillo mismo, construido durante el ultimo tercio del siglo XIV. En 1600 la reserva poseía apenas 28 hectáreas de tierra cultivable y otras 10 hectáreas de prado. El componente mayor de la reserva, cuyo dominiun indiviso correspondía a los señores eran 340 hectáreas del riquísimo bosque de Longbouel.
La riqueza de la reserva no impedía que el segundo componente dominical del señorío, el censive, también tuviera importancia. La baronía poseía el dominio directo sobre varios de cientos de tenencias campesinas, en las ocho parroquias que rodeaban la foresta. Los tenentes enfitéuticos pagaban rentas fijas de dinero (el cens) y en especie (las rentes foncieres). La costumbre normanda autorizaba a los señores a intervenir cuando algunas de las tenencias se ponían a la venta: igualando el precio de compra del mejor postor, el señor recuperaba el dominio útil de la parcela y podía reintegrarla a la reserva.
El ultimo componente de la baronía era la jurisdicción señorial. En el burgo principal, el tribunal del señor sesionaba con frecuencia, y sus decisiones incidían en forma marcada sobre la vida de los habitantes. El monopolio de los molinos dentro de la jurisdicción también pertenecía a los señores. La baronía poseía tres molinos para grano, dos a base de energía hidráulica y un tercero con propulsión eólica. En la modernidad temprana, la explotación de los mismos se arrendaba a terceros, aunque la reparación y mantenimiento de las maquinas corría por cuenta del barón. En tercer lugar, el señor poseía un conjunto especifico de derechos sobre las actividades comerciales. Podía montar un mercado cada sábado en el burgo capital, insistiendo en que todas las transacciones económicas de la baronía tuvieran lugar allí.
- De la crisis a la Revolución: las transformaciones del señorío entre los siglos XIV y XVIII.
Todos los componentes del señorío de Pont- St- Pierre sobrevivieron hasta 1789. Pero el peso relativo de cada uno sufrió cambios de importancia. Entre la crisis del siglo XIV y el estallido de la Revolución Francesa, el señorío evoluciona indefectiblemente en un sentido univoco: de ser una propiedad esencialmente feudal, en la cual los derechos judiciales, los monopolios y las rentas enfitéuticas conformaban el 92% de los ingresos totales, tiende cada vez a convertirse en una explotación comercial, cuyos recursos centrales derivaban de la producción para el mercado.
Solo dos elementos de matriz claramente señorial mostraron en Pont-St-Pierre ciertos signos de vitalidad a lo largo del tiempo. En los siglos XVII y XVIII los tributos sobre las transacciones no solo no perdieron relevancia, sino que incrementaron su valor en forma paralela al crecimiento del comercio regional. Los monopolizados molinos harineros, por su parte, se beneficiaron con el crecimiento demográfico que experimentaba la prospera baronía.
Los ingresos específicamente feudales – jurisdicción y censive – mantuvieron su importancia durante el siglo XV todavía conformaban tres cuartos de los ingresos totales de la baronía. Las rentas que pagaban los tenentes enfitéuticos retenían un peso económico substancial, llegando a proveer el 43% de los ingresos totales en 1521-1522. Para comienzos de la década de 1560, los recursos jurisdiccionales y enfitéuticos eran ya un cincuenta por ciento menos relevantes para el señorío que en 1521. Una década después de su importancia se redujo aún más: solo proporcionaron el 11% de los ingresos totales. ¿Por qué colapsan las rentas señoriales derivadas de la jurisdicción y del censive? La revolución de los precios tuvo su cuota de responsabilidad. A diferencia de otros señoríos, una porción importante de las rentas fijas estaba establecidas en dinero, por lo que sufrieron la rápida erosión inflacionaria.
Pero tan importante como la inflación fueron los cambios en los hábitos de la administración del señorío. La contabilidad del estado baronial revela un creciente descuido en el control y percepción de las rentas. Todo indica que la defensa de los derechos señoriales era en extremo onerosa, y que la reducción del valor real de estas rentas, provocada por la inflación, no justificaba el alto costo de los litigios. La resistencia crónica de los tenentes dependientes no era la única causa que podía dificultar la percepción de esta clase de rentas en el feudalismo tardío; en ocaciones, la distancia y la pobreza de quienes debían pagarlas eran los factores que volvían prácticamente imposible el cobro de ciertas cargas.
Los ingresos judiciales eran genuinamente importantes a finales del siglo XIV. Conformaban el 15% del total de ingresos, un monto apenas por encima del producido por los molinos banales, y cuatro veces superior a la venta comercial de madera. En 1515 el ejercicio de la justicia todavía proveía el 12% de las rentas del barón, aunque la explotación forestal aportaba ya el 15% de los ingresos totales. Para la década de 1560 el retroceso era ya catastrófico: multas y derechos de cámaras apenas alcanzaban el 2%. En la década siguiente raramente superaron el 1%. La principal causa del retroceso de los ingresos derivados del tribunal señorial tenía raíces políticas.
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