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Historia del arte. El Artista Catalán del Informalismo, Antonie Tàpies


Enviado por   •  16 de Marzo de 2019  •  Apuntes  •  1.966 Palabras (8 Páginas)  •  273 Visitas

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El Artista Catalán del Informalismo, Antonie Tàpies.

Pedro Quevedo.

Universidad Nacional de Asunción

Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte

Instituto Superior del Arte “Dra. Olga Blinder”

Carrera de Diseño de Indumentaria Escénica y Urbana

Historia del Arte II

Profesoras: Gabriela Aguilera, Marina Golybina

Segundo Semestre.

Asunción, Paraguay

2018


Antonie Tàpies 

        La carrera de uno de los máximos exponentes del informalismo comenzó durante una recuperación por una enfermedad pulmonar. Antonie, miembro de una familia burguesa, culta y catalanista, comenzó entonces a tantear el dibujo y la pintura y acabó abandonando completamente sus estudios por su pasión. Tàpies Fue uno de los escultores y artistas plásticos más importantes que tuvo España a lo largo del siglo XX y se le considera uno de los artistas más importantes del Informalismo en este país.

        Nació en Barcelona, España. En 1923, hijo de Josep Tàpies Mestres y de María Puig Guerra. Perteneció a una acomodada familia catalana del siglo XIX con tradición librera que incentivó su amor por la lectura, además la amistad de su padre, un reconocido abogado, con notables personajes de la vida pública catalana, el republicanismo catalanista de la época y la intensa actividad cívica y política de su abuelo materno, influyeron bastante en la vida social, cultural y política de Tápies, que luego serian la esencia de varias obras de este. Curso sus estudios de la primaria en varias escuelas de Barcelona como por ej.: Colegio de las monjas de Loreto, Escuela Alemana y Escuelas Pías. Inicio su bachillerato en el Instituto Menéndez y después otra vez en las Escuelas Pías; en su juventud tuvo su primer contacto con el arte contemporáneo a través de algunas publicaciones catalanas y muy especialmente del número extraordinario de Navidad de la revista D’Ací i d’Allà (De Aquí y de Allá), coordinado por Josep Lluís Sert y Joan Prats, con textos de Zervos, Foix y Gasch, entre otros, reproducciones de obras de Picasso, Braque, Gris, Léger, Mondrian, Brancusi, Kandinsky y otros más. Al correr de su juventud empezó a tener problemas pulmonares que fue la causa para dejar sus estudios universitarios poco antes de graduarse en la Universidad de Barcelona en la carrera de Derecho, pero también al estar internado en Hospitales, clínicas y con bastante tiempo libre, empezó a interesarse por el dibujo y obras de artistas famosos, y así recreó obras de Picasso y Van Gogh. Al mejorar su salud estudió durante dos meses dibujo en la Academia Valls de Barcelona, donde conoció casualmente al poeta y crítico de arte Josep M. Junoy, cuyo estímulo influenció en su decisión de consagrarse al arte.

        Tàpies siempre ha remarcado que la confrontación entre el anticlericalismo de su padre y el catolicismo ortodoxo de su madre le llevaron a una búsqueda personal de una nueva espiritualidad, que encontró en las filosofías y religiones orientales, principalmente el budismo; ha sido un admirador del arte y la filosofía oriental. La iniciación de Tàpies en el arte fue a través de dibujos de corte realista, principalmente retratos de familiares y amigos, su primera toma de contacto con el arte de vanguardia de la época lo llevó a adscribirse a un surrealismo que parecía mágico, influenciado por artistas como Joan Miró y Paul Klee, con un estilo que cristalizó en su etapa de Dau al Set. El Dau al Set, fue un grupo artístico que hacía parte de la editora de la revista de arte mensual del mismo nombre, que fundada en Barcelona en septiembre de 1948 e integrado por Antoni Tàpies Joan Bross, Arnau Puig, Modest Cuixart, Joan Ponç, y Joan Josep Tharrats; eran los que realizaban la parte de confección e impresión. A partir de una visión inicialmente dadaísta, los artistas se expresaban por escrito y plásticamente sus indiferencias con la sociedad en que vivían y, tras pasar por el surrealismo plástico o el existencialismo ideológico, se fueron creando un mundo propio y marginado, sin embargo, algunos de ellos adoptaron un nuevo concepto dinámico de la sociedad. La publicación reflejó esta evolución y se convirtió, hacia 1950, un cajón de sastre donde se puede seguir bastante fielmente la situación de los artistas innovadores de la época y encontrar referencias. Tras su paso por Dau al Set, en 1951 comienza una fase de abstracción geométrica, pasando en 1953 al informalismo en resultado a eso, se situó dentro de la denominada “pintura matérica”, también conocida como “art brut”, el informalismo matérico fue desde los años 1950 el principal medio de expresión de Tàpies. Luego de la II Guerra Mundial y del lanzamiento de la bomba atómica y así despertó un interés por la materia, la tierra, el polvo, los átomos y las partículas, que plasmó formalmente en el uso de materiales que según esa época no eran muy academistas para usarlos o tenerlos en cuenta y experimentó nuevas técnicas. Nombrándose así el representante de la llamada “pintura matérica”, que se basa en la utilización de materiales que no están considerados como artísticos, sino más bien de reciclaje o de desecho, como pueden ser cuerdas, papel o polvo de mármol.

        Su estilo se define por la palabra “matérico”, en referencia al uso de elementos de enorme y a veces chocante y humilde fisicidad, hasta vulgaridad, trascendidas por una dimensión espiritual cuyas raíces conectaban con lo más íntimo y ancestral del alma humana. Tàpies creía que la noción de materia debía entenderse también desde la perspectiva del misticismo medieval como magia, mimesis y alquimia, en este sentido, había que entender el deseo del artista de que sus obras adquirieran el poder de transformar el interior del espectador.

        Durante los años cincuenta y sesenta, Antonie Tàpies fue elaborando una serie de imágenes, generalmente extraídas de su entorno que aparecerían en las distintas etapas de su evolución artística, muchas veces, una misma imagen además de aparecer representada de diversas formas, tenía múltiples significaciones diferenciadas que irían superponiéndose. Su mensaje se centraba en la revaloración de lo que se considera bajo, repulsivo, material; Tapies solía escoger a menudo temas tradicionalmente considerados desagradables y fetichistas, como un ano defecando, un zapato abandonado, una axila, un pie y otros similares. Las obras más características de Tàpies son las que él aplicaba una mixtura de diversos materiales que adquieren la consistencia de muros o paredes y añadía distintos elementos distintivos a través de signos que enfatizan el carácter comunicativo de la obra, semejando el arte popular del “graffiti”. Esta consistencia de muro siempre ha atraído a Tàpies, al cual además le gustaba relacionar su estilo con la etimología de su propio apellido, como una pelea intima de él mismo con el muro y así transformar una obra bruta a una superficie quieta y tranquila como si toda la pelea interior hubiera cesado. Además, en sus obras, a través de distintos signos como cruces, lunas, asteriscos, letras, números, figuras geométricas, etc. Muchos de esos signos se pueden encontrar en la obra ¨Taiyoku¨(Ver Anexo 1), que además de solamente representar el nombre de la obra, pueden tener significados alegóricos relativos al mundo interior del artista, en donde evocaba temas tan trascendentales como la vida y la muerte, o como la soledad, la incomunicación o la sexualidad, cada figura podría tener un significado concreto, en cuanto a las letras, A y T son por las iniciales de su nombre o por Antonie y Teresa –su mujer–; la X como misterio, incógnita, o como forma de tachar algo; la M, el artista lo explicó de la siguiente manera:
“Todos tenemos una M dibujada en las líneas de la palma de la mano, lo cual remite a la muerte, y en el pie hay unas arrugas en forma de S; todo combinado era Muerte Segura”.[1] Otro rasgo distintivo en Tàpies era los colores que solía utilizar, generalmente utilizaba gamas de colores austeros, fríos, terrosos, como el ocre[2], marrón, gris, beige o negro, solía utilizar el marrón porque decía que se relacionaba con la filosofía muy ligada al franciscanismo y que tenía una tendencia en buscar colores que le parecían alegres como el rojo y el amarillo, estos dos colores alegres, no solo justificaban felicidad, también son muy notorios en algunas obras con un significado más político, ya que son los colores de la bandera de Cataluña, se destacan bastante en la obra ¨El Espíritu Catalán¨ (Ver Anexo 2), . En cambio, captaba más los colores grises y marrones que para él son los más interiores y están relacionados con el mundo filosófico, como la obra ¨Mirada y Mano¨ (Ver Anexo 3), la pintura con una concentración de iluminación en el centro y sombras en los extremos, da un énfasis a la mirada que rasga a llantos que simbolizan tristeza y desesperación, con la boca tapada con una mano en primer plano, dando a entender el silencio del sufrimiento de muchas personas.

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