Indígenas colombianos
Enviado por marycecilia1228 • 5 de Agosto de 2013 • Informe • 3.160 Palabras (13 Páginas) • 346 Visitas
INTRODUCCION
“Mirar a una persona indígena es encontrar el rostro de la historia, una historia donde la madre tierra cobra vida… donde el sol y la luna se conjugan para formar al hombre… donde para ser anaconda o águila hay que preparar el alma por mucho tiempo… donde ir al otro y volver al otro no es un problema intelectual, es un problema del corazón… donde cada persona es valorada por su diferencia, como el fuego que mantiene su color encendido, aunque las llamas sean de diferentes colores”.
Así piensan, sienten y actúan nuestros indígenas colombianos, sin embargo, son pocos los años desde que se reconoce, valora y conserva toda su riqueza cultural, pues por mucho tiempo fueron sometidos por “el hombre blanco” y tratados como “menores de edad” o peor aún simples “objetos” o “animales comerciables” aptos únicamente para laborar.
En que preciso momento, nuestro pensamiento monocultural y discriminatorio evolucionó hacia un pensamiento pluricultural que reconoce, acepta y valora las diferencias, es imposible determinarlo, pero lo que si podemos establecer es que en todo este proceso evolucionista estuvo y está presente el derecho, que fiel a su labor, como respuesta a cada momento histórico vivido ha emitido diversas disposiciones jurídicas que regulan el trato hacia las comunidades indígenas y sus miembros.
Siglos antes de la llegada de los españoles, en la Sierra se asentaron diversos grupos indígenas, conocidos como Tironas, que supieron aprovechas las ventajas y desventajas que esta le proporcionaba; según algunos investigadores, los Taironas dieron origen a los actuales grupos indígenas como los Kogi (Kaggaba), Arsarios (Wiwas), Arhuacos (Wintukwas), los Kankwamos (Atanqueros) y los Chimilas, estos dos últimos en proceso de recomposición étnica y de conformación de resguardos que deberán ser reconocidos por la ley colombiana. Así mismo existen regiones del país y del exterior, que de una u otra manera están afectando el Macizo.
Los pobladores actuales de la Sierra Nevada de Santa Marta son heterogéneos por su diversidad étnica y cultural. En las partes bajas y medias, habitan comunidades campesinas provenientes de la Guajira, los Santanderes, Tolima, Antioquia entre otros, quienes fueron desplazados por diversas causas, especialmente la violencia que los afectó a mediados de siglo y les obligó refugiarse en esta parte del país en busca de nuevos horizontes, experimentando inicialmente con el cultivo del café, y combinándolo, en zonas no aptas, con la ganadería. Hacia 1974 algunos colonos participaron en el cultivo de la marihuana, acelerando los procesos de deterioro del bosque natural. A partir de 1980, las autoridades colombiana decidieron aplicar herbicidas para la erradicación y control de cultivos ilícitos, afectando los ecosistemas de la Sierra y los sistemas de producción agrícola y ganadera, sin realizar un registro y posterior monitoreo que indicara hasta donde se afectó el medio natural. Dichos procesos indujeron a algunos colonos a abandonar esta actividad al considerara afectadas sus áreas y sistemas de producción. Por la misma época, aparecen los primeros focos de subversión en algunos territorios de la Sierra como respuesta a la crisis económica y social y como reacción a estos se crean los primeros grupos de autodefensas; estos últimos reemplazaron los cultivos de marihuana por los de coca con el objeto de financiar sus actividades, los enfrentamientos entre paramilitares y guerrilleros han incrementado la inseguridad en la Sierra.
La población indígena de la Sierra Nevada asciende a 25.000 personas aproximadamente, distribuidos así: Arhuacos 15.750 (30%) y Arsarios 1.750 (7%); de los grupos restantes no se tienen datos estadísticos confiables. La configuración política y administrativa de la sierra Nevada ofrece condiciones especiales para una intervención estatal orgánica, pero el hecho de que a su interior existan tres departamentos, trece municipios y dos resguardos indígenas, dificulta y atomiza el accionar regional, sumándose a ello la diversidad étnica, campesina y de grupos armados, aparte de las acciones ejecutadas por las organizaciones no gubernamentales; que se traducen en una pérdida de recursos y esfuerzos para el macizo.
En el presente trabajo se dará a conocer la evolución que ha tenido nuestro sistema jurídico en lo que respecta a las comunidades indígenas, desde la época precolombina hasta nuestros días y la violación de los derechos humanos de los indígenas en la actualidad.
JUSTIFICACIÓN
Los Taironas habitaron principalmente la proporción del litoral y las vertientes Norte y Occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta. Hasta donde los indicios permiten inferir, fueron una sociedad estratificada compuesta por artesanos, agricultores, guerreros y sacerdotes llamados “noamas”, quienes definían los sitios de ubicación de las aldeas, los lugares para ceremonias y ordenaban la construcción de las obras civiles. Las evidencias existentes y los relatos de los españoles dan cuenta de una agricultura extensiva con una variedad de productos y una fuerza de trabajo abundante que constituyeron la base de su economía. Los cultivos principales fueron el maíz, base principal de su subsistencia, la batata, yuca, fríjol, ahuyama, algodón y aguacate; la dieta incluía miel de abejas, pescados y moluscos del mar y las ciénagas. La especialización en el trabajo se percibe en a talla de la piedra, en la orfebrería y en la fabricación de la cerámica, que son los elementos que se han conservado y que hoy se exhiben en los museos. Los indígenas que más llamaron la atención de los españoles fueron los asentados en las vertientes norte y occidental de la Sierra, donde se ubicaban los cacicazgos más importantes como Bonda y Pocigueica.
Desde los años 1922-1923, con las investigaciones de J. Alden Mason, los desaparecidos Taironas se convierten en objeto d estudio y a partir de allí son numerosos los trabajos que se han realizado. Entre estos cabe mencionar los llevados a cabo por investigadores como Gerardo Reichel-Dolmatoff, Alicia Dusan de Reichel, Henning Bischof, Cason Murdy, Jack Wynn y varios arqueólogos colombianos. Cadavid y Herrera de Turbay realizaron entre 1973 y 1976 un reconocimiento de los asentamientos Tayrona que aparecen citados por los cronistas en la vertiente Norte y Occidental de la Sierra Nevada. Como producto de dicho reconocimiento, hasta 1976 se había encontrado un total de 211 sitios arqueológicos con obras de infraestructura lítica que tienen una disposición espacial que respeta las características topográficas de los diferentes pisos ecológicos. Desde 1976, el Instituto Colombiano
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