La Fiebre amarilla en Panamá
Alexander ArjonaInforme27 de Junio de 2017
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Introducción
En este reporte trataremos de incluir los aspectos más importantes de lo que fue la historia de la fiebre amarilla en Panamá. Tomando en cuenta cual fue el primer brote de esta epidemia en nuestro país, como se dio y el porqué.
La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa, no contagiosa, causada por un virus y caracterizada en los casos graves por fiebre alta o ictericia y además es la primera de las enfermedades hemorrágicas virales reconocidas en el mundo.
Se cree que la enfermedad apareció en África y desde allí fue llevada a América por los esclavos. Fue descrita por primera vez en el siglo XVII, cuando se produjo un brote en Yucatán (México) después se extendió a Estados Unidos y a otros países incluyendo Panamá.
Mostraremos cuales son los métodos que se han venido desarrollando hasta la actualidad para evitar y/o controlar esta epidemia.
Índice
Objetivos……………………….……………………………….………. Pág. 3
Contenido
- Antecedente…………………………………………………….… Pág. 4
- Epidemia de la Fiebre Amarilla en Panamá………………......Pág. 5
Anexo
- La Obra de Carlos Finlay en relación a la Fiebre Amarilla…Pág. 10
- Fiebre Amarilla Causas Síntomas y Prevención……………..Pág. 12
Objetivos
- Dar un seguimiento histórico del suceso que marco una de las principales causas de muerte durante la construcción del Canal.
- Destacar los errores y aciertos de la época al enfrentar dicha enfermedad.
- Dar a conocer la situación actual de la fiebre amarilla.
- Dar nuestro punto de vista como estudiantes de medicina a la situación que tuvieron que enfrentar tanto autoridades como ciudadanos contra dicha enfermedad.
Contenido
Antecedentes
La fiebre amarilla ha sido causa de epidemias devastadoras en el pasado. Probablemente fue transmitida por primera vez a los humanos por otros primates en África oriental o central. De allí se propagó a África occidental y en los siglos XVI o XVII saltó a América debido al tráfico de esclavos. Como la enfermedad era endémica en África, las poblaciones de ese continente habían desarrollado cierta inmunidad a ella y solo les provocaban síntomas similares a los de la gripe. Por el contrario, cuando la epidemia golpeaba a colonos europeos en África o en América la mayoría moría.
La primera epidemia confirmada de fiebre amarilla en América fue la de 1647 en Barbados. En el Caribe esta enfermedad tuvo consecuencias geopolíticas importantes ya que diezmó muchos ejércitos enviados desde Europa. Así, gran parte del triunfo de la Revolución Haitiana de 1802 se debió a que más de la mitad de las tropas francesas murió a causa de la enfermedad. Se produjeron también epidemias en otras regiones, como Norteamérica —fue famosa la de Filadelfia en 1793 y Europa, por ejemplo Barcelona en 1821. Casi siempre afectaban a zonas urbanas con alta densidad de población, debido al corto radio de acción del mosquito Aedes aegypti.
Epidemia de Fiebre Amarilla en Panamá
La actual zona de la República de Panamá, por su insalubridad en el siglo XVII se llamaba la “la tumba del hombre blanco” y sus fronteras marítimas se llamaban como “Costa de la fiebre “por la muchedumbre de enfermedades que padecían los marineros que recalaban por esas regiones, las cuales eran supuestamente causadas por el miasma que salía de las ciénagas pantanosas. Los conquistadores españoles con el propósito de evitar la larga vuelta por el cabo de Hornos, buscaron intrépidamente vías antiguas en la región de Panamá y finalmente encontraron un camino que utilizaban los nativos americanos para atravesar el istmo.
Desde 1520 hasta 1800 hubo varios intentos para unir los dos mares a través de Panamá, entre ellos están varios intentos del Imperio Español, que por supuesto fracasaron por estar muy por encima de las posibilidades técnicas de la época. Entre 1850 y 1855 se construyó un ferrocarril por los norteamericanos con el propósito de comunicar la costa este de los Estados Unidos con California. Esta vía férrea, un portento de ingeniería, fue una de los mayores tráficos, en cuanto volumen de carga, del mundo en esa época.
El 20 de marzo de 1878 se negoció un tratado con el gobierno colombiano, llamado como Concesión Wyse La obra, como está dicho arriba, fue asumida por la recién creada Compañía Universal del Canal de Panamá, bajo la dirección del conde Fernando de Lesseps, el mismo que en 1869 había unido el mar Mediterráneo con el Mar Rojo y el Océano Indico mediante el Canal de Suez.
En diciembre de 1880 Leeseps, viajo a Panamá con el doble propósito de observar el terreno y desvirtuar la mala fama del insalubre clima panameño y sus evidentes peligros. Cumpliendo su promesa de sacar la primera palada de tierra para el Canal de Panamá, de Lesseps organizó una ceremonia especial el 1 de enero de 1880, en la que su joven hija, Ferdinande de Lesseps, haría los honores al sacar la primera palada de tierra. La ceremonia se realizaría en la desembocadura del Río Grande, que sería la entrada del futuro canal en el Pacífico. Tenía 73 años, vino acompañado de su joven y bella esposa y dos de sus hijas.
Los trabajos de la era francesa, como se dijo antes se iniciaron el 1 de febrero de 1881 y contrario a la creencia popular, la compañía de Lesseps se preocupó desde el principio por el estado general de salud y bienestar de sus empleados, pero, enfocados a la medicina netamente curativa, la cual como se verá más adelante es inútil contra esta terrible enfermedad.
A medida que aumentaba la fuerza laboral se incrementaban las enfermedades. La primera muerte por Fiebre Amarilla entre los casi mil empleados iniciales se dio en junio de 1881, poco después del inicio de la época lluviosa. La segunda fue un joven ingeniero francés que murió el 25 de julio, supuestamente de "fiebre cerebral". A medida que la obra avanzaba, sucesivos e incontrolables brotes de Fiebre Amarilla sembraban la muerte entre obreros y técnicos. Se calcula que de los 186 mil hombres que en total empleó la compañía francesa en las obras (sumados los diferentes periodos), fueron atacados de Fiebre Amarilla 52 mil. De acuerdo con datos de la época, la incidencia de la enfermedad fue tanta que, por momentos llegaron a estar infectados a la vez el 60% del total de los trabajadores, de los cuales muchos morían sin que nadie pudiera explicarse las causas de tan generalizada propagación.
A principios de 1882, la compañía francesa se ve forzada a organizar una red de servicios médicos a todo lo largo de la obra, atendidos por la congregación religiosa Hermanas de San Vicente de Paúl. El primer hospital con 200 camas se estableció en la ciudad atlántica de Colón, en el mes de marzo, a la vez que en el Pacífico se inició la construcción del Hospital Central de Panamá, en el Cerro Ancón, próximo a la ciudad capital, el denominado “L ‘Hopital Notre Dame du Canal”, que constaba con 500 camas, muy bien equipado para la época y con médicos graduados de las mejores universidades. El costo de la obra fue de $5 millones, una suma enorme para la época. Los cuidados de enfermería estaban a cargo de dos docenas de miembros de la comunidad de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl., en la isla de Taboga se otro estableció otro hospital con capacidad para 25 camas e igualmente construyeron dispensarios en diferentes poblaciones situadas en la vía del ferrocarril, para la atención inmediata de los casos de urgencia y su rápido traslado a los grandes hospitales.
Sin pensar que pudiera haber alguna relación entre el mosquito y la transmisión de la Fiebre Amarilla, los médicos franceses y las esforzadas religiosas cometían a diario un sin número de errores que propiciaban el contagio de pacientes no infectados. Por ejemplo, en los jardines del hospital se cultivaban diversas variedades de vegetales y flores. Para protegerlos de las hormigas se construyeron canales de agua alrededor de las plantas. Dentro de los propios hospitales, se colocaban palanganas con agua bajo las patas de las camas para mantener alejados a los insectos. Ambos métodos resultaban ser excelentes criaderos para los mosquitos Aedes Aegipty, transmisor de la Fiebre.
Finalmente, y tras haber hecho todos los arreglos para la excavación, Couvreux y Hersent decidieron retirarse del proyecto, y el 31 de diciembre de 1882 escribieron a de Lesseps pidiendo la cancelación de su contrato. La confusión reinó por un tiempo, hasta el nombramiento de Jules Dingler como el nuevo Director General. A pesar de la amenaza de la fiebre amarilla, Dingler, ingeniero de habilidades, reputación y experiencia sobresalientes, llegó a Colón el 1 de marzo de 1883, acompañado por su familia y Charles de Lesseps. Pero justo cuando parecía que las cosas iban bien, la tragedia llegó a la familia Dingler. Su hija, Louise, murió de fiebre amarilla en 1884. Un mes más tarde, el hijo de Dingler de 20 años, Jules, murió de la misma enfermedad. Como si no hubiera sido suficiente, el prometido de su hija, quien había llegado de Francia con la familia, contrajo la enfermedad y también murió. La enfermedad se cebó sobre obreros y directivos del canal, lo cual contribuyo en mucho a los trastornos en la construcción del mismo. Claro, que a esta gran mortalidad contribuía de la más inocente manera, el hecho de mantener recipientes con agua por todas partes y horribles condiciones sanitarias con maleza muy cerca de las casas y lugares de trabajo. Los empleados, por otra parte, a pesar de que los hospitales eran impecables, rehusaban la hospitalización debido al temor generalizado de fallecer, por otras causas diferentes a su patología de ingreso. De tal forma que la gran mayoría de los fallecimientos ocurrían fuera del ambiente hospitalario, no eran informados, de manera que por cada muerto, se estimaba que había un mínimo de dos no reportados.
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