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La Verdad


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  2.881 Palabras (12 Páginas)  •  282 Visitas

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TERCERA

En la conferencia anterior hice referencia a dos formas o tipos de

reglamento judicial, de litigio, querella o disputa que están presentes

en la civilización griega. La primera de estas formas, bastante arcaica,

se encuentra en Homero y presenta dos guerreros que se enfrentan

para saber quién estaba equivocado y quién no, quién había violado el

derecho del otro. Para resolver esta cuestión se recurría a una disputa

reglamentada, un desafío entre los dos guerreros. Uno de ellos lanzaba

el siguiente desarrollo al otro: «¿Eres capaz de jurar ante los dioses que

no hiciste lo que yo afirmo que hiciste?» En este procedimiento no hay

juez, ni sentencia, ni verdad, y tampoco indagación o testimonio que

permita saber quién dice la verdad. Por el contrario, la lucha, el desafío,

el riesgo que cada uno de los contendientes va a correr, habrá de

decidir no sólo quién dice la verdad, sino también quién tiene razón.

La segunda forma que mencionamos es la que aparece en Edipo

Rey. Para resolver un problema que en cierto sentido también es una

disputa, un litigio criminal —quién mató al rey Layo— aparece un

personaje nuevo en relación con el viejo procedimiento homérico: el

pastor. Oculto en su cabaña, a pesar de ser un hombre sin importancia,

un esclavo, el pastor vio y, porque tiene en sus manos ese pequeño

fragmen-[64]to de recuerdo, porque traza en su discurso el testimonio

de lo que vio, puede contestar y vencer el orgullo del rey o la presunción

del tirano. El testigo, el humilde testigo puede por sí solo, por

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medio del juego de la verdad que vio y enuncia, derrotar a los más

poderosos. Edipo Rey es una especie de resumen de la historia del

derecho griego. Muchas obras de Sófocles, como por ejemplo Antígona

y Electra, son una suerte de ritualizaciones teatrales de la historia del

derecho. Esta dramatización de la historia del derecho griego compendia

una de las grandes conquistas de la democracia ateniense: la

historia del proceso a través del cual el pueblo se apoderó del derecho

de juzgar, de decir la verdad, de oponer la verdad a sus propios señores,

de juzgar a quienes lo gobernaban.

Esta gran conquista de la democracia griega, el derecho de dar

testimonio, de oponer la verdad al poder, se logró al cabo de un largo

proceso nacido e instaurado definitivamente en Atenas durante el siglo

V. Este derecho de oponer una verdad sin poder a un poder sin verdad

dio lugar a una serie de grandes formas culturales que son características

de la sociedad griega. En primer lugar, la elaboración de lo que

podríamos llamar formas racionales de la prueba y la demostración:

cómo producir la verdad, en qué condiciones, qué formas han de

observarse y qué reglas han de aplicarse. Estas formas son la filosofía,

los sistemas racionales, los sistemas científicos. En segundo lugar, y en

relación con estas formas que hemos mencionado, se desarrolla un arte

de persuadir, de convencer a las personas sobre la verdad de lo que se

dice, de obtener la victoria para la verdad o, aún más, por la verdad.

Nos referimos a la retórica griega. En tercer lugar, está el desarrollo de

un nuevo tipo de conocimiento: conocimiento por testimonio, recuerdos

o indagación. Es éste un saber que, historiadores como Herodoto

poco antes de Sófocles, naturalistas, botánicos, geógrafos y viajeros

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grie-[65]gos habrán de desarrollar y que Aristóteles totalizará y convertirá

en un saber enciclopédico.

En consecuencia, en Grecia se produjo una especie de gran revolución

que al cabo de una serie de luchas y cuestionamientos políticos

dio como resultado, la elaboración de una determinada forma de

descubrimiento judicial, jurídico, de la verdad, el cual constituye la

matriz, el modelo o punto de partida para una serie de otros saberes

—filosóficos, retóricos y empíricos— que pudieron desarrollarse y que

caracterizan al pensamiento griego.

Curiosamente la historia del nacimiento de la indagación permaneció

olvidada y se perdió, siendo retomada bajo otra forma varios

siglos después, en la Edad Media.

En el Medioevo europeo se asiste a una especie de segundo nacimiento

de la indagación, más oscuro y lento, aunque mucho más

efectivo que el primero. El método griego de indagación se había

estancado y no conseguía fundar un conocimiento racional capaz de

desarrollarse indefinidamente. En compensación, la indagación que

nace en la Edad Media tendrá dimensiones extraordinarias, su destino

será prácticamente coextensivo al destino mismo de la cultura llamada

europea u occidental.

El antiguo Derecho Germánico, que reglamentaba los litigios

planteados entre individuos en las sociedades germánicas en el período

en que éstas entran en contacto con el Imperio Romano, se asemejaba

en muchos sentidos a las formas del Derecho Griego Arcaico. En el

Derecho Germánico no existía el sistema de interrogatorio puesto que

los litigios entre los individuos se regían por el juego de la prueba.

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Desde un punto de vista esquemático podemos caracterizar el antiguo

Derecho Germánico de la época en que Tácito comienza a analizar

a esta curiosa civilización que se extiende hasta las puertas del

Imperio, [66] del siguiente modo: en primer lugar no hay acción

pública, es decir, no hay nadie que representando a la sociedad, a un

grupo, al poder, o a quien lo detente tenga a su cargo acusaciones

contra los individuos. Para que hubiese un proceso penal era necesario

que hubiese habido daño, que al menos alguien afirmase haber sufrido

daño o se presentase como víctima y que esta presunta víctima designase

su adversario. La víctima podía ser la persona directamente

ofendida o alguien que, perteneciendo a su familia, asumiese la causa

del pariente. La acción penal se caracterizaba siempre por ser una

especie de duelo u oposición entre individuos, familias, o grupos. No

había intervención alguna de ningún representante de la autoridad, se

trataba de una reclamación de un individuo a otro que se desarrollaba

con la sola intervención de estos dos personajes: el que se defiende y el

que acusa. Conocemos sólo

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