La expansiòn italiana a Abisinia
Enviado por Guillermo Sebastian Ticona perales • 13 de Marzo de 2020 • Ensayo • 2.563 Palabras (11 Páginas) • 318 Visitas
La expansión italiana a Abisinia Guillermo Sebastián Ticona Perales[pic 1]
Este pequeño ensayo constituye parte de la investigación acerca del caso Número 2, que trata acerca de la Expansión alemana e italiana en los años 1933 – 1940. La consigna a tratar, entonces es “Expansión italiana: Abisinia (1935–1936)”. Como punto inicial, es de suma relevancia conocer la evolución de la corriente ideológica del fascismo, y además su trascendencia para la llegada al poder. Por otro lado, también se considerará cual fue la posición de Italia Fascista frente a La Crisis de 1929, lógicamente para solventar dicha crisis mundial, en ese sentido, cuáles fueron las políticas y las medidas que adoptó Italia para resolver los problemas sociales internos con respecto a el incremento demográfico, que con ello trae la carencia de trabajo. En tal sentido, se considera que, la expansión se ejecutó como reacción a la crisis económica-social larga que tuvo que soportar Italia.
Después de la primera guerra mundial, el fascismo tomo un papel fundamental, puesto que surgió como una implicancia de la grave crisis del capitalismo italiano. “Entre octubre de 1922 y enero de 1925, el fascismo cohabitó con el sistema parlamentario” (Sgrazzutti, 1998, pág. 273). Por otro lado, estuvieron presentes algunas limitaciones dirigida a los partidos opositores, una de ellas es la Ley de Acervo[1], propuesta lógicamente por Benito Mussolini, para afianzar al partido fascista una sólida mayoría parlamentaria.
La milicia italiana fue de suma relevancia para el fascismo, puesto que, esto definió su ascenso al poder. En relación con el ascenso del fascismo (Gatti, 1997, pág. 66) afirma que, “el ascenso del fascismo fue posible, porque el ejército estaba espiritualmente con el fascismo”, al respecto, (Stefano, 2014, pág. 203) piensa que existía “una fuerte benevolencia de las jerarquías militares hacia aquellas ideas de renovación propuestas por los partidarios de Mussolini”. Esto quiere decir, que el apoyo militar al partido fascista fue fundamental para su trascendencia en Italia. Por otro lado, la participación de las milicias fue recompensada por Mussolini, puesto que muchos se transformaron “en la gran mayoría de los oficiales subalternos y superiores” (Stefano, 2014, pág. 203), además, en simpatía activa y en cooperación con el Duce “proclamaron la necesidad de romper todo el viejo y maléfico edificio político, para crear uno nuevo, vivaz y benéfico” (Stefano, 2014, pág. 204).
La violencia también se desenvolvió en el plano individual, el Duce sufrió una serie de atentados, por otro lado, el socialista Matteotti fue asesinado[2]. Por esta razón, todos los opositores y socialistas dejaron “el Parlamento y se organizó en las afueras de Roma (Aventino), como forma de protesta. […]. Se buscó provocar la caída del fascismo presionando a la opinión pública y a la monarquía” (Sgrazzutti, 1998, pág. 274). Esto lógicamente inspiró a Mussolini a tratar de solventar la crisis; así el 3 de enero de 1925 el Duce realizó un discurso truculento ante el Parlamento, y desde entonces se considera como el comienzo de la dictadura fascista.
En el año 1927 se creó la política laboral «La carta del Lavoro», el objetivo principal era la evolución de la economía italiana, solucionando los problemas sociales. Además,” por medio de la misma se reconocieron derechos y deberes de los trabajadores y de los «dadores de trabajo»” (Sgrazzutti, 1998), esto quiere decir, que ambos lados debían colaborar en el proceso de mejoramiento económico.
Italia no se encontraba en buen estado y sufría debilidades, una de ellas es el proceso inflacionario de la Lira, por otro lado, estaba presente la escasez de la producción de trigo y la necesidad de importar cereal. Por esta razón, Mussolini propuso posibles soluciones, una de ellas es «Quota Novanta», esta última buscaba revaluar la Lira y “llegar a una paridad de 90 liras por una libra” (Sgrazzutti, 1998, pág. 275). Para llevarlo a cabo, lógicamente tenía que haber una reducción de precios y pensiones para tratar de amortiguar la inflación. Empero, esto trajo consecuencias. Al respecto, Carocci (citado por Sgrazzutti, 1998) sostiene que esto «Favoreció las grandes industrias, a las exportaciones y a la agricultura [...] A partir de 1928, la influencia de la deflación se hizo sentir más en las industrias medianas y pequeñas, así como en la agricultura», a esto lo respalda la afirmación de Tannembaum (citado por Carocci, 1961) puesto que «los motivos de Mussolini eran más políticos que económicos y “Quería que Italia tuviera una moneda estable y fuerte y quería demostrar que podía crear dicha moneda” y que “Mussolini permaneció firme la cuestión de la Quota Novanta con el fin de demostrar su poder como Duce y el poder del Estado sobre la comunidad empresarial”». Entonces, la revaluación favoreció al estado italiano, por ende, se considera como una solución “temporal”, sin embargo, esto no quita las buenas implicancias que repercutió en la sociedad traída por la «Quota Novanta».
Otra de las soluciones llevadas a cabo por el Duce, fue la «Batalla del Trigo», cuyo objetivo es (…)
Ambas propuestas impactaron al ámbito laboral. La actividad laboral casi neutra empeoró la situación demográfica. Y por esta razón se toma medidas para tratar de amortiguar este problema. Una de ellas es «Bonifica Integrale»[3], este programa trataba acerca de un proceso de mejoramiento de las tierras a través de la desecación de los pantanos y marismas, la irrigación y la repoblación forestal. «Si bien antes ya se habían desarrollado programas de esta naturaleza, el rasgo nuevo que caracterizó a éste fue la cooperación pública y privada por medio de consorcios privados» (Sgrazzutti, 1998, pág. 277). Así este programa de saneamiento y obras públicas reinsertaron a algunas personas en el mundo laboral. Según afirma Baravelli (citado por Sgrazzutti, 1998, pág. 277) «La política de obras públicas [...] está vinculada a la política demográfica fascista, orientada [...] a reducir las corrientes migratorias […] persigue la mejora y la regeneración social de todo el país».
Alrededor del año 1928 las políticas y medidas dieron resultados esperados, Italia comenzaba a estabilizarse económicamente. Los objetivos generales según Mussolini «Riscattare la terra, e con la terra gli uomini, e con gli uomini la razza».
Italia comenzaba a desenvolverse, sin embargo, en el año de 1929 se dio la Crisis Económica. Se produjo una fuerte caída de las exportaciones, especialmente a las empresas ligadas a un comercio mundial. Como se sabe, también todo el sistema bancario y financiero se vio altamente perjudicado. Según afirma D’Auria (citado por Sgrazzutti, 1998, pág. 278) «La contracción de la producción, tanto industrial como agrícola, es seguida por un creciente desempleo que afecta a todos los sectores sin distinción, pero con mayor dureza a las pequeñas y medianas industrias que, debido a sus características particulares, estaban más expuestas». Por lo tanto, todo progreso alcanzado por el Duce respecto a la sociedad italiana fue en vano, puesto que, es evidente de nuevo el desempleo y la contracción de industrias.
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