La idiosincrasia

Representar la idiosincrasia de un país siempre resulta ser relativo, sobre todo si nos basamos en el testimonio de unos pocos, cuyos relatos pueden depender de la experiencia vivida en el país de cada uno, el contexto, el trance emocional con el que se viajó y muchos otros factores que hacen que la recreación de un pueblo o una nación sean de carácter subjetivo.

Sin embargo las cosas subjetivas, dejan de serlo en el minuto en que comienzan a surgir coincidencias entre los testimonios, y es aquí donde quiero dar el enfoque a mi ensayo. Si uno le pregunta a un extranjero que estuvo en Chile, qué le pareció la sociedad de este país, ellos van a coincidir en los siguientes términos: “Warming” and “Wellcoming”, que son expresiones que los estadounidenses usan para referirse a nosotros, cuyo significado es: acogedores y cálidos. Ya que somos un pueblo interesado por las costumbres de otros países, somos de besos y abrazos, y nos preocupamos de ser hospitalarios con el forastero. Y todas esas reacciones son fruto o consecuencia de lo solidario que somos como pueblo.

Pero no son sólo elogios, dentro de las coincidencias, también encontramos referencias, que apelan a que somos un país ineficiente, subdesarrollado, poco civilizado, etc… Y no podemos desentendernos de eso, ya que es parte de nuestra cultura ser “primitivos” en muchos aspectos y somos de hacer las cosas de la manera más difícil, en vez de tomarnos el tiempo para pensar en soluciones más prácticas.

Por lo tanto, unas de los fuertes motivos por lo cual decidí realizar mi ensayo en base al texto “Diario de mi residencia en Chile” de María Graham, fue que este libro expresa abiertamente que Chile es un país solidario y primitivo. Pero no fueron los únicos motivos por el cual lo elegí, sino también por el hecho de que la autora, relata la historia desde una perspectiva muy cercana, que se involucra directamente con los chilenos y logra transmitir una sensación de que ella va escribiendo al mismo instante en que va viviendo las distintas experiencias, ya que enumera una cantidad de detalles que no son fáciles de recordar. Sin embargo, a pesar de que manifiesta su admiración por chile y su cultura, es capaz de describir detalles sin necesidad de acudir a hipérboles como en la mayoría de los otros relatos leídos durante el semestre.

Su admiración por Chile nace cuando ella aprecia lo hermoso que es el país y también cuando se interesa por conocer a las personas, desde que las observa y desde que decide entrar a sus humildes casa a ver cómo viven, qué hacen, etc… Ahí logra captar lo acogedores y solidarios que somos con el extranjero:

“La vieja que parecía hacer de directora me contempló con gravedad, y en seguida tomó mi trabajo y me enseñó a hacerlo de nuevo y a trabajar con esmero en darle forma…” (Pág. 185)

“La natural bondad y sencillez de la gente de Chile, la preserva de los vicios, y por lo menos en las mujeres, y de la desvergüenza que habría exhibido en Europa, una familia semejante a la que yo vi aquí.” (Pág. 186)

Y por el otro lado, existen las críticas que hace ella a nuestra sociedad, y de lo mucho que nos falta para estar a la altura de países que lideran en el ámbito del desarrollo. También, en muchas ocasiones nos trata de ineficientes y hasta de flojos, como en el caso de nuestras carencias en la distribución del agua, la mala cosecha de la fruta, el pésimo servicio en pescadería y de manufactura:

“… No concibo que en parte alguna del mundo se practique

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