Las Autoviudas En México A Principios Del Siglo XX.

Investigación Documental “Las autoviudas de los años veinte”

Contexto histórico

La reconstrucción del núcleo familiar en el México posrevolucionario

La Revolución Mexicana impacto directamente la integración y la estabilidad familiar de todo el país, y de toda su pirámide social. Desde quienes emigraron, y en su exilio vivían de sus rentas, hasta los que se quedaron y vivieron la destrucción de sus propiedades o el cierre de sus fuentes de ingreso. (Fenómenos descritos en el texto de Mariano Azuela “Las tribulaciones de una familia decente” y reflejados en historias de desterrados políticos como Martin Luis Guzmán y José Vasconcelos.)

El núcleo de la clase media, aristócrata y burguesa estaba deprimida. Sin embargo, también surgió una nueva clase media donde la mujer tomaba una parte activa como fuente de ingresos de la familia a pesar de la hostilidad del medio y el machismo.

La primera participación de la mujer mexicana en la vida política se registra en 1916 (Mérida, Yucatán) en el Primer Congreso Feminista con 617 asistentes, en su mayoría mujeres de clase media, maestras, empleadas de oficina y amas de casa. Ahí expresaron sus puntos de vista sobre la función de la escuela, la importancia de la educación laica, la necesidad de instrucción sexual y la participación política de la mujer.

Así, los años 20 fueron para las mujeres mexicanas la primera oportunidad de participar como candidatas a puestos públicos a través de los cuales tuvieron acceso a puestos de elección popular por ejemplo el de postularse a candidatas a legislaturas (1919-1923, Beatriz Peniche, Raquel Ozib y Guadalupe Lara, Mérida, Yucatán) resultado de esto, fue la obtención de un curul (escaño). A finales de los años veinte, el sufragio femenino pasó a formar parte de la agenda política de los partidos políticos. El Partido Nacional Revolucionario (PNR) en su declaración de principios de 1929 incluyó la necesidad de estimular el acceso de la mujer mexicana a las actividades de la vida cívica. Por su parte el Partido Nacional Anti reeleccionista incluyó en su plataforma política el sufragio femenino, sin embargo no era suficiente y las mujeres deseaban ejercer una participación más activa en la toma de decisiones en todos niveles.

A pesar de que el gobierno empezó de manera muy somera a permitir la participación de las mujeres en los procesos electorales, en el gobierno aún se relegaba a la mujer, y ejemplo de ello es una de las decisiones presidenciales de la época, en que a comienzos de su mandato, el presidente Calles, despidió a las secretarias que trabajaban en Palacio Nacional por el hecho de ser mujeres. Solo su secretaria particular, Soledad González, mantuvo el empleo. Otro ejemplo, fue cuando el general Obregón paró en seco la iniciativa de su mujer María Tapia, de levantar un árbol de navidad monumental el primer año de su gobierno. Este tipo de medidas, no solo atentaban directamente la inclusión de la mujer en la vida laboral y su participación en la vida pública, sino también propiciaban una gran antipatía hacia el sector femenino en varios sectores de la burocracia.

En un intento de reintegrar a la familia mexicana, el estado con ayuda de los medios de comunicación, reinstauró dos valores dentro de la familia: la madre y el sentido del honor. Esta visión colonialista fue apoyada por la iglesia y varios sectores conservadores, en respuesta a la reciente incorporación de la mujer a la vida pública, a la militancia de las feministas y al socialismo. Asimismo, la notable ausencia de la figura paterna en la familia posrevolucionaria, provocó un mayor aglutinamiento alrededor de la madre, y una revaloración del sentido del honor en las normas morales.

1.2 El 10 de Mayo y la figura materna

La ola de la modernidad conducida principalmente por el cinematógrafo, proyectó al pueblo mexicano entre otras cosas; vestidos cortos, maquillaje, la liberación de la mujer, medidas más radicales como el control natal y el disfrute de la sexualidad por la mujer.

Grupos conservadores como

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