Las Campañas Electorales En México
Enviado por newlevyng • 7 de Diciembre de 2013 • 1.758 Palabras (8 Páginas) • 360 Visitas
Última modificación 12-07-2006
Las primeras giras electorales fueron realizadas por Francisco I. Madero en 1910, las cuales se interrumpieron por su
encarcelamiento. Derrocado el gobierno de Díaz, Madero reanudó sus giras en 1911 para ganar en las urnas lo que ya
había ganado con las armas. En 1917 Carranza fue presidente de la República mediante el voto, pero como era el
Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, apenas si puede decirse que hizo campaña. Fue Obregón quien en 1920
inauguró la etapa de las campañas electorales, pero tuvo que interrumpir la suya para no ser aprehendido bajo la
acusación de rebelión que le lanzó Carranza para tratar de imponer a su candidato Bonilla. A partir de entonces, hacer
campañas ha sido práctica de todos los candidatos a puestos de elección popular.
Antes de la fundación del Partido Nacional Revolucionario PNR, las campañas electorales independientes al grupo
gobernante culminaron con el asesinato, el fusilamiento o el destierro de los candidatos presidenciales, y con heridos y
muertos en las urnas. Fue por medio de este partido que se encontró la manera de asignar los puestos políticos de
manera pacífica, aunque conforme a una democracia “sui géneris” dirigida por el presidente de la
República. Tras la experiencia de la dictadura de Díaz que durante más de treinta años realizó periódicamente
elecciones, el grupo gobernante veía con desdén la “democracia electoral”, a la que consideraba mera
forma si no existían bases económicas, sociales y culturales que hicieran posible la libre y verdadera expresión del voto
ciudadano; creía que la Constitución tenía un carácter programático, es decir, de aspiración para el futuro que se estaba
construyendo y que la verdadera democracia, basada en el mejoramiento constante del pueblo, vendría como resultado
de la transformación del país; temía el regreso de la reacción al poder si hacían elecciones completamente libres porque
curas y demagogos de derecha podrían ilusionar al pueblo pobre, ignorante y desinformado; pensaba que la legitimidad
de su partido prácticamente único, se hallaba en su origen revolucionario y en los fines de desarrollo popular,
nacionalista e independiente que perseguía e iba logrando; asimismo, justificaba la represión selectiva o la derrota por
cualquier medio de los opositores como una manera de evitar perjuicios mayores a los intereses nacionales. Así, se
conformó un partido basado en una organización corporativa, en el virtual monopolio de los medios masivos y en políticas
gubernamentales sociales que beneficiaban a las grandes masas, algunas de las cuales fueron degenerando en
populistas y clientelares.
La lucha por el poder se daba antes de la designación de candidatos y una vez descubierto el "tapado" (la persona
favorecida con la candidatura), el partido movilizaba, pasivamente, grandes masas del electorado hacia las urnas para
que refrendaran con su voto la decisión tomada en la cúpula; además, los comicios se manejaban desde el gobierno
con el apoyo de una burocracia politizada. La centralización del poder determinaba que las campañas relevantes fueran
por los puestos ejecutivos, particularmente las gubernaturas y la presidencia de la República, dotadas con mayor
capacidad para distribuir beneficios concretos a grupos e individuos particulares de la población.
Las campañas desempeñaban diversas funciones políticas: difundían la buena imagen de candidatos designados
cupularmente; recogían selectivamente las demandas populares y de las élites locales; permitían a los candidatos
conocer la problemática de la división electoral respectiva, relacionarse con los poderes reales de la misma y reclutar
posibles colaboradores; y fomentaban el culto cívico nacional y regional como una forma de legitimar al gobierno
establecido; en suma, trataban de lograr la aceptación y el apoyo popular para que los candidatos pudieran gobernar,
más que el objetivo concreto de ganar el voto de los electores, de modo que la emisión del sufragio durante la jornada
electoral, se convertía en simple trámite cuyo resultado era completamente previsible.
Las campañas se diseñaban fundamentalmente con criterios geográficos y simbólicos, por lo que no era excepcional la
visita de los candidatos a poblados relevantes por su pasado histórico o muy apartados, aunque fuera mínimo su
rendimiento electoral, pero que expresaban el ejemplo a seguir o el propósito de atender a los más marginados.
Las estrategias implícitas eran la comunicación interpersonal de mensajes abstractos patrióticos, de redención, de unidad y
de bienestar popular, con los cuales difícilmente se podría estar en desacuerdo. Desde esta perspectiva, se percibía al
electorado diferenciado en campesinos, obreros y clases medias; asimismo se daba cierta consideración especial a la
juventud y a la mujer. Los mítines, las reuniones, los desayunos, las comidas, las visitas domiciliarias, los saludos al
paso, las bardas, los pasacalles, los carteles, etcétera, eran los medios principales de hacer campaña. La radio con
cierta frecuencia y escasamente la televisión eran medios complementarios.
La gente acudía a los candidatos con la esperanza de resolver problemas particulares y recibía con entusiasmo sus
ofrecimientos. Ocasionalmente los cuestionaba, pero sólo para cerciorarse de “que ahora sí” las promesas
se cumplirían. El tono festivo y optimista de los actos de campaña daba gran atractivo a la presencia de los candidatos,
pues la gente recibía promesas, diversión y propaganda utilitaria, además de que podía participar en espectáculos
musicales, rifas, comelitones, ferias, verbenas y hasta carreras parejeras, según la región, los recursos disponibles y la
imaginación de los organizadores.
Así, la mayoría de las campañas electorales del partido en el gobierno eran ritualistas hasta antes de 1988. Sin
embargo, periódicamente, surgía con fuerza la oposición por el desprendimiento de facciones
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