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Las Normales Rurales Mexicanas


Enviado por   •  20 de Junio de 2013  •  1.116 Palabras (5 Páginas)  •  287 Visitas

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Más allá de ser “nidos de comunistas, semilleros de revoltosos o kínderes de bolcheviques”, como despectivamente fueron y son llamadas, las normales rurales surgen como una respuesta a las necesidades educativas de las clases más marginadas del México posrevolucionario: campesinos y obreros.

Al fusionarse las Normales Regionales con las Escuelas Centrales Agrícolas se dió inicio a este proyecto educativo que tenía como finalidad no sólo retomar el objetivo de las Misiones culturales, la alfabetización, sino también de contribuir al desarrollo integral del campo preocupándose por la pobreza a la que estaban condenados sus habitantes.

El normalista rural debía ser, pues, más que un maestro un misionero con vocación de apoyo, un amigo del pueblo que convirtiera la educación en la herramienta fundamental para que el campesino y el proletario entendieran la realidad social y su posibilidad de transformación.

El derecho a la educación fue uno de los más grandes logros conquistados por los Revolución, se volvió inminente el hecho de que se tenía que educar a la población en la necesidad de forjar patria.

La justicia social se volvió entonces vital para el sistema educativo, el desarrollo educativo estaba íntimamente ligado al desarrollo comunitario y a crear conciencia sobre la lucha de clases.

Era importante que la educación estuviera vinculada al contexto rural lo que la convertía en agrícola, sin embargo tenía ciertos rasgos positivistas. Otra característica importante era que retomaba el mestizaje cultural y el indigenismo.

Más que formar parte de una comunidad estudiantil, los normalistas formaban una familia, pues el hecho de que estas escuelas funcionaran como internado contribuía en gran parte a ello.

Aparte de la formación profesional que recibían, se les preparaba para hacer frentes a las precarias condiciones que pudieran enfrentar cuando ejercieran su labor en las comunidades más marginadas.

Aprendían carpintería, soldadura, agricultura, cuidado de animales entre otras actividades. En los mismos normalistas recaía la responsabilidad de organizarse para cumplir con las obligaciones diarias: alimentación, aseo y mantenimiento de las instalaciones, lo que convertía a la escuela en una pequeña comunidad autosustentable.

De esta manera, desarrollaban en el alumnado la vocación de ayuda y apoyo así como el interés por el trabajo colectivo, que tanta falta hacia en el medio rural mexicano.

Es esta necesidad de justicia social lo que hace que las normales rurales sean el destino de cientos y cientos de hijos de campesinos y obreros pobres, que a falta de poder costear una educación ven en estas instituciones la manera, no sólo de salir de su miseria e ignorancia, sino de contribuir al desarrollo de nuestra nación llevando ese conocimiento a las comunidades más alejadas.

El ingreso a la normal rural suponía un despertar de conciencias que contrastaba enormemente con la mentalidad que llevaban los alumnos al ingresar: campesinos acostumbrados a trabajos esclavizantes en los que el patrón era el único beneficiado de que ellos trabajaran las tierras, minas u obrajes, aprendían que había algo más allá del “porque así debe ser”.

Quizás por provenir de condiciones bastante precarias y por las grandes dificultades que tenían que pasar para obtener una mejor vida, los normalistas rurales eran y son, rebeldes a la par que sensibles ante las problemáticas sociales.

Y justamente en la medida en que éstas problemáticas sociales iban evolucionando y complicándose, también se transformo el la formación social impartida en las normales: ya no se trataba sólo de la protesta y la rebeldía

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