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Enviado por   •  26 de Abril de 2015  •  2.690 Palabras (11 Páginas)  •  443 Visitas

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RECURSO DIDÁCTICO

Lectura. El significado de la vida

Alfred Adler, El sentido de la vida,

Edit. Colección Austral

Los seres humanos viven en el terreno de los significados. No conocemos circunstancias puras; siempre conocemos las circunstancias en el significado que tienen para los hombres. Incluso en sus orígenes, nuestra experiencia se halla limitada por nuestros objetivos humanos. Si un hombre tratase de escapar a los significados y se consagrase exclusivamente a las circunstancias, sería muy desgraciado; se aislaría de los demás: sus acciones carecerían de utilidad tanto para él como para cualquier otro; en una palabra, serían insignificantes. Pero ningún ser humano puede escapar a los significados. experimentamos siempre la realidad a través del significado que le damos; no en sí misma, sino como algo interpretado. Por eso será natural suponer que ese significado está siempre más o menos inacabado, incompleto e incluso que nunca es enteramente cierto. El terreno de los significados es el terreno de los errores.

Si preguntamos a un hombre ¿Cuál es el significado se la vida? Quizá será incapaz de responder. Porque la mayoría de la gente no se plantea la pregunta ni trata de hallarle una respuesta. Es cierto que la pregunta es tan antigua como la historia humana y que en nuestra propia época los jóvenes y también quienes ya no lo son, a menudo se interrogan de pronto: Pero ¿para qué sirve la vida? ¿qué significa la vida?. Podemos afirmar, sin embargo, que solamente se hacen estas preguntas cuando han sufrido una derrota. Mientras que todo va bien, mientras que no surgen ante ellos pruebas difíciles, jamás formularán esas interrogantes. Es en sus acciones donde inevitablemente cada hombre expresa la pregunta y se la responde. Si cerramos nuestros oídos a sus palabras y observamos sus acciones, descubriremos que posee su propio e individual-significado de la vida- y que todas sus posturas, actitudes, movimientos, expresiones, maneras, ambiciones, hábitos y rasgos de carácter se hallan conformes con este significado. Se comporta como si se basara en una determinada interpretación de la vida. En todas sus acciones existe una determinada consideración del mundo y de sí mismo; un veredicto: - yo soy de este modo y el universo es así-; un significado otorgado a sí mismo y un significado otorgado a la vida.

Existen tantos significados dados a la vida como seres humanos hay, y, como ya hemos indicado, quizá cada significado supone algo más o menos de error. Nadie posee el significado absoluto de la vida, y podemos afirmar que cualquier significado que resulte útil por completo no puede ser estimado absolutamente erróneo. Todos los significados son variedades entre estos dos límites. Entre tales variedades, sin embargo, podemos distinguir unas que responden mejor y otras que responden peor; unas en las que el error es pequeño y otras en las que es grande. Podemos descubrir lo que tienen en común los mejores significados y lo que falta a los peores. De esta forma podemos lograr –un significado de la vida- científico, una medida común de los significados verdaderos, un significado que nos permita enfrentarnos con la realidad en cuanto ésta concierne a la humanidad. Una vez más debemos recordar que –verdadero- significa verdadero para la humanidad, verdadero para los propósitos y objetivos de los seres humanos. No hay más verdad que ésta, y si existiese otra , no nos atañería; nunca la conoceríamos carecería de significado.

Cada ser humano posee tres vínculos principales, y son estos vínculos los que hemos de tener n cuenta. Son los que integran para él la realidad. Todos los problemas con los que se enfrenta se hallan en la dirección de estos vínculos. Tiene que responder siempre a estos problemas porque siempre le están interrogando, y las respuestas nos mostrarán su concepto individual del significado de la vida.

El primero de estos vínculos es el hecho de que estemos viviendo en la corteza de este pobre planeta, la Tierra, y no en ninguna otra parte. Tenemos que desenvolvernos bajo las restricciones y con las posibilidades que nuestro lugar de habitación nos impone. Tenemos que desarrollarnos tanto física como mentalmente para poder continuar nuestras vidas personales en la Tierra y contribuir a asegurar la continuidad futura de la humanidad. Éste es un problema que exige a cada hombre una respuesta y al que no puede escapar individuo alguno. Sea lo que fuere que hagamos, nuestras acciones son nuestra propia respuesta a la situación de la vida humana: revelan lo que consideramos necesario, y conveniente y posible y deseable. Cada respuesta debe estar condicionada por el hecho de que pertenecemos a la humanidad y de que los hombres son seres que habitan la Tierra. Si tenemos ahora en cuenta la debilidad del cuerpo humano y la inseguridad en la que nos hallamos, podemos advertir que por nuestras propias vidas y por el bienestar de la humanidad debemos esforzarnos para que nuestras respuestas sean sagaces y coherentes. Sucede igual que cuando nos hallamos ante un problema de matemáticas: hemos de trabajar por hallar una solución. No podemos operar de forma fortuita o mediante suposiciones; hemos de trabajar consecuentemente, empleando todos los medios a nuestra disposición. No encontraremos una respuesta absolutamente perfecta, una respuesta establecida de una vez por todas, pero sin embargo debemos emplear toda nuestra capacidad para encontrar una respuesta aproximada. Hemos de luchar siempre para hallar una respuesta mejor, y la respuesta debe ser siempre directamente aplicable al hecho de que estamos vinculados a la corteza de este pobre planeta, la Tierra, con todas las ventajas y desventajas que nuestra posición supone.

El segundo vínculo. No somos los únicos miembros del género humano. Hay otros en torno de nosotros y vivimos asociados a ellos. La debilidad y las limitaciones del ser individual humano hacen imposible para éste el logro de sus propios objetivos aisladamente. Si viviese solo y tratase de enfrentarse por sí mismo con sus problemas, perecería. No sería capaz de continuar la vida de la humanidad. Está siempre vinculado a otros hombres; y se halla vinculado precisamente por su propia debilidad, por sus insuficiencias y limitaciones. El paso más importante para su propio bienestar y para el bienestar de la humanidad es la asociación. Por eso cada respuesta a los problemas de la vida debe tener en cuenta este vínculo; debe ser una respuesta a la luz del hecho de que estamos viviendo en asociación y de que pereceríamos si estuviéramos solos. Si hemos de sobrevivir, incluso nuestras emociones deben hallarse armonizadas con el mayor de los problemas, de los objetivos y de los fines: continuar nuestra vida personal y continuar la vida de la humanidad en este planeta que habitamos, en cooperación

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