Los Maestros
Enviado por chanachanita • 24 de Junio de 2012 • 1.228 Palabras (5 Páginas) • 473 Visitas
LOS MAESTROS
Cuando explicaban su propia labor a las autoridades, o insistían en la importancia del magisterio, usaban una terminología elevada e idealizada. Afirmaban que la educación primaria dependía “la felicidad o ruina de la Republica”. “vosotros sois los legisladores, los jueces y los gobernantes del inmenso y precioso pueblo de los niños”-
En cambio cuando describían sus sufrimientos y carencias diarias, hablaban con más realismo, en un tono que oscilaba entre el lamento y la reclamación.
Los maestros se quejaban de falta de un ingreso adecuado, de falta de reconocimiento por el Estado, y de la falta de respeto de parte de los niños y sus padres.
Estas tres quejas fueron constantes en el periodo de cincuenta años entre 1786 y 1836.
Las dificultades en el pago de la renta, del alimento de sus familias y el cuidado de su salud eran parte de la vida diaria de la mayoría de los preceptores. El Ayuntamiento colonial ataco dura y sarcásticamente a los maestros.
Años después cuando el pleito con el gremio había terminado, la Ciudad continúo teniendo una opinión poco favorable de los preceptores. Las autoridades reconocieron las dificultades del empleo: “tarea penosa y desagradable, lleno de incomodidad y sin cosa alguna que la suavice y dulcifique”, “muy molesto y poco fructuoso este trabajo”. A los preceptores los consideraban parte de una profesión de menos status social.
El publico trataba con tan poca deferencia a los maestros- en 1786 y 1835, los padres exigían que no se castigaran a sus hijos. Los preceptores se encontraban entre la espada y la pared. También tuvieron el dilema de no poder recibir justo crédito cuando los alumnos demostraron adelantos.
Vulgarmente se dice que la mayor droga que se le hace al Diablo es meterse a Maestro de Escuela.
Unos cuantos lograron recibir buenos ingresos y el reconocimiento social. La mayoría compartían casi con seguridad la opinión de que la profesión de preceptor de primeras letras era “un largo trabajo, sin lucimientos, una consideración muy mediana en el mundo, si es que nos dispensa, y ningún descanso al fin de una honrosa carrera”:
LA VIDA EN LA ESCUELA
Los niños
Seguramente algunos de los niños ricos recibían educación en su propia casa con tutores particulares: pero parece ser que la mayoría de los jóvenes acomodados asistían a la escuela de alguno de los maestros de renombre. Alrededor de dos terceras partes de los alumnos de escuelas primarias en la capital estaban inscritos en escuelas gratuitas.
Una lista de las ocupaciones de las familias de otra escuela municipal muestra que 24% de los niños eran mantenidos por el trabajo de sus madres como costureras, lavanderas y sirvientes. Solo el 15% mencionaba ocupaciones que podríamos calificar como asalariadas o administrativas, el resto eran labores manuales, artesanales o de vendedores.
Al terminar las primeras letras, alrededor de los once años los niños acomodados y algunos pobres becados entraban a colegios mayores o al seminario para estudiar la gramática latina.
El edificio escolar
Siempre se utilizaban cuartos, casas, conventos y capillas existentes y los adaptaban a las necesidades pedagógicas. Las amigas y escuelas particulares se establecían en uno o dos salones de las casas de los preceptores, y el resto del edificio, fuera de su propiedad o rentado, se utilizaba para la vivienda de la familia. En esta forma los cientos de alumnos tenían acceso al salón sin entrar al claustro.
Siempre existió el problema de tener un lugar adecuado para el servicio sanitario de tantos niños. Virreyes y ayuntamientos insistían una y otra ves en bandos y reglamentos, sobre la importancia de que los maestros de escuela y amigas
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