Memorias hegemónicas contadas desde la subalternidad
Enviado por ferchamayer25 • 12 de Diciembre de 2017 • Ensayo • 13.361 Palabras (54 Páginas) • 224 Visitas
CATALINA ANDRANGO-WALKER
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Memorias hegemónicas contadas desde la subalternidad: la construcción de la historia en Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo*
En Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo, Alicia Yánez Cossío enfrenta la oralidad a la escritura de la historia para ficcionalizar sobre lo que pudo haber sido la vida de Cuxirimay Ocllo. A pesar del protagonismo de la princesa inca elegida desde su nacimiento para ser la esposa de Atahualpa y que al instante de la ocupación española fue forzada a convertirse en amante de Pizarro, esta ha sido marginada por la historia oficial. Mediante la vuelta al pasado colonial, Yánez Cossío la lleva desde los márgenes hacia el centro y cuestiona las construcciones orales hegemónicas exclusivas de la memoria inca y también la construcción de la escritura de la historia de la conquista española. Mi análisis se centra en las formas en que en la novela se construye y se transmite la memoria/historia tomando en cuenta la apropiación femenina del acto de contar en el cual se destacan los diferentes grados de subalternidad y de construcciones de la otredad desde la mirada del forastero, ya sea esta una mujer andina desterrada en tiempo de los incas, el conquistador español o la misma Cuxirimay, quien sin tener que abandonar su tierra tiene que adaptarse a vivir en un sistema extranjero.
In a sense, we haven't got an identity until somebody tells our story. The fiction makes us real…
Robert Kroetsch
Cuenta la leyenda que en tiempos muy antiguos, mucho antes de que los hermanos Ayar fueran enviados para fundar el Tahuantinsuyu, el agua cubrió toda la tierra y pereció la humanidad excepto dos hermanos. Ellos se salvaron gracias a que subieron a la cumbre del monte Guacayñán que quiere decir “camino del llanto”. Los hermanos se refugiaron en una cueva y cuando pasó la lluvia salieron a buscar comida; al no encontrarla, regresaron a la cueva y para su sorpresa hallaron chicha y pancitos de maíz. Lo mismo sucedió durante el segundo y el tercer día. Al cuarto día el
REVISTA CANADIENSE DE ESTUDIOS HISPÁNICOS 38.2 (INVIERNO 2014)
hermano mayor decidió esconderse para averiguar quién les dejaba los manjares y luego de una larga espera vio llegar a dos guacamayas de hermosos colores con rostro de mujer. Cuando quiso atraparlas, estas escaparon; algo similar sucedió al día siguiente. Al sexto día, el hermano menor se quedó escondido y luego de admirar los bellos colores logró atrapar a una de ellas y la hizo su esposa; esta, ya convertida en mujer, le dio tres hijos y tres hijas y ese fue el origen de la nación Cañari (Yánez Cossío 27-29).1 En la obra Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo (2008) de Alicia Yánez Cossío (1929), esta es una de las tradiciones orales que el aya Ninacuri, le cuenta a la pequeña Cuxirimay Ocllo, a la que preparaba esmeradamente para ser la pivihuarmi de Atahualpa, el Inca décimotercero.2
Con esta leyenda fundacional de los cañari, uno de los pueblos vencidos por los incas antes de la llegada de los españoles a la región andina, la transgresora Ninacuri le demuestra a Cuxirimay que no solo los vencedores tienen un pasado. Así, este relato contribuye al cuestionamiento de la construcción de la memoria oficial del incario, es decir la memoria hegemónica, aquella que se registra desde el punto de vista de los vencedores, como se explicará más adelante.3 Las leyendas y otros relatos orales que ocuparon un papel preponderante como métodos para grabar el pasado, la cultura y el conocimiento andino, perdieron su protagonismo y fueron degradadas a la llegada de los españoles. Yánez Cossío problematiza la transición de la oralidad a la materialidad del libro, objeto que representa la cultura y conocimiento europeos, y a la vez cuestiona la construcción de la historia como método exclusivo del saber occidental. La escritora desvirtúa la asociación de la historia con la verdad, presunción que convierte al texto en una versión definitiva y que niega la posibilidad de la existencia de diferentes versiones de los hechos. Como afirman Joanne Rappaport y Tom Cummins en el contacto entre los dos mundos “the written record became a source of legitimacy and authenticity, as well as a vehicle that significantly reconfigured the native memory” (4). Memorias a través de sus personajes permite ver esa reconfiguración, y a la vez invita a descolonizar esta compleja y controversial relación entre oralidad y escritura.
Yánez Cossío noveliza el pasado contraponiendo la oralidad con la historia para ficcionalizar sobre lo que pudo haber sido la infancia, la adolescencia y la vida adulta de Cuxirimay Ocllo, quien, a pesar de su protagonismo en las primeras décadas de la ocupación española, ha sido marginada por la historia oficial. Cuxirimay en la vida real perteneció a la nobleza inca (fue sobrina de Huayna Capac, el décimoprimer inca, y de una princesa inca) y fue elegida desde su nacimiento como esposa de Atahualpa. Después de la llegada de los españoles a la región andina fue
forzada a convertirse en amante de Francisco Pizarro, con quien tuvo dos hijos. Al bautizarla le dieron el nombre católico de Angelina Yupanqui y luego de la muerte del capitán fue entregada por las autoridades españolas
– interesadas en formar alianzas con la nobleza inca – como esposa al letrado Juan de Betanzos, uno de los hombre leales a Pizarro que aprendió quechua tan pronto como llegó a la región andina. La ayuda de Cuxirimay fue crucial para Betanzos, no solo por el beneficio económico que obtuvo del matrimonio con la princesa inca, sino también debido a su utilidad en el proceso de escritura de la Suma y narración de los incas.4 El autor, atendiendo a las concepciones de la época de la escritura de la historia y su asociación directa con la búsqueda de la verdad, utilizó a su mujer como fuente de autoridad para su obra debido a su linaje y, sobre todo, a que fue testigo/protagonista de muchos de los acontecimientos.5
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