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Memorias hegemónicas contadas desde la subalternidad

ferchamayer25Ensayo12 de Diciembre de 2017

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CATALINA ANDRANGO-WALKER

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Memorias hegemónicas contadas desde la subalternidad: la construcción de la historia en Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo*

En Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo, Alicia Yánez Cossío enfrenta la oralidad a la escritura de la historia para ficcionalizar sobre lo que pudo haber  sido  la  vida  de  Cuxirimay  Ocllo.  A  pesar  del  protagonismo  de  la princesa inca elegida desde su nacimiento para ser la esposa de Atahualpa y que al instante de la ocupación española fue forzada a convertirse en amante de Pizarro, esta ha sido marginada por la historia oficial. Mediante la vuelta al pasado colonial, Yánez Cossío la lleva desde los márgenes hacia el centro y cuestiona  las construcciones  orales hegemónicas exclusivas de la memoria inca y también la construcción de la escritura de la historia de la conquista española. Mi análisis se centra en las formas en que en la novela se construye y  se  transmite  la  memoria/historia   tomando   en  cuenta  la  apropiación femenina del acto de contar en el cual se destacan los diferentes grados de subalternidad   y  de  construcciones   de  la   otredad   desde  la  mirada  del forastero, ya sea esta una mujer andina desterrada en tiempo de los incas, el conquistador español o la misma Cuxirimay, quien sin tener que abandonar su tierra tiene que adaptarse a vivir en un sistema extranjero.

In a sense, we haven't got an identity until somebody tells our story. The fiction makes us real…

Robert Kroetsch

Cuenta la leyenda que en tiempos  muy  antiguos,  mucho  antes de que los hermanos   Ayar  fueran  enviados   para  fundar  el  Tahuantinsuyu,  el  agua cubrió  toda la tierra y pereció la humanidad excepto dos hermanos. Ellos se salvaron  gracias  a que subieron a la cumbre del monte Guacayñán que quiere decir “camino del llanto”. Los hermanos se refugiaron en una cueva y   cuando   pasó   la  lluvia  salieron  a  buscar  comida;  al  no  encontrarla, regresaron  a  la  cueva  y  para  su  sorpresa  hallaron  chicha y pancitos  de maíz. Lo mismo sucedió durante el segundo y el tercer día. Al cuarto día el

REVISTA CANADIENSE DE ESTUDIOS HISPÁNICOS 38.2 (INVIERNO 2014)


hermano mayor decidió esconderse para averiguar quién les dejaba los manjares   y  luego  de  una  larga  espera  vio  llegar  a  dos  guacamayas  de hermosos colores con rostro de mujer. Cuando quiso atraparlas, estas escaparon;  algo similar sucedió  al  día siguiente.  Al  sexto día, el hermano menor  se  quedó  escondido  y  luego  de  admirar  los  bellos  colores  logró atrapar a una de ellas y la hizo su esposa; esta, ya convertida en mujer, le dio  tres  hijos  y tres  hijas  y ese fue el  origen de la nación Cañari  (Yánez Cossío  27-29).1      En  la  obra  Memorias  de  la  Pivihuarmi  Cuxirimay  Ocllo (2008)  de Alicia Yánez Cossío (1929), esta es una de las tradiciones  orales que  el  aya  Ninacuri,  le  cuenta  a  la  pequeña  Cuxirimay  Ocllo,  a  la  que preparaba esmeradamente para ser la pivihuarmi de Atahualpa, el Inca décimotercero.2

Con  esta  leyenda   fundacional   de  los   cañari,   uno   de  los   pueblos vencidos  por  los  incas  antes  de  la  llegada  de  los  españoles  a la región andina, la transgresora Ninacuri le demuestra a Cuxirimay que no solo los vencedores  tienen  un  pasado.  Así,  este  relato  contribuye  al cuestionamiento  de la construcción  de la memoria  oficial  del  incario,  es decir  la  memoria  hegemónica,  aquella que se registra desde el  punto  de vista de los  vencedores,  como  se explicará más adelante.3  Las leyendas y otros  relatos  orales  que ocuparon  un papel preponderante como métodos para  grabar el  pasado,  la cultura y el  conocimiento  andino,  perdieron  su protagonismo  y  fueron  degradadas  a  la  llegada  de  los  españoles.  Yánez Cossío problematiza la transición de la oralidad a la materialidad del libro, objeto  que  representa  la  cultura  y  conocimiento   europeos,   y  a  la  vez cuestiona  la construcción  de la historia como método exclusivo del saber occidental.   La  escritora   desvirtúa   la  asociación   de  la  historia  con  la verdad,  presunción  que convierte  al  texto  en una versión definitiva y que niega la posibilidad de la existencia de diferentes versiones de los hechos. Como  afirman  Joanne Rappaport y Tom Cummins en el contacto entre los dos mundos “the written record became a source of legitimacy and authenticity,  as  well  as a vehicle that significantly  reconfigured the native memory” (4). Memorias a través de sus personajes permite ver esa reconfiguración,    y   a   la   vez   invita   a   descolonizar   esta   compleja   y controversial  relación entre oralidad  y escritura.

Yánez Cossío noveliza el pasado contraponiendo la oralidad con la historia para ficcionalizar sobre lo que pudo haber sido la infancia, la adolescencia y la vida adulta de Cuxirimay Ocllo, quien, a pesar de su protagonismo  en las  primeras  décadas  de la ocupación  española, ha sido marginada  por la historia oficial. Cuxirimay en la vida real perteneció a la nobleza inca (fue sobrina de Huayna Capac, el décimoprimer inca, y de una princesa   inca)   y   fue   elegida   desde   su   nacimiento   como   esposa   de Atahualpa.  Después  de la llegada de los  españoles  a la región andina fue


forzada a convertirse  en amante de Francisco Pizarro, con quien tuvo dos hijos.  Al  bautizarla  le dieron el  nombre católico  de Angelina  Yupanqui  y luego de la muerte del capitán fue entregada por las autoridades españolas

–  interesadas  en  formar  alianzas  con  la  nobleza  inca  –  como  esposa al letrado Juan de Betanzos, uno de los hombre leales a Pizarro que aprendió quechua tan pronto  como  llegó a la región andina. La ayuda de Cuxirimay fue crucial  para Betanzos, no solo por el beneficio económico que obtuvo del  matrimonio con la princesa inca, sino también debido a su utilidad en el proceso de escritura de la Suma y narración de los incas.4 El autor, atendiendo a las concepciones  de la época de la escritura de la historia y su asociación  directa con la búsqueda  de la verdad, utilizó a su mujer como fuente de autoridad para su obra debido a su linaje y, sobre todo, a que fue testigo/protagonista  de muchos de los acontecimientos.5

En  este  artículo   me  concentro   en  la  forma  en  que  Yánez  Cossío enfrenta   los   conceptos   de   memoria   e   historia   para   desmitificar   las nociones de las conquistas. Así, la autora pone en entredicho tanto las construcciones institucionalizadas de las memorias de la expansión del imperio inca como las construcciones  institucionalizadas  de la historia de la conquista  española.  Con esto Yánez  Cossío deshomogeniza la memoria andina para dar relevancia a la de los otros pueblos de la región que fueron conquistados   por  los   incas   y   que  habían   quedado   marginados   de  la memoria  oficial.  Al  examinar  las  formas  en  las  que  se  construye  y  se transmite   la  memoria/historia,   tomo   en  cuenta  la  apropiación  de  los sujetos  subalternos  femeninos  del  acto  de contar para refutar y desafiar estos modelos de construcción.  Además, demuestro cómo el acto de contar en la novela sirve a varios propósitos; uno de ellos es el de ser una táctica

de sobrevivencia,  es decir, contribuye a escapar de la dominación sin salir de ella,  parafraseando  a de Certeau  (The Practice  xiii).6  El  acto de contar también pone de relieve los diferentes grados de subalternidad y de construcciones  de la otredad  desde la mirada del forastero, ya sea esta la exiliada Ninacuri o el conquistador español Betanzos.7

Memorias  no es la primera novela histórica de Yánez Cossío, quien se ha dedicado  a rescatar la vida de otras  mujeres  en obras  como  Y amarle pude (2000)  y Aprendiendo  a morir (1997).  Hacia finales  de los  años 80, Michael  Handelsman  celebraba la proliferación de estudios sobre mujeres latinoamericanas  en la literatura; no obstante, el crítico también reclamaba la  ausencia  de  narradoras   ecuatorianas   de  estos  estudios  (Handelsman

893).  Casi  tres  décadas  más  tarde,  la  situación  no parece haber variado tanto.   Hay   que   reconocer,   eso   sí,   que   como   una   de   las   escritoras ecuatorianas  más importantes,  la obra de Yánez Cossío ha sido incluida en varias  antologías tanto de narradoras  ecuatorianas  como latinoamericanas y, hasta la fecha, al menos tres de sus novelas están traducidas  al inglés.8


Sin  embargo,   y  a  pesar  de  todo  el  reconocimiento   del  que  goza,  son contados los estudios sobre sus obras, la mayoría de los cuales se enfocan principalmente  en la realidad social ecuatoriana,  así como en la presencia femenina  y  su papel  en la sociedad  (Handelsman,  Gerdes,  Angulo,  Saine, Carullo y Gladhart, entre otros). De ahí que este artículo, en el que también el  papel  de la mujer es central, trasciende las temáticas sociales locales y ubica a Memorias en el eje del debate de los estudios coloniales y postcoloniales de las últimas décadas.

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