Movilizaciones En Chile
carlosfuga7 de Febrero de 2014
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La movilización estudiantil de 2011 corresponde a una serie de manifestaciones realizadas a nivel nacional por estudiantes universitarios y de secundaria de Chile desde mayo de 2011. Se han llegado a considerar como las movilizaciones más importantes de los últimos años y una de las mayores desde el retorno a la democracia.
Estas movilizaciones han surgido de parte de estudiantes que rechazan el sistema educacional chileno, que provee una amplia participación del sector privado respecto a la del Estado. Actualmente, solo el 25% del sistema educativo es financiado por el Estado, mientras que los estudiantes aportan el otro 75%.4 Este sistema fue originado durante la dictadura de Augusto Pinochet a lo largo de los años 1980 finalizando con la promulgación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) tres días antes de entregar el poder. Esta ley dejó al Estado en un rol regulador, delegando gran parte de la enseñanza al sector privado.5 6 Tras la movilización de 2006, conocida como la "Revolución pingüina", la LOCE fue reemplazada en 2009 por la Ley General de Educación, que no trajo cambios significativos a la ley anterior.7
Las primeras movilizaciones nacionales fueron convocadas por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), organismo que agrupa a las federaciones de estudiantes de las universidades que integran el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas —conocidas como "tradicionales"— a mediados de mayo de 2011. Los principales voceros del movimiento universitario han sido Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) y Giorgio Jackson, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC). Paulatinamente, estudiantes secundarios se sumaron a las movilizaciones y comenzaron a realizar tomas en sus colegios, repitiendo las acciones de la "Revolución pingüina". Representando a los estudiantes de Educación Media está la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES) y la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES). A medida que la movilización fue creciendo, se han incorporado por primera vez estudiantes de colegios particulares pagados, Centros de Formación Técnica (CFT), Institutos Profesionales (IP) y universidades privadas, es decir, a miembros de casi todo el sistema educacional chileno.
Durante el mes de junio, los estudiantes convocaron a sucesivas marchas en las principales ciudades de Chile, alcanzando gran convocatoria y demandando reformas al sistema educacional chileno que fortalecieran el rol del Estado en la educación. Luego de un mes de paralizaciones, el gobierno decidió presentar su primera propuesta entregando un nuevo fondo para la educación y facilitando el acceso a créditos universitarios. Las principales organizaciones rechazaron la propuesta demandando medidas más de fondo. Sucesivas propuestas del gobierno han abierto la posibilidad de reformas al sistema, como la desmunicipalización de la educación secundaria o un cambio constitucional que asegure la calidad en la educación, pero no han sido consideradas suficientes por los estudiantes.
El movimiento ha sido considerado como uno de los más fuertes desde el retorno a la democracia y, en conjunto con otras manifestaciones ocurridas durante el segundo año del gobierno de Sebastián Piñera, han sido interpretadas como parte de un movimiento social mayor que demanda reformas sustanciales al modelo económico y político establecido durante la dictadura militar que gobernó Chile entre 1973 y 1990 y que se mantuvo por más de veinte años sin cambios sustanciales, con el fin de reducir la fuerte desigualdad de ingreso existente en el país.8 Luego de más de dos meses de paralizaciones, la movilización estudiantil cuenta con un fuerte respaldo de la ciudadanía, siendo sus principales demandas apoyadas por cerca de un 70% de la población.9 El gobierno, en tanto, entró en una crisis política que derivó en una caída histórica en la aprobación presidencial9 y la realización de un cambio de gabinete.
Líder de protestas estudiantiles de Chile habló con EL TIEMPO.COM
Por: VÍCTOR MANUEL VARGAS Y JUAN PABLO MENESES | 9:35 p.m. | 13 de Agosto del 2011
Entrevista con Camila Vallejo, quien tienen hoy 'contra las cuerdas' al gobierno de Piñera.
Tres meses completan las protestas de los estudiantes chilenos en demanda de un cambio de fondo al sistema educativo del país austral. Las manifestaciones han sido multitudinarias -las mayores desde el regreso de la democracia- y a ellas se han sumado no solo profesores y hasta rectores de universidades, sino también padres de familia.
Una joven de 24 años, estudiante de Geografía, militante del Partido Comunista y presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) es la vocera y líder de este movimiento, que tiene en jaque al gobierno del presidente Sebastián Piñera. Su nombre es Camila Vallejo, y EL TIEMPO conversó con ella.
¿Cuál es la médula de esta movilización?
El punto central es la recuperación del derecho a la educación pública y de calidad. Y eso se traduce, en primera instancia, en un cambio constitucional, en el cual el Estado, además de garante de la educación, sea responsable y proveedor de la misma. Porque la Constitución que nos heredó la dictadura de Pinochet puso esa responsabilidad en las familias chilenas, y creemos que se trata de un derecho fundamental que el Estado debe garantizar.
¿Por qué tanto énfasis en la necesidad de acabar con el lucro en la educación?
Porque ha originado un esquema perverso, en el que se han abierto muchísimas instituciones privadas sin ningún tipo de regulación por parte del Estado, que primero se lucran a costa de miles de familias y, luego, entregan a la sociedad miles de "cesantes ilustrados". Porque en este sistema no solo las instituciones educativas privadas ganan, también lo hace la banca: hay familias que tienen que endeudarse hasta por 20 años para poder educar a sus hijos y terminan pagando hasta tres veces una carrera. Y, finalmente, porque asumir la educación no como una inversión social y un derecho, sino como un bien de consumo, como una inversión para poder aspirar a una movilidad social, estimula y mantiene la desigualdad social, pues todo termina dependiendo de la capacidad de pago de cada familia.
Ustedes aseguran que el sistema educativo chileno está en crisis. ¿En qué datos se sustenta esa afirmación?
En muchos. Por ejemplo: el costo de estudiar es cada vez mayor, la tasa de deserciones por no poder pagar alcanza al 65 por ciento en los tres quintiles más bajos y el 58 por ciento de los que egresan terminan trabajando en algo que no tiene nada que ver con lo que estudiaron.
¿Qué opinión le merece el pronunciamiento del presidente Piñera en el sentido de que "nada es gratis en esta vida" y que "aunque todos quisiéramos que la educación fuera gratis, alguien tiene que pagarla..."?
Eso es cierto: lo que pasa es que nosotros creemos que debe pagarla el Estado.
La propuesta de una educación gratuita para todos, ¿no es algo un poco utópico para un país latinoamericano?
No, creemos que es posible, a través de una reforma tributaria, de la recaudación de impuestos, especialmente a las grandes empresas, sobre todo a las mineras, que un 70 por ciento son privadas y que obtienen grandes ganancias de su operación en el país. Solo con las utilidades declaradas de la empresa que explota la mina (de cobre) La Escondida, se podría financiar toda la educación del país: matrículas, profesores, investigación, etc. Los recursos existen, lo que pasa es que el Estado debe saber recaudarlos. Para combatir la desigualdad, Chile necesita reformas estructurales.
¿Por qué están bloqueadas las negociaciones con el Gobierno? La administración Piñera los acusa de intransigencia. ¿Qué responde?
El Gobierno tiene un promedio de aprobación muy bajo, del 26 por ciento, y eso se contrapone con el apoyo que hemos recibido por parte de la ciudadanía, que entiende que este es un problema de la mayor importancia para la sociedad en su conjunto, lo que demuestra que nuestras demandas no solo son legítimas, sino que cuentan con el respaldo del grueso de la sociedad chilena. La intransigencia viene de un gobierno que no ha podido o no ha querido entender la importancia de avanzar en las reformas estructurales que estamos planteando y que lo único que hace es reafirmarse en su agenda, que profundiza el modelo actual: una posición que no es representativa de la gran mayoría de los chilenos.
Si el diálogo no se da, ¿qué pasos piensan adelantar?
Este movimiento está creciendo, hemos recibido importantes apoyos, y estamos viendo la posibilidad de impulsar un gran plebiscito nacional sobre la educación en Chile: preguntarle al pueblo chileno qué quiere en materia de educación. Esto no está previsto en la Constitución, pero creemos que es algo perfectamente legítimo, pues se trata de abrir mayores espacios de participación ciudadana.
¿A qué atribuye la baja popularidad de Piñera?
Creo que la derecha está defendiendo, de manera muy intransigente, sus propios intereses, tanto en la educación como en otras áreas, y que eso la gente lo percibe con claridad.
Si pudiera enviarle un mensaje al presidente Piñera, ¿qué le diría?
Que tiene una oportunidad histórica para recuperar la educación pública y que no tiene sentido mantener un modelo que solo contribuye a garantizar la desigualdad. Ojalá escuche las demandas del pueblo chileno y todos podamos vivir en un país más justo y libre.
'Hay interés por deslegitimarnos'
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