REFORMA Y CONTRAREFORMA

INTRODUCCIÓN

Los conceptos historiográficos de reforma católica y de contrarreforma fueron concebidos para expresar dos interpretaciones diversas del movimiento de reforma y reorganización de la Iglesia católica, que tuvo lugar en los siglos XVI y XVII, y del que el concilio de Trento fue a la vez causa y efecto. El concepto de contrareforma fue el primero en acuñarse a fines del s. XVIII por obra de la historiografía de la ilustración alemana, haciéndose de uso general en la segunda mitad del siglo XIX por influencia de Ranke. Con este concepto se quería presentar la renovación del catolicismo como un movimiento de mera reacción a la reforma protestante, aunque inserto en raíces anteriores. Según este modo de ver a la Iglesia católica se habría renovado por la restauración de sus estructuras medievales y no por un retorno al espíritu evangélico.

A este punto de vista polémico se contrapuso a fines del s. XIX una interpretación que acentuaba la vitalidad de la Iglesia aun antes de la aparición de Lutero, y veía en el movimiento de renovación de los siglos XVI y XVII la prosecución y el coronamiento de las tentativas de reforma de fines de la edad media.

DESARROLLO

En el siglo XVI se produjo una gran crisis en la Iglesia Católica en Europa Occidental debido a los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa. Lo que vino a desatar todo fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó f que la cristiandad occidental se dividiera en dos, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose por completo al dominio del Papa, y otra mitad que fundó varias comunidades eclesiales propias, generalmente de carácter nacional para rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa, como supremo y único jefe de la Iglesia Católica, y los países que rechazaban las pretensiones de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división provocó una serie de guerras religiosas en Europa.

El lento paso de la edad media a la edad moderna está caracterizado, desde el punto de vista religioso y eclesiástico, por una profunda crisis, que es a la vez de decadencia y crecimiento. se va mostrando cada vez más inadecuada la grandiosa síntesis que la edad media había elaborado entre la trascendencia de la revelación cristiana, la racionalidad de la sistematización teológica y la realidad sobrenatural de la Iglesia. La decadencia de las costumbres y los abusos en la administración eclesiástica eran causa y efecto de la merma de vitalidad interior y comunitaria de la cristiandad

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