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Resistencias campesinas en Europa en la Baja Edad Media


Enviado por   •  23 de Octubre de 2021  •  Apuntes  •  1.851 Palabras (8 Páginas)  •  173 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA[pic 1][pic 2]

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

VICEMINISTERIO DE EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD MILITAR BOLIVARIANA

CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO TÁCTICOS, TÉCNICOS Y

LOGÍSTICOS

ESCUELA DE ESTUDIOS DE ORDEN INTERNO

Resistencias campesinas en Europa en la Baja Edad Media

 

PARTICIPANTE: PTTE RINCON GUERRERO JOSE ESTEBAN

PERFECCIONAMIENTO: RESGUARDO NACIONAL

CORREO ELECTRÓNICO: JESUSERINCON@GMAIL.COM

TELÉFONO: 0412-7004263

               

analizar las diversas estrategias de resistencia que desarrollaron los campesinos durante la Baja Edad Media como respuesta a su condición de subordinación respecto a los señores dentro del marco feudal. Primero se presenta al campesinado y su situación, resaltando su importancia como sujeto histórico, y después se procede a analizar el funcionamiento de la servidumbre como estructura de dominación y los discursos que caracterizaron y opusieron a campesinos y señores. Por último, se hace un análisis de las distintas estrategias de resistencia campesinas, tratando de explicar el fenómeno y describir sus tipologías principales, desde las formas de protesta más cotidianas y sutiles hasta las grandes revueltas campesinas que tuvieron lugar en Europa durante los siglos XIV y XV.

La pregunta acerca de la situación del campesinado no figuraba entre los intereses iniciales de la historiografía, dada la predominancia de temáticas político acontecimentales, centradas en los “grandes hombres” como sujetos de la historia. Habría que esperar al siglo XX para que la historia comenzara a preguntarse por las vidas y acciones de otros sujetos. Los trabajos de los Hammonds o de Benedetto Crocce dan un primer indicio de estos nuevos tiempos. Sin embargo, son las grandes corrientes de Annales y del marxismo británico las que terminan por imponer un lugar central para la historia social y económica en el ámbito académico. A partir de entonces, nuevos actores y tópicos comenzaron a constituirse en objetos de estudio. A esto debe agregarse que este tema fue dejado de lado por muchos estudiosos de la historia social. Paul Freedman (2000) muestra cómo el campesinado ha sido visto por los historiadores como un sector destinado a reducirse o desaparecer, producto de las teorías económicas que conciben al desarrollo industrial como un elemento clave e inevitable del progreso. A su vez, el marxismo clásico ha caracterizado al campesinado como un elemento fuertemente conservador que, a pesar de rebelarse contra los poderes que se alzan por encima de él en algunas circunstancias, no es un sujeto revolucionario, dado que cuando lo hace sus acciones son entendidas como reivindicativas de objetivos tradicionalistas.

plantearse algunos interrogantes dado que podría deberse simplemente a una mayor abundancia de fuentes eclesiásticas con respecto al escaso material que ha llegado a nuestros días sobre los señoríos laicos. Retomando la cuestión de las resistencias, las mismas son estructuradas en este trabajo en torno al recurso en disputa: la tierra, el espacio ganadero, los molinos, las aguas y las salinas; y los conflictos netamente sociales. Por otra parte, un aporte crucial de Pastor se vincula con el hecho de que se dedicó a explorar las fuentes en búsqueda de las prácticas concretas de resistencia campesina. Una de ellas implicaba recurrir a la justicia entablando pleitos contra los señores en una postura claramente defensiva frente a la invasión y expropiación de terrenos por parte de la clase dominante. Esta decisión tenía fuertes implicancias ya que la justicia feudal, regida por los propios señores, solía ser favorable para los mismos, erigiéndose en defensora del sistema. Estos juicios en los que los campesinos justificaban sus pretensiones recurriendo por ejemplo a antiguas demarcaciones y acuerdos para legitimar sus aspiraciones, muestran según Pastor la existencia de un nivel de consenso más allá de la coerción y la primacía de la violencia inherente a este modo de producción y evidencian la penetración ideológica que la dominación implicaba para los campesinos dado que, al recurrir a esta justicia, estaban legitimando el sistema (Pastor, 1986). Otra forma de resistencia campesina se vincula con las luchas violentas que habitualmente se daban por la posesión del ganado, un recurso clave en la región. Las mismas podían ser tanto defensivas como ofensivas e implicaban habitualmente el ataque de las posesiones señoriales empleando las mismas armas que los señores: el robo, la violencia, la depredación, el asesinato. Estas rebeliones son una clara muestra de que existieron luchas violentas en el marco de la resistencia que, sin embargo, fueron reprimidas violentamente por los señores. En este contexto, conviene tener en cuenta que la lucha por el espacio ganadero y por el ganado en sí resulta central, dado que la misma se configurará como una de las principales actividades de la región durante la época y continuará teniendo gran importancia durante la los siglos venideros en la península, como expresará desde fines de la Baja Edad Media el poder de la Mesta.

las luchas campesinas como una característica propia de momentos de crisis de sistema, en contraste con tiempos anteriores de armonía y equilibrio, propia para muchos de la aceptación pasiva de la teoría de los tres órdenes. Frente a esta postura, se alza otra que considera al conflicto entre señores y campesinos como inherente a la sociedad feudal. Marc Bloch ha sido de los primeros en afirmar que las rebeliones campesinas eran algo tan habitual en la Edad Media como las huelgas en el capitalismo. Los trabajos de Rodney Hilton (1978) también se enmarcan en esta tendencia, pero desde un enfoque marxista, entendiendo al campesinado medieval en tanto clase, cuyo antagonismo con otros grupos sociales es intrínseco a la extracción de excedente por parte de los sectores dominantes. Ahora bien, siguiendo la línea del marxismo clásico, propone que, si bien estos movimientos tuvieron algunos éxitos, la impugnación general al sistema era limitada y la victoria estuvo lejos de concretarse. Sin embargo, como correlato de la desilusión de los modelos revolucionarios inspirados en la revolución francesa y la rusa, y de los movimientos anticoloniales de Asia y África, surge la necesidad de explorar nuevas formas de resistencia, desde enfoques marxistas y no marxistas, surgiendo nuevos y diversos trabajos. Con el nacimiento de los estudios poscoloniales, a partir de la década de 1950, intelectuales de los estados recientemente independizados comienzan a imponer otra visión en relación a la capacidad de lucha del campesinado. Un ejemplo importante es el del “grupo de estudios subalternos” de la India cuyos trabajos consideraran a los sectores campesinos como verdaderos agentes de lucha, restableciendo el lugar del campesino como sujeto histórico activo.

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