Resumen Desarrollo Historico De Mexico
Enviado por Gerardocaballero • 20 de Abril de 2015 • 4.241 Palabras (17 Páginas) • 338 Visitas
Resumen 1 lectura: El orden que los religiosos tienen en enseñar a los indios la doctrina, y otras cosas de policía cristiana.
“Doctrina de los niños en los patios de las iglesias” los que advierten en ello no permiten que los hijos de los populares entren en las escuelas ni aprendan letras, sino sólo los hijos de los principales, y con los demás tienen este modo: que cada día en amaneciendo se juntan en los patios de las iglesias los niños hijos de la gente plebeya, que ellos llaman macehuales, y las niñas hijas de macehuales y principales, y luego de mañana, antes que se diga la misa, los cuentan y buscan por sus barrios o tribus, según que están repartidos; y después de misa la cual entre semana siempre se dice de mañana, por las muchas ocupaciones que tienen los Religiosos, luego se reparten por el patio asentados en diversas turmas conforme a lo que cada uno ha de aprender, porque a unos, que son los principiantes, se les enseña el Per signum y a otros el Pater noster, y a otros los Mandamientos según que van aprovechando; y van los examinando y requiriendo para subir de grado en grado, y cuando ya saben toda la doctrina y dan buen cuenta de ella tienen ese cuidado de despedirlos y enviarlos a sus casas para que los varones ayuden a sus padres en la agricultura o en los oficios que tuvieren, y las muchachas tengan compañía a sus madres y aprendan los oficios mujeriles con que han de servir a sus maridos.
“Doctrina de las escuelas” Estos niños que se crían en las escuelas, cada día entran puestos en orden, como en procesión, a la iglesia, a oír misa y Vísperas, y antes que los despidan de la escuela dicen a voces la doctrina, una vez antes de comer y otra a la tarde. Dos cosas son, que la costumbre y uso de ellas no puede dejar de aprovechar mucho para su cristiandad.
“Cantores y menestriles” suele haber en cada pueblo adonde residen Religiosos dos capillas para remudarse a semanas, porque como son casados y tienen necesidad de proveer a sus mujeres e hijos, y demás de esto buscar con qué pagar el tributo, sería gran crueldad hacerlos venir cada día a la iglesia y ocuparlos en el canto; y aun con todo esto padecen harto los pobres, y es cargo de conciencia no darles alguna ayuda de costa con que se puedan sustentar. En cada capilla de éstas suele haber ordinariamente quince o diez y seis indios, que por lo menos son menester, así porque ellos tienen flacas voces y no suenan si no es en alguna multitud, como también porque ellos mismos suplen el cantar y el tañer, y a esta causa tiene necesidad de descansar. Mas finalmente, con el cuidado que con ellos ponen los Religiosos, se cantan las misas y oficios divinos por la mayor parte en todas las iglesias que tienen monasterios, en canto llano y en canto de órgano, con buena consonancia; y en algunos pueblos particulares adonde hay más curiosidad y posibilidad, se hacen los Oficios de la Iglesia con tanta solemnidad y aparato de música como en muchas iglesias Catedrales de España.
“Doctrina de los domingos y fiestas” En los domingos y fiestas de guardar se tiene este orden: que en amaneciendo se juntan los indios en el patio de la iglesia, adonde los traen repartidos como por escuadras sus tribunos y centuriones que tienen cargo de recogerlos cada uno a los de su barrio, y allí los cuentan, y a los que son defectuosos en acudir cuando son obligados darles media docena de azotes sobre la ropa; por ser en la iglesia, que allá fuera dáncelos de otra manera cuando hacen faltas en las obras y trabajos comunes del pueblo al tiempo de sus tareas; y éste es su modo de castigo que siempre han tenido y tienen, aunque sea en cosas livianas, darles algunos azotes los que los tienen a cargo y los llaman y recogen a los tiempos necesarios.
Resumen 2 lectura: La educación en la Nueva España del siglo XVI, José María Kobayashi.
Cronológicamente, la educación de los hijos de caciques y principales fue la primera que se puso en práctica en Nueva España. A "algunos hijos de principales" de Tetzcoco es a los que Pedro de Gante y sus compañeros recogieron para enseñarles "a leer y escribir, cantar y tañer instrumentos musicales, y la doctrina cristiana". Es curioso observar aquí que tal educación minoritarista para grupos dirigentes de la sociedad indígena coincidía con la política educativa de la Corona, que, según hemos visto líneas atrás, en las Leyes de Burgos del 23 de enero de 1513 disponía que hiciesen “mostrar un muchacho, el que más hábil de ellos les pareciere, a leer y a escribir las cosas de nuestra fe” y que “todos los hijos de los caciques... se den a los frailes de la orden de San Francisco... para que los dichos frailes les amuestren leer y escribir y todas las otras cosas de nuestra santa fe". Al principio de este apartado, hemos visto cómo a pocos días de llegados a la capital de Nueva España, tuvieron los "doce" con los principales y sacerdotes indígenas una serie de entrevistas, en las que les manifestaron su propósito de hacer cargo de educar a sus hijos niños y mozuelos. Su condición privilegiada les permitía tener tal firmeza en la exposición de su intención. Eran ellos expedicionarios apostólicos de carácter oficial tanto de la corona española como de la Santa Sede, y su jefe, Martín de Valencia, venía investido de “toda la autoridad plena del Sumo Pontífice”.
La imposición del régimen de vida monástico a los niños indígenas no debe utilizarse para acusar a los frailes y poco comprensivos para con sus discípulos. Antes bien, nos inclinamos a vislumbrar en ella el primer atisbo de la ingenua esperanza y deseo de unos frailes de que sus alumnos se mostrasen idóneos para la vida de religioso, esto es, todo apuntaba a la formación de clero indígena. Lo cual, dicho de otro modo, prueba una vez más que los frailes veían en los indios unos seres humanos con las mismas posibilidades de desarrollo intelectual, cualidades y dotes que en sus compañeros europeos.
Junto con un régimen de vida monacal, se les impuso a los niños alumnos un programa de estudio que no les dejaba ociosos un momento del día. Según la descripción de Mendieta, los niños no volvían a acostarse después de rezar los maitines, sino que eran conducidos al aula, donde estudiaban hasta la hora de misa, y después de oída la cual, seguían de nuevo sus estudios hasta la hora de comer. Después de la comida, descansaban un rato, y luego volvían a la escuela para continuar estudios hasta la tarde.
La materia de enseñanza era el leer, el escribir, el cantar y la doctrina cristiana. Esta última consistía en enseñarles el signarse
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