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SEPTIMA PAPELETA


Enviado por   •  14 de Marzo de 2013  •  997 Palabras (4 Páginas)  •  621 Visitas

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Agosto 25 de 1989. Nadie hablaba en medio de la marcha. Las cabezas bajas, las caras tristes, desesperanzadas. Eran rostros que podían reflejarlo todo, menos los pensamientos. Eran ideas efervescentes que se empezaban a fraguar en medio de la derrota. El candidato presidencial Luis Carlos Galán había sido asesinado siete días atrás y aquella mañana, como contracultura del Estado de sitio que había declarado el entonces presidente Virgilio Barco, y en protesta contra la violencia que vivía Colombia, 25.000 personas, la mayoría estudiantes, protestaron en la capital del país.

El acto, que fue convocado por estudiantes de la Universidad del Rosario, se conoció como la Marcha del Silencio (la primera Marcha del Silencio la encabezó Jorge Eliécer Gaitán semanas antes de su asesinato, en 1948). Según uno de los participantes de la réplica de 1989, el abogado Óscar Guardiola, lo que se vivió ese día fue “una experiencia de verdadera democracia”.

En ese momento el país estaba devastado y dividido. La guerra del narcotráfico cobraba sus cuentas a través de carros bomba, secuestros, extorsiones y homicidios selectivos. Era la época del narcoterrorismo de Pablo Escobar Gaviria y Gonzalo Rodríguez Gacha, del exterminio de los miembros de la Unión Patriótica a manos del paramilitarismo y de la desmovilización del M-19, entre otros hechos. El día a día era de aterradores y oscuros episodios, como el asesinato de Héctor Abad, del director de El Espectador, Guillermo Cano, de las masacres de Mejor Esquina, Honduras, El Tomate o Segovia, que llenaban la cotidianidad de estupor y de duelo.

El presidente Virgilio Barco había planteado primero un plebiscito para buscarle camino a una reforma constitucional a través del pueblo, que los partidos políticos convirtieron en un proyecto de acto legislativo en el Congreso. En el segundo semestre de 1989, mientras el narcoterrorismo golpeaba, la reforma tomaba forma. Sin embargo, a última hora un grupo de congresistas le añadió a la iniciativa un eventual referendo para que los colombianos decidieran sobre la extradición de colombianos. Precisamente la razón por la que la mafia había convertido a Colombia en un baño de sangre.

Las evidencias eran recientes. El 27 de noviembre explotó un avión de Avianca con 107 inocentes a bordo; y el 6 de diciembre detonó un bus bomba frente al edificio del DAS en Bogotá. Entonces el presidente Barco comprendió que los colombianos, aterrorizados y confundidos, no estaban en posición de contestar con neutralidad a la engorrosa pregunta de la extradición y prefirió echar atrás la reforma antes que acceder al referendo.

Pero la Marcha del Silencio había forjado una pequeña revolución entre los estudiantes. Según Guardiola, la lectura de El siglo de las luces, de Alejo Carpentier, o el rock independiente de bandas como The Cure, The Clash, Pixies y Tropicalia apuntaban hacia el mismo mensaje: “El mercado y la política se habían convertido en un organismo depredador del que había que alejarse”. Un horizonte que sirvió a la decana de Derecho de la Universidad del Rosario, Marcela Monroy, y al jurista Fernando Carrillo para convocar

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