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SITUACIÓN EDUCATIVA EN MÉXICO DECENIO 1910-1920


Enviado por   •  8 de Abril de 2013  •  1.870 Palabras (8 Páginas)  •  1.520 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Hablar de la historia de México, es hablar de acontecimientos que han marcado la vida de todos, desde los distintos ámbitos: social, económico, cultural, pero sobre todo en el educativo. Siendo este último el tema a tratar en este ensayo, delimitándolo al decenio 1910-1920, periodo mismo que, como bien es sabido, la Revolución tuvo acto de presencia en nuestro país.

La Revolución mexicana esta sujeta a muchos puntos de vista, mismos que ahora me limitaré a mencionarlos, sin embargo debo hacer énfasis en que fue este movimiento el que abrió un abanico de ideales en los mexicanos, con un propósito claro, “cambiar” y “superarse”. Así comenzó una nueva época en la que un pueblo mexicano, inconforme con su situación, se encaminó en busca del progreso, y que mejor que hacerlo tomando como punto de partida la educación.

No podemos negar que el enorme esfuerzo por mejorar la educación en nuestro país siempre ha estado presente, no obstante, lo que no se ha presentado aún son los resultados favorables que se han esperado, o que en su condición deberían destacar. Pero todo tiene un pasado y por tanto una causa, en el caso de la educación podemos hablar de desigualdad, demasiado marcada, sabiendo que la población indígena ha sido siempre marginada, otorgando un peso mayor a su condición analfabeta.

Hablemos pues, de la situación educativa del país, de la necesidad de educar al pueblo mexicano en busca de la superación, ¿se logró? o qué es lo que ha pasado. Con este fin se ha escrito el ensayo que a continuación se desarrolla.

¿EDUCACIÓN Y REVOLUCIÓN? 1910-1920

Durante el movimiento armado suscitado en 1910 en nuestro país existió una crisis política y social demasiado grave, sin embargo se creyó que la educación sería y marcaría el camino propicio para lograr la unidad nacional. Muchos debieron preguntarse cómo es que la educación lograría esta unidad, tan fácil de pronunciar pero difícil de lograr, a lo que los ideólogos y pedagogos de ese entonces respondieron: a través de hacer que la educación adquiera el carácter de popular, llevándola a todos por igual sin distinción, para lograr el progreso tan añorado.

El interés común durante este periodo fue el de mejorar la calidad de vida de los mexicanos, es necesario destacar que para lograrlo se buscó un sinfín de acciones, entre ellos la que llevaron a cabo algunos estados de la República, tal fue el caso de Durango, Coahuila, Tabasco y Yucatán, tomando autonomía en cuestión educativa buscando progreso que fuera evidente y sirviera de ejemplo para otros estados.

Todos los estados contaban con escuelas, siendo éstas de tercera clase, mixtas o de dos turnos, destinadas a las poblaciones pequeñas y diseminadas, considerándose escuelas rurales. Éstas se establecieron precisamente en las haciendas, rancherías y agrupaciones de población que no fueran cabeceras de municipio.

Por ello se declaró en las leyes federales y estatales que las haciendas debían tener escuelas para sus empleados. Pero como toda gran historia siempre tiene un lado oscuro, hay que mencionar que la necesidad de tener tantas escuelas para los empleados era con el fin de instruirlos, porque no era posible que se aprovecharan las fuerzas y facultades de indios y mestizos, provenientes del campo, sino se contaba con centros de enseñanza adecuados.

Fue así como en la primera década del siglo XX aumentó ese interés por educar al indio, pues éste era el único medio para integrarlo a la sociedad. ¿En realidad era éste el medio? Como podemos decir que el indígena aprendiendo a leer y escribir saldría de ese tan estancado bache de ignorancia al que había sido sometido durante toda su vida, esto sin duda no cambiaría su suerte, porque antes de enseñarlo a leer y escribir se volvió necesario liberarlo de sus propias miserias.

Participación del clero y la iniciativa privada en la educación

Durante esta época, el número de escuelas privadas y del clero era bastante inferior al de las oficiales. Ante esta escasez de escuelas y con la falta de recursos, el estado motivó a los particulares con la bondad de ofrecerles útiles o textos escolares, con el fin de que pudieran abrir sus planteles educativos, con la única condición de que se sujetaran a las normas y programas establecidos por el gobierno.

Como era de esperarse, las escuelas particulares estuvieron integradas por familias acomodadas económicamente, pero esto no les basto, ya que ni eran tan buenas ni tenían tanta demanda.

Mientras tanto, las escuelas que pertenecían al clero formaban una minoría, pues en ese entonces existía un ataque fuerte sobre la enseñanza católica, recordando que el fervor laico estaba fresco, lo que nos hace pensar que seguramente esto propicio que muchas escuelas religiosas operaran de forma clandestina, pero por qué, si el gobierno sí les permitía trabajar. Es fácil responder a esta cuestión, las escuelas del claro, no querían estar sometidas a lineamientos ni a cumplir normas, es por ello que decidieron operar así, a “escondidas” de las autoridades.

Escuelas Rudimentarias en todo el país

Con el propósito bien claro de expandir la instrucción haciéndola llegar hasta los sitios más rezagados en el país, se propuso y llevó a cabo el establecimiento de la Escuela Rudimentarias en todo el país, siendo en 1911 aprobado el proyecto con el que se estableció que el Gobierno Federal solventaría la economía de estas escuelas.

En 1912 comenzaron a hacer su aparición las primeras escuelas rudimentarias, escuelas destinadas al campo y que ofrecían los conocimientos básicos y la enseñanza de algunos oficios, con el fin de integrar a esta parte de la población a la vida productiva. Sólo se enseñaba a hablar, leer y escribir el castellano, así como a ejecutar las operaciones fundamentales y usuales en la aritmética, de lo cual podemos percatarnos que no cumplía con lo que se buscaba desde un principio, que era el progreso y bienestar propio, sino que se busca instruir a la población para ser útiles y no para cumplir sus propias expectativas.

He ahí que la duración de las escuelas rudimentarias haya sido tan breve,

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