SOBRE INTERVENCIÓN
Enviado por songohan • 15 de Junio de 2014 • Ensayo • 1.486 Palabras (6 Páginas) • 212 Visitas
ENSAYO
SOBRE INTERVENCIÓN; EDUCATIVA Y PEDAGÓGICA
Sobre intervención; educativa y pedagógica
Los procesos de intervención tienen su origen en la asimilación de algún problema observado y pre diagnosticado, mismo que conllevará al análisis para dar cabida a la o a las soluciones posibles. Dicho rol es responsabilidad del interventor, quien debe tener un carácter revolucionario, activo, con afán y espíritu de cambio, capaz de modificar desde un problema pequeño, hasta mover masas y generar revoluciones o reformas de índole curricular.
En el presente trabajo, expongo las características del proceso de intervención, los tipos y la diferenciación entre éstas, el proceso que conlleva a plantear el desarrollo del mismo y las bases en las que se sustenta dicho proceso, el cual será el primer punto a tratar en el documento.
Teniendo claro el principio articulador del proceso de intervención educativa y pedagógica, debemos partir de él, es decir, tomar en cuenta las bases para desarrollar el proceso de intervención; propiamente como una de ellas, se habla de la educación, entendida como el proceso espiral de humanización, que está mediado por la reflexión inter o intrapersonal que ofrece la pedagogía. Llamo a la educación como el principio articulador o la base de cualquier intervención, ya que la misma provoca el acto de aprender a pensar, es decir, promociona la meta cognitiva del proceso interventor.
De igual forma hay que entender a la Pedagogía como la base para obtener el concepto de hombre, que éste brindará las posibilidades de saber o perfeccionar los procesos que envuelven cualquier intervención. Para lo cual, retomo la cita de Durkheim, El hombre es considerado como tal solamente cuando vive en sociedad“... la sabiduría se acumula sin cesar, y esta acumulación indefinida es la que eleva al hombre por encima del animal y por encima de sí mismo (...) esa acumulación no es posible más que en la sociedad y para la sociedad” (Durkheim, 1991, p. 77).
Es necesario abordar los dos conceptos anteriores para poder desarrollar el concepto de intervención, ya que es aquí donde se centran y se unen las dos bases para el desarrollo del mismo.
Al proceso espiral que comienza con un diagnóstico, mismo que debe ser estrictamente amplio y sistemático se le conoce como intervención.
Menciono dichas características del diagnóstico, ya que es la base esencial para el desarrollo del proceso de intervención; de lo contrario es imposible o casi es una condena de fracaso el continuar con el mismo ya que no están afianzados y establecidos los elementos necesarios como el conocer las condiciones del contexto, la jerarquización y categorización de las características del problema a intervenir, la negociación con el o los otros implicados en el proceso y los costos que repercutirá tanto para el interventor, como
para el espacio intervenido. En pocas palabras, el diagnóstico del proceso de intervención brindará la claridad de dirección, situación vital para el desarrollo de dicho proceso.
Es válido afirmar, que posterior al diagnóstico es cuando el interventor se plantea las hipótesis o supuestos quiméricos, mismos que son afianzados, como ya dije por el estudio previo de las condiciones del espacio a intervenir logrando así el proceso espiral de ir y venir entre las respuestas encontradas a las hipótesis planteadas. Por último, dichas respuestas clarificarán el diagnóstico, más no lo modificarán, al contrario, servirán de base para sistematizar y jerarquizar el proceso de intervención. Para ejemplificar esquemáticamente lo anterior y lo que viene en próximas líneas retomo el cuadro de Schvarstein (2006, p. 58),
Posterior al diagnóstico, es necesario establecer la planeación o metodología para plantearse propósitos o metas a alcanzar dentro del proceso de intervención. Es aquí donde el interventor debe prever el tiempo dedicado, el estado del arte potencialmente usual y los alcances y limitaciones que puedan surgir para dicho proceso.
Metafóricamente, la intervención debe sanar los temas que causen insatisfacción, que duelan, que provoquen malestar, es decir aquellos huecos que son espacios no establecidos, no perfeccionados o que no operan de forma integral en la práctica educativa, en otras palabras, los
intersticios de lo instituido.
Dichos espacios son los precursores de la búsqueda de interés de los aliados en el proceso de intervención, me refiero a las comunidades de afiliación, entre las cuales se pueden incluir los directivos del plantel, los supervisores de índole educativa, los compañeros de escuela del grupo donde se está trabajando, los padres de familia o a la población en general del contexto educativo. En otras palabras, estos lugares (intersticios) “son los espacios que uno va a ocupar o va a intentar a trabajar para poder ayudar a los procesos instituyentes” (Remedi, 2004).
Ya mencionados los términos, es preciso abordarlos. El proceso de intervención toca como punto de partida dos elementos, lo instituido y lo instituyente. El primero de ellos data de los aspectos
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