Seminario De Temas Selectos I Bloque I

En nuestros días, es muy común escuchar que la educación ahora es muy diferente a la de años atrás, que los tiempos eran mejores cuando en la educación se exigía más, y que en la actualidad la educación no es la mejor y se encuentra por los suelos.

Probablemente algo tenga de razón la persona que piense que hace años se enseñaba se manera distinta y con mejores resultados, después de todo no muchos criticarían lo que en algún tiempo vivieron. Pero, ¿qué tanto ha cambiado la forma de educar a los jóvenes?, ¿en qué aspectos hemos modificado como sociedad la manera de enseñar a nuevas generaciones los retratos de nuestras vidas?

Durante las diferentes épocas cada civilización fue marcando reglas, creando normas morales que rigieran el comportamiento de sus sociedades y evitar situaciones que pudieran arruinarla.

Nuestra forma de relacionarnos con los demás, algunas de las acciones que realizamos y la forma en la que vemos la comunidad que habitamos giran alrededor de un sistema de normas y leyes establecidas por diversos grupos de funcionarios, pero existen reglas que aun sin estar establecidas por escrito, y siendo que su único respaldo es la tradición se preservan a lo largo del tiempo y prevalecen por pasarse de generación en generación.

No hablemos solo de nuestro territorio. Miremos más de cerca en países y tiempos aún más diferentes. Tomemos como un punto de partida la familia medieval, que no es precisamente la cuna de la civilización humana, pero no es el más moderno de los modelos familiares. ¿Quién pensaría en mandar a sus propios hijos a recibir educación en un hogar ajeno y recibir otros en su morada para hacer la misma acción?, sonaría extraño en nuestros tiempos saber que alguien sigue practicándolo. Precisamente ese era el método de aquella época. Se creía entonces que era aún mejor recibir educación de quienes no los vio nacer, con la intención de ver un mejor resultado. Algo extraño que puede señalarse y recalcarse es que en ese tiempo se creía que aprendiendo a servir a la persona con quien se encontraba encargado, su amo, era la forma de recibir educación.

No existía un límite entre aprender conocimientos de oficio y el de ser un servidor doméstico, de hecho, continuamente se caía en esa ambigüedad.

Prácticamente el joven recibía conocimientos de una persona mayor sobre los aspectos de la vida cotidiana, recibía una instrucción, y su desenvolvimiento posterior se debería a una enseñanza práctica, nada teórica.

Uno aprendería como es que debería vivir, de acuerdo a lo que se veía que el amo mostraba. Buenos o malos ejemplos podían darse y como no había quien corrigiera al "instructor", ni él ni el joven aprendiz discriminarían ningún conocimiento enseñado o por enseñar. Este podría ser un punto importante para determinar un porqué de la educación como la conocemos ahora, y es que

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