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Sinuhe El Egipcio, Ensayo Libro 11,12,13


Enviado por   •  24 de Mayo de 2015  •  4.682 Palabras (19 Páginas)  •  705 Visitas

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Sinuhe el egipcio. (Libro X: La ciudad del Horizonte de Atón)

El libro comienza con la llegada de Horemheb, luego de su largo viaje en el mar. Cansado de Combatir y de manchar sus trajes con sangre del enemigo le cede el mando a Pepitamon, un hombre regordete que servía a Horemheb, entonces Horemheb le dice a Sinuhe que es libre de seguirlo a donde quisiera. Sinuhe recuerda la taberna “la cola de cocodrilo” y lo lleva ahí para relajarse. Entran en un cuarto y empiezan a tomar y a platicar. Horemheb le dice a Sinuhe que al día siguiente correrá la sangre por las calles de Tebas, pues el faraón quería imponer a un nuevo Dios llamado Atón, que decía el, era símbolo de paz y fraternidad, pues solo buscaba la verdad y nada más que la verdad.

Horemheb le dijo sinuhe, que por orden del faraón, el templo de Amón, quien era el Dios antes de la llegada de este, debía caer, pues su nombre solo significaba muerte e injusticia.

La sangre correría por Tebas, pues muchos estaban acostumbrados a adorar a Amón, y el cambiar de Dios de manera repentina provocaría revueltas y guerras entre los ciudadanos y el ejército real.

Akenathon, había dicho que la caída de Amón no debía provocar muertes, y que su ejército debía abstenerse a matar. Luego de beber Horemheb quedo dormido y Sinuhe lo llevo a su casa y velo por él.

Pepitamon, quien estaba a cargo del ejército en ese momento ordeno la entrada al templo de Amón de manera pacífica, pero poco duro esto, pues los ciudadanos que adoraban a aquel Dios no permitían el paso del ejército real, lo cual enfado mucho a Pepitamon. Luego de intentar derribar aquel templo sin éxito alguno, Pepitamon cambio su nombre a Pepitaton, y ordenó al ejército olvidar la antigua orden pacífica y arremeter contra todo aquel que se opusiera a la caída de Amón. La sangre corrió, muchos murieron y algunos fueron heridos. Cabezas rodaban y se rompían en honor a Atón, pero esto fue en vano, pues el templo era una enorme construcción bien asegurada. Los sacerdotes cerraron las puertas de aquel lugar, impidiendo al ejército entrar.

Después de insistir sin lograr nada, las tropas se retiraron y todo se calmó. Los cadáveres inundaban la ciudad con su sangre y toda era un caos. Al día siguiente Sinuhe despertó a Horemheb, el cual lo confundió con su antigua amada y este lo despertó con un golpe, quitándole el efecto de la “cola de cocodrilo”. Estos fueron a ver al faraón por todo lo que estaba pasando, y este hablo con Sinuhe, pidiéndole que lo curase, pero este le dijo su opinión sobre el tema, dejando a Akhenaton asombrado, y haciendo que lo nombre médico y trepanador real. Luego de platicar Horemheb asumió el mando nuevamente del ejército real, y junto a sus fieles soldados y se encamino al templo de Amón. Él había mandado a quitar las púas y espinas de su armamento, a fin de que lo hiriese a los ciudadanos de camino al templo, y solo los golpease en caso de entrometerse. Horemheb mando a destruir las casas de los ricos con el fin de recolectar toda la madera necesaria y construir arietes para irrumpir en el templo y castigar a todos los que se opusiesen a Atón.

Comenzó la caza, todos los soldados que habían traicionado al faraón y habían abusado de su título, violando mujeres y matando inocentes fueron castigados con la misma gravedad de sus actos.

Al entrar al templo de Amón se le dio justicia a Pepitatón y la oportunidad a los sacerdotes de abandonar aquel lugar, pues muchos ya habían perecido y no era necesario más sacrificios. Estos aceptaron y se fueron. Fue así como Amón cayo, lo cual disgusto a muchos, haciendo protestar en contra de Atón y causando quejas y odio hacia el faraón.

Luego de que Tebas se “calmó” Sinuhe, sin importarle nada, junto algunos soldados de Horemheb, los cuales le tenían aprecio, y fueron a casa de Nefernefernefer. Entraron a la fuerza, y sin matar a ningún empleado, Sinuhe les ordena golpearla para dejarla inconsciente; la envolvieron en una manta negra y la llevaron a la casa de la muerte para que los embalsamadores se divirtiesen con ella y finalizaran su vida embalsamándola.

Cansado de la brutalidad e ingenuidad de los hombres, el faraón decide emprender un viaje hacia nuevas tierras, con el fin de encontrar algún lugar donde ningún Dios gobernase y pudiese predicar el amor a Atón.

Pasaron tiempo en aquel lugar, el faraón repartió las tierras entre sus habitantes y empezó a obrar en nombre de su Dios. Cierto día su esposa hablo con Sinuhe para pedirle que le ayudase a tener un hijo varón del faraón, pues esta solo le había dado mujeres, y era su ilusión darle un hijo que heredara el trono, pero Sinuhe le dice que eso no es posible, que a pesar de haber conocido las formas de saber el sexo del niño era imposible elegir que seria.

La reina Nefertiti regreso a Tebas, pues no podía prescindir de los médicos de Tebas, entonces dio a luz, por sorpresa a la tercera hija del faraón.

Akhenaton mando a llamar a los embalsamadores de Tebas a la ciudad del Horizonte, pues había decidido morir ahí; incluso mando a construir una casa de la muerte para que ahí conservase su cuerpo.

A la llegada de los embalsamadores Sinuhe reconoció a su amigo Ramose y le pregunto si no recordaba haberle dado descanso eterno a una mujer muy hermosa después del caos de Tebas, pero este le respondió que aquella mujer era el vivo demonio, pues al despertar, empezó a seducir a los embalsamadores, con el fin de que peleasen y se mataran por ella, logrando así quitarle todas sus pertenecías y robando todo el oro de aquel lugar, pues, secretamente, la casa de la muerte era el lugar más rico de todo Tebas, ya que las personas tenían de costumbre entregar a sus muertos con pertenecías, las cuales eran arrebatadas y almacenadas. Nefernefernefer salió mucho más rica de aquel lugar.

Sinuhe el egipcio. (Libro XI: Merit)

Sinuhe regreso a Egipto, fue entonces cuando se enteró que durante la ausencia del faraón, el sacerdote Ai había gobernado. La reina Nefertiti creía estar embrujada, pues el haber dado solo hijas no era normal, entonces fue a consultar a los hechiceros negros de su madrastra.

El desastre fue demasiado grande, en Siria todo iba empeorando, a tal grado de que el faraón mando a almacenar todas las cartas mandadas de ahí, con el fin de olvidarse de aquel problema. Jerusalén había caído y el príncipe de aquel lugar se quejaba con el faraón, el cual prometió pensionarlo, pues este era amigo de su padre y no quería romper eso.

Horemheb pidió a Akhenaton un ejército con el cual pudiera controlar la resistencia de Siria, con el fin de recuperarla, pero este se negó, decía que no quería ver rodar cabezas de sus soldados, a lo que Horemheb le respondió, que luego de que Siria

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