TEMA 7. FUNCIONALISMO Y PSICOLOGÍA COMPARADA .
Enviado por Anetta_Rg • 16 de Abril de 2016 • Resumen • 4.819 Palabras (20 Páginas) • 353 Visitas
HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA [pic 1][pic 2][pic 3][pic 4][pic 5][pic 6][pic 7][pic 8]
UNED-VALENCIA
Peirce James Angell Baldwin Dewey Mead Morgan Thorndike
TEMA 7. FUNCIONALISMO Y PSICOLOGÍA COMPARADA
Este tema está dedicado al funcionalismo, antecedente inmediato del conductismo. Se resumen sus principales ideas y se muestran los autores más representativos. Se dedica también un espacio a la psicología comparada, una de cuyas derivaciones fue la psicología animal y que compartía con el funcionalismo muchos de sus presupuestos, basados en el evolucionismo.
0. Introducción.
- Lo que da forma al funcionalismo.
- Funcionalismo y psicología genética.
- Funcionalismo y psicología social: George H. Mead (1863-1931).
- Funcionalismo, progresismo y ciudadanía.
- La psicología comparada
- Derivas funcionalistas
- Introducción
El funcionalismo disfrutó de su edad de oro al comienzo del siglo XX y puede ser considerado como el baluarte de la psicología norteamericana frente a las escuelas de Wundt y Titchener.
El funcionalismo no constituyó una escuela de psicología en sentido estricto porque no tuvo un líder ni una doctrina sistematizada. Su unidad está basada en una determinada manera de entender lo psicológico (basada en el evolucionismo) y una concepción de la psicología como algo socialmente útil.
El funcionalismo pretende teorizar lo psicológico en términos de funciones (de lo que los sujetos hacen) y no de estructuras o mecanismos (mentales o fisiológicos).
En este tema se repasarán las raíces históricas del funcionalismo, se presentarán cuatro de los funcionalistas más destacados: William James, John Dewey, James Mark Baldwin y George H. Mead, y, por último, se dedicará un apartado a la psicología comparada (concretamente, a la psicología animal), con importantes conexiones con el funcionalismo.
- Lo que da forma al funcionalismo
El funcionalismo bebió de diversas fuentes. El primer antecedente puede encontrarse en Aristóteles, quien definió los seres vivos por sus funciones (lo que hacen) antes que por sus estructuras o mecanismos (las partes del cuerpo).
Desde un punto de vista histórico más restringido, ya en el siglo XIX, el funcionalismo surgió como una manera de entender lo psicológico apoyada en: el evolucionismo darwinista, el pensamiento social reformista y el pragmatismo.
A) El darwinismo
Los funcionalistas eran darwinistas porque resaltaban el valor adaptativo de la conciencia, suponían que las funciones psicológicas se caracterizan por formarse a través de la actividad adaptativa de los sujetos.
Además, al igual que Darwin recurría a la selección natural para explicar la evolución biológica, James señalaba que en la vida psíquica es la conciencia la que selecciona los contenidos mentales (ideas, imágenes, representaciones, sensaciones...).
Si el sujeto es activo y su actividad se dirige al mundo que lo rodea, el cual le plantea constantemente problemas y desafíos, el sujeto debe estar continuamente eligiendo, seleccionando posibilidades de acción, adaptándose activamente.
B) El pensamiento social
El funcionalismo eclosionó en un momento en que la sociedad estadounidense experimentaba un proceso de cambio acelerado. La comunidad tradicional, que giraba en torno a la familia y el pueblo, cedía terreno en favor de escenarios urbanos masificados.
La gestión de las comunidades exigía la participación de numerosos expertos que ayudaran a controlar los posibles conflictos. Para ello se consideraba necesario teorizar la relación entre individuo y sociedad y contar con técnicas que permitieran administrar adecuadamente la vida social.
El pensamiento social norteamericano de finales del XIX y principios del XX cumplía esa función. Sus representantes eran en general intelectuales reformistas proceden-tes de distintos ámbitos, por ejemplo: la trabajadora social Mary Follet, el sociólogo Lester Ward, el educador Arland Weeks o la socióloga feminista Jane Adams.
El funcionalismo cubrió la demanda de teorías científicas que justificaran la articulación entre individuo y sociedad. Dos señas de identidad del funcionalismo surgen de la tradición cultural americana: la idea de la adaptación activa al entorno y la necesidad de conjugar lo individual y lo social.
c) El pragmatismo
El pragmatismo fue a la filosofía norteamericana lo que el funcionalismo a la psico-logía. El funcionalismo era en cierto modo la versión psicológica del pragmatismo.
El pragmatismo exacerbaba la importancia de la acción y hacía girar en torno a ésta la cuestión de la validez del conocimiento. Para un pragmatista no hay conocimiento que no esté ligado a su puesta a prueba y eventual rectificación, según las conse-cuencias que produzca. Los principales pragmatistas fueron Peirce y William James.
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Charles S. Peirce (1839-1914) y la máxima pragmática
La filosofía de Peirce se basaba en la idea de Kant de las “creencias pragmáticas”, creencias que carecen de una base completamente segura sobre la cual asentarse y se actúa sin contar con la certeza de que las decisiones son las correctas (por ejem-plo, un médico al ir aplicando y valorando tratamientos en un diagnostico dudoso).
Peirce extendió esa idea a todo el conocimiento: no hay ninguna creencia o conocimiento, cuya verdad esté justificada más allá de sus resultados prácticos. El pensamiento está al servicio de la acción, y no hay creencia que no sea pragmática. A esto lo llamó «máxima pragmática»: la única definición posible de algo es la que hace referencia a sus consecuencias prácticas.
La psicología de William James (1842-1910). [pic 10]
A William James se le suele considerar el padre de la psicología americana y el padre del funcionalismo. Su famoso libro “Principios de psicología”, fue el manual con el que se formaron toda una generación de estudiantes norteamericanos.
James entendía el pragmatismo casi como una filosofía de vida, un principio de justificación de nuestras creencias: es válida aquella creencia que influya (para bien) en nuestra vida. Las verdades sólo son tales si son buenas para vivir.
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