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TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y ENSEÑANZA DE LA HISTORIA.


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2016  •  Ensayo  •  2.262 Palabras (10 Páginas)  •  323 Visitas

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TEORÍAS DEL APRENDIZAJE Y ENSEÑANZA DE LA HISTORIA.

UNA PERSPECTIVA DESDE LA EDUCACIÓN SECUNDARIA

Desde tiempos ancestrales, la educación ha trascendido como el instrumento idóneo para la preservación de diversos parámetros de índole cultural, política, social e ideológica. La educación ha figurado como el puente entre una sociedad idealizada y un futuro promisorio en el vislumbre de la calidad de vida, como una puerta al conocimiento y a nuevas oportunidades de progreso y superación.

A través del tiempo, las cortinas de la ignorancia han sido gradualmente reducidas, se ha abierto paso a la ciencia, a la investigación, al deseo de aprender, a la curiosidad y a la definición de los fundamentos teóricos y conceptuales que rigen los principios del saber, convirtiendo a la escuela en el agente responsable de su difusión y transmisión, a cargo de la formación e instrucción de la población y subsidiaria del éxito o fracaso de naciones enteras.

Como instrumento, la educación es valorada por su potencial para elevar las condiciones de vida de los seres humanos en la defensa de sus derechos, transmitiendo saberes, conocimientos y herramientas indispensables para que los sujetos trasciendan como creadores de cultura y constructores de una sociedad cimentada en valores y bajo los principios de libertad, equidad y justicia. La sociedad se constituye como un elemento lineal a la transformación, particularmente los jóvenes y sus decisiones implican responsabilidades que trascenderán en el futuro, por lo tanto, la educación desde este punto de vista, juega un rol modelador y no solo transmisor.

En este orden de ideas, la educación formal ha sido objeto de diversas adaptaciones en seguimiento a la transformación histórica de los pueblos y a las necesidades emergentes de cada época, por lo que su efectividad y pertinencia han sido analizadas desde variadas perspectivas, algunas de ellas centradas en el estudiante como sujeto receptor, es decir, en su aprendizaje y el proceso cognitivo alrededor del mismo en juego con otros factores de influencia que diversos autores exponen con la finalidad de definir los elementos que intervienen en el sendero de la enseñanza y el aprendizaje.

Dichas aportaciones teóricas resultan de vital importancia en la labor docente del siglo XXI, puesto que repercuten en la selección de estrategias, recursos y ambientes de enseñanza por parte del profesorado conforme su ámbito de acción disciplinar y pedagógico. Es así, como el presente espacio es destinado al análisis de las teorías en referencia desde el campo de las ciencias sociales, particularmente de la historia como segmento curricular de la educación secundaria en México.

He seleccionado el análisis en mención al ser la historia de México una de las asignaturas que me han acompañado a lo largo de 17 años de desempeño docente en la educación media, en convivencia cotidiana con jóvenes adolescentes cuyas edades oscilan entre los 14 y 16 años, tarea de la cual emana el constante compromiso de aproximar a los estudiantes a la valoración y respeto de nuestra historia, al conocimiento de los hechos que han construido la nación de la cual ahora formamos parte, más allá del conocimiento, a la comprensión de los mismos y el impacto que las decisiones pasadas han representado para las esferas política, económica, social y cultural de la actualidad, así como al reconocimiento de que las acciones presentes son el reflejo de nuestro futuro, por lo tanto el acercamiento al pasado debe rebasar los límites de la frivolidad y la memorización para dar lugar a la edificación de una conciencia histórica para la convivencia y la vida en sociedad.

Retomando las teorías del aprendizaje en combinación con la enseñanza de las ciencias sociales, considero importante destacar que las aportaciones en este sentido son vastas y de suma amplitud, mismas que interactúan entre sí para fortalecer un proceso de enseñanza-aprendizaje integral que sustente holísticamente estrategias de acuerdo a la diversidad de factores que rodean la disposición al aprendizaje de los estudiantes.

En primera instancia, resulta pertinente hacer mención a las supuestos teóricos que orientan mi ejercicio docente, mismos que me brindan la pauta para organizar estrategias, administrar recursos, espacios y tiempos, adaptar mi planeación didáctica, propiciar ambientes de aprendizaje, mantener contacto con padres de familia y favorecer la diversidad de estilos de aprendizaje en concordancia con las necesidades e intereses de los estudiantes.

En seguimiento a lo anterior, el respaldo teórico da lugar a la educación como el medio para orientar adecuadamente la labor docente, en el caso de la historia de México propicia despertar el interés hacia la asignatura, saciar la curiosidad sobre lo que le antecede, sobre su lugar en el mundo, sobre la causalidad de las interacciones sociales, económicas, políticas y culturales que le rodean y suscitar el progreso contemporáneo con conocimiento pleno de las variables que definen el rumbo de los Estados en la actualidad.

Bajo tales premisas, es que los diversos sistemas educativos destinan un espacio al estudio de la historia, con la finalidad de aportar a la población principios sólidos y razonables sobre su origen y otorgar respuestas a las principales interrogantes del presente, cuya respuesta emerge del pasado, del espacio próximo o lejano, del comportamiento de las comunidades, de las expresiones culturales y artísticas de nuestros antepasados, lo cual es susceptible de logro si concientizamos el hecho de encontrarnos frente a seres humanos, con características propias, personalidades, necesidades, preferencias y capacidades distintas, sujetos de ambientes contrastantes y nivel de maduración desigual, en este sentido, el enfoque humanista cimentado en las ideas de Maslow (Boeree, 1998), Rogers y Kolb (Del Guercio & Ortíz , 2014) nos permite reconocer que nuestra clase se integra heterogéneamente y que antes de ocuparnos de abordar contenidos para lograr aprendizajes, determinemos que tal enmienda no puede ser alcanzada si no prestamos atención a las necesidades y estilos de aprendizaje que caracterizan a cada alumno, así como la influencia irreparable del contexto y las variables que influyen por medio de la motivación intrínseca expuesta por Deci y Ryan  (Del Guercio & Ortíz , 2014).

Recordemos que la historia no figura como una materia atractiva para los adolescentes en la mayoría de las veces, si aunado a ello se encuentra la variedad de problemáticas que aleja a muchos de los estudiantes del deseo de aprenderla, resultará aún más complicado lograr los objetivos curriculares y el desarrollo de competencias, a menos que se logre aproximar la asignatura al contexto del estudiante y sus intereses.

En secuencia, resulta indispensable recalcar el grado de madurez cognitiva de los estudiantes de acuerdo a su edad en seguimiento a los estadios de desarrollo expuestos por Piaget (Meece, 2001), quien identifica en esta etapa (12 años en adelante) la consolidación del pensamiento abstracto y la capacidad de análisis, en el caso de la historia, la posibilidad de relacionar el tiempo y espacio históricos, la multicausalidad, la noción causa-consecuencia, la simultaneidad, el manejo, selección y discriminación de información histórica, la adopción de una postura crítica propia y la relación pasado-presente-futuro, entre otras habilidades y nociones históricas (Hernández, 2007).

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