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Trabajos Final


Enviado por   •  16 de Agosto de 2014  •  4.354 Palabras (18 Páginas)  •  166 Visitas

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Guerra Fria: Dominio de los EU

La Guerra Fría fue un conflicto de orden mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Estos países en el transcurso del siglo XX se instalaron en la cúspide del poder, alcanzando ambos la categoría de superpotencias. Tradicionalmente se considera que este peculiar conflicto tuvo su punto de partida tras la Segunda Guerra Mundial, una vez que los dos principales vencedores no lograron compatibilizar sus tan disímiles puntos de vista respecto de los destinos que habrían de seguir los territorios que habían sido asolados por la guerra. Sin embargo, no es posible comprender el conflicto suscitado entre Estados Unidos y la Unión Soviética a partir de 1945, si no se tiene presente el origen de las desavenencias entre ambas entidades políticas, es decir, el año 1917, cuando se produjo la Revolución Bolchevique en Rusia. A partir de este momento el comunismo se presenta como una seria alternativa frente al capitalismo.

La Guerra Fría fue una lucha que alcanzó su concreción máxima, una vez que ambas entidades políticas -EEUU y URSS- se instalaron en la cúspide del escenario internacional, quedando frente a frente en mitad del continente Europeo; allí, hasta donde sus ejércitos habían logrado llegar en la arremetida contra las tropas nazis. Desde esta perspectiva, la Segunda Guerra Mundial sólo vino a constituir el último paso que hizo de la Guerra Fría un conflicto de orden mundial. Así, la alianza forjada entre la Unión Soviética y los países occidentales a partir de 1941, sólo habría significado un paréntesis en la historia de la Guerra Fría. Como señala el historiador británico, Eric Hobsbawm, la Alianza de Guerra contra Hitler constituyó un hecho insólito y temporal, y a la vez “un proceso paradójico, pues durante la mayor parte del siglo, excepto en el breve período de antifascismo, las relaciones entre el capitalismo y el comunismo se caracterizaron por un antagonismo irreconciliable”. En efecto, esto último es clave para comprender los acontecimientos que se suscitaron tras el fin de la guerra. Aquella “insólita alianza” no logró sobrevivir una vez que el enemigo común había sido derrotado. De la guerra no salió un mundo unido, sino uno bipolar. A partir de 1945 la victoria había hecho desaparecer el único lazo que unía a los aliados. Tras la Guerra se encontraron frente a frente dos sistemas opuestos de organización de recursos, el Socialismo y el Capitalismo.

La Guerra Fría se manifestó inicialmente en Europa, donde se produjeron las primeras fricciones entre las dos superpotencias, no obstante, pronto cada una aceptó, tácitamente, la esfera de influencia de su oponente y así se estabilizó, o más bien se congeló la división de Europa durante todo el período que abarca la Guerra Fría, desde 1945 hasta 1989-1991. Este último factor fue la causa para que la Guerra Fría se extendiera hacia la periferia, especialmente, a aquellos lugares donde la delimitación de las influencias aún no estaba definida

Orden Bipolar.

Las profundas transformaciones por las que pasó la humanidad, en lo que dice respecto a sus estructuras sociopolíticas en los últimos dos decenios hasta llegar a la actual configuración, tiene como sus más directos precedentes el orden que sucedió a la Segunda Guerra Mundial. La catástrofe ocasionada por la guerra resultó fundamental para propiciar un profundo cambio que conduciría a una de las características más evidentes de la globalización: el alzamiento de los Estados Unidos como potencia hegemónica mundial. La bipolarización, que constituyó el fenómeno más ilustrativo del período de la posguerra, fue consecuencia del gran debilitamiento de las antiguas potencias europeas y el surgimiento de los nuevos centros de decisión y poder mundial - Estados Unidos y URSS. Estos dos grandes centros de poder, con sus visiones antagónicas de la sociedad y con pretensiones políticas-ideológicas opuestas serían, desde entonces, los principales protagonistas políticos de los acontecimientos históricos en los cuarenta y cinco años siguientes a la posguerra.

En las Conferencias de Yalta y sobre todo de Potsdam, ambas en 1945, Stálin, Churchill y Roosevelt diseñaron el nuevo mapa europeo, consagrando los espacios de dominación americano y soviético. Después de la Segunda Guerra Mundial, con la creación de la Organización de las Naciones Unidas - en cambio de la fracasada Liga de las Naciones -, se comienza a promover y a aceptar ampliamente un nuevo modelo de derecho y accountability internacional. La regulación internacional proyectada por la carta de la ONU estaba protagonizada por Estados soberanos, reunidos en una miríada de relaciones, conminados a resolver sus desacuerdos por medios pacíficos en la arena política y conforme a criterios legales. En principio estaban sujetos a severas restricciones al uso de la fuerza y constreñidos a observar nuevas normas a fin de respetar ciudadanos extranjeros cuando en su territorio o a los propios nacionales. Pero cada país interiorizaba esas reglas a su manera y la nueva relación de fuerza entre esas naciones surgidas del escenario de la posguerra terminó por ser contemplada en la configuración de la ONU.

Dado el fracaso de la antigua Liga de las Naciones, la arquitectura de esta nueva institución fue hecha para emplazar la estructura de poder internacional emergente. La división del globo según la influencia de poderosos Estados-naciones, con diferentes conjuntos de intereses geopolíticos, fue reflejada en la concepción de la Carta da ONU. En consecuencia, esta institución fue prácticamente inmovilizada como actor autónomo en varias cuestiones premiantes (Hobsbawn, 1996; Held 1997; Amin; 1999, Evans, 1997). Una muestra obvia de esas diferencias es la constitución del Consejo de Seguridad de la ONU. Además de la prominencia económica y / o militar de las naciones hegemónicas - que se traducía, naturalmente en otras formas de poder -, el status político privilegiado añadía autoridad y la legitimidad necesaria a cada uno de los Estados más importantes.

Con el establecimiento de un nuevo orden, legitimado por una nueva y más fuerte institución política mundial, comienza la primera "demarcación" de las zonas de influencia en el escenario bipolar. Las áreas ocupadas inicialmente por las tropas soviéticas en el Este se volvieron socialistas con el determinante apoyo a los partidos comunistas y grupos de izquierda locales al establecimiento de nuevos gobiernos. La presencia soviética luego se mostraría efectiva y continua bajo su influencia política y ayuda económica y siendo la garantizadora del proceso de planificación de la economía y de la implantación del ideario comunista en estos países. Los Estados Unidos, a su vez, pasan a ser

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