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Trabajo Final


Enviado por   •  13 de Agosto de 2014  •  4.039 Palabras (17 Páginas)  •  202 Visitas

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Vite González Liliana

Enríquez Espinosa Osiel Omar

México: Economía, Política y Sociedad III

Profesor: Marco Antonio González Gómez

Grupo: HCT07

Índice

Deuda externa durante los periodos presidenciales de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Miguel de la Madrid Hurtado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

Carlos Salinas de Gortari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Deuda Externa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Deuda externa durante los periodos presidenciales de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari

Antes de resolver el problema de la estabilidad y el crecimiento, el gobierno delamadridista tuvo que enfrentar el problema de la deuda externa, sobre todo porque existía la creencia de que para pagar había que crecer y con las condiciones de enero de 1983, aquello resultaba imposible.

De esta manera, Miguel de la Madrid empezó a renegociar la deuda con los acreedores internacionales, tarea que dejó en manos del secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, cuya primera encomienda fue transmitir un mensaje de confianza sobre la intención de negociar la deuda y no declarar la moratoria. Sin embargo el argumento utilizado por el gobierno delamadridista a los bancos fue explicar que la falta de liquidez imposibilitaba que México pudiera importar bienes básicos para reactivar el crecimiento económico. Sin crecimiento se volvía prácticamente imposible cumplir con las obligaciones de la deuda, ni siquiera para el pago de los intereses, ya ni hablar del principal. Fue así como uno de los principales logros, insuficiente si se observa de manera global, fue alcanzar la carta de intención para un convenio de Crédito Ampliado por 4 500 millones de dólares para el periodo de enero de 1983 a diciembre de 1985.

Para junio de 1986, y ante la dificultad de llegar a un acuerdo, el presidente De la Madrid pronunció un discurso en Hermosillo insinuando, por primera vez, la posibilidad de una suspensión de pagos y de la moratoria: “No hay pagadores muertos ni clientes quebrados”.

Los problemas económicos que enfrentó la administración de Salinas al entrar eran enormes. La deuda externa rebasó los 100 000 millones de dólares y los pagos a los servicios de las deuda interna y externa consumían más de 60% del presupuesto.

El 1990, el gobierno anunció un nuevo acuerdo de la deuda bajo el Plan Brady. Esto supuso una reducción de 10% del monto de la deuda y disminuyó los pagos en casi 1 000 millones de dólares al año; además, nuevamente otorgó acceso a México a los mercados monetarios internacionales. También se obligaba a México a reparar la deuda mediante el depósito de fondos en el extranjero para cubrir los pagos de la deuda en caso de que México incumpliera otra vez. Esto no resolvió la crisis de la deuda, como lo asegura el gobierno, puesto que no atendía en absoluto la deuda interna y los pagos constituían en 1990 más de 10% del PIB.

Miguel de la Madrid Hurtado

De la Madrid llega al poder en una de las épocas más difíciles del país, mucho debido a su antecesor José López Portillo, quien nacionalizó la banca tres meses antes de salir del poder tras dos sexenios de gastos excesivos.

“¿Qué comportamientos podemos observar en el presidente durante el periodo comprendido entre 1982 y 1988?, y ¿Qué pistas debemos seguir para entender esa etapa de la historia de México?”.

Tendríamos que clasificar a Miguel de la Madrid en un término medio entre un presidente “servidor de la nación” y un mandatario “hombre fuerte”, ya que nadie puede negar que fue un personaje que puso toda su voluntad al servicio del país; sin embargo, sus actos estuvieron marcados por las tradiciones despóticas priistas: no escuchó al Congreso y menospreció las sugerencias de otros actores políticos mexicanos.

Miguel de la Madrid fue un reformista cauteloso que actuó obligado por la difícil situación económica, pero limitado por las constricciones de un sistema político autoritario. Ante los constantes señalamientos de de errores y excesos en su administración, el propio De la Madrid se justificaba: “[…] es mi equipo, y no puedo desconfiar, el día que ello suceda, estoy perdido como presidente”.

EL SEXENIO de Miguel de la Madrid Hurtado pasará a la historia como la presidencia que inició las grandes reformas de la economía y la política mexicanas, cambios relevantes después de 60 años de dominio del binomio ideológico “nacionalismo revolucionario” emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

En Latinoamérica; durante los años ochenta casi la totalidad de la región estuvo sumergida en una profunda crisis económica.

Fueron años difíciles que se conocen como “la década perdida”, en la que las reformas económicas estuvieron condicionadas por un contexto internacional desfavorable para los países en desarrollo.

Durante 1981 y principios de 1982 se produjo en nuestro país un desequilibrio fiscal de gran magnitud y un uso desmedido de la deuda para financiarlo. La incertidumbre y la salida de capital hacia el exterior finalmente condujeron a una devaluación del tipo de cambio en febrero de 1982. Éste fue el escenario económico que heredó Miguel de la Madrid. Una crisis económica con desequilibrios macroeconómicos generalizados: déficit fiscal de enormes proporciones; subsidios desmedidos de los precios y las tarifas de los servicios públicos; contracción del sector externo; deuda externa disparada y dudas sobre la capacidad para realizar los pagos de su servicio; desempleo y contracción de la actividad económica; inflación desbocada; desintermediación financiera; y encono entre los sectores privado y gubernamental.

En 1982 la coyuntura económica de México presentaba una tarea difícil para cualquier personaje que se hubiera decidido a tomar las riendas del país. Pero ello tampoco era algo nuevo para un presidente; es decir, la historia de México ha estado indefectiblemente ligada a una espiral de crisis recurrentes que ni siquiera el vanagloriado

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