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Alemanes, ingleses, norteamericanos y franceses comparten


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2012  •  Ensayo  •  2.016 Palabras (9 Páginas)  •  680 Visitas

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LA PROXEMICA EN UN CONTEXTO DE DISTINTAS CULTURAS:

ALEMANES, INGLESES Y FRANCESES

Alemanes, ingleses, norteamericanos y franceses comparten importantes porciones de las culturas de las otras, pero no en pocos puntos las culturas chocan por consiguiente los malos entendimientos que aparecen son tantos mas serios porque los norteamericanos y europeos se precian de interpretar atinadamente el comportamiento de los otros. Las diferencias culturales extra conscientes suelen por consiguiente atribuirse a inepcia, grosería o falta de interés por parte de la otra persona.

Siempre que personas de diferentes países entran en contacto repetidas veces cada quien se pone a generalizar acerca del comportamiento de la otra persona

LOS ALEMANES

Siempre que personas de diferentes países entran en contacto repetidas veces cada quien se pone a generalizar acerca del comportamiento de la otra persona. Los alemanes y los suizos alemanes no son excepción. La mayoría de los intelectuales y profesionales de esos países con quienes he hablado acaban por llegar al comentario acerca del empleo del espacio y el tiempo por los norteamericanos. Ciertamente, los europeos dejan más tiempo para todo cuanto virtualmente entraña relaciones humanas importantes. Muchos de mis sujetos europeos observaron que en Europa son importantes las relaciones humanas mientras en Estados Unidos es importante el horario programado.

Según las normas europeas, los norteamericanos desperdician el espacio y rara vez planean adecuadamente según las necesidades públicas. Debo mencionar aquí que no todos los europeos son tan perceptivos. Muchos de ellos no van más allá de decir que en los Estados Unidos ellos mismos se sienten con apremios de tiempo y con frecuencia

se quejan de que a nuestras ciudades les falta diversidad

ALEMANES Y SUS INTRUSIONES

Nunca olvidaré mi primera experiencia de las normas proxémicas alemanas, que sucedió cuando yo todavía no me graduaba. Mis modales, mi condición y mi ego fueron atacados y aplastados por un alemán en un casa en que treinta años de residencia en el país y un excelente dominio del inglés no habían atenuado las ideas alemanas acerca de lo que constituye una intrusión. Dos normas básicas norteamericanas que en los Estados Unidos se consideran

muy naturales y que los norteamericanos tienen tendencia a creer universales.

La primera es que en los Estados Unidos hay en tomo a dos o tres personas en conversación una frontera invisible,

La segunda norma es algo más sutil y tiene que ver con el momento exacto en que se siente que una persona ha pasado efectivamente un límite y penetrado en una pieza.

Ninguna de estas definiciones norteamericanas del espacio es válida en el norte de Alemania. En cualquier caso de esos en que el norteamericano se consideraría todavía fuera, para el alemán está ya en su territorio y por definición ha de sentirse implicado. En esta experiencia se puso de relieve el conflicto entre las dos clases de normas:

El estudio ulterior me ha procurado un mejor conocimiento de las normas alemanas y he descubierto que a los ojos del alemán yo me había portado con intolerable grosería. Yo estaba ya "dentro" de la casa y por poder ver para dentro estaba cometiendo una intrusión. Para el alemán no existe eso de estar dentro de la pieza sin estar dentro de la zona de intrusión, sobre todo si uno mira a los del otro grupo, por lejos que estén.

LA ESFERA PRIVADA

Los alemanes sienten su propio espacio a manera de prolongación de su persona. Un indicio de este modo de sentir lo da la palabra Lebensraum (espacio vital), harto imposible de traducir, porque significa mucho de un modo muy conciso. Al contrario de los árabes, como después veremos, el ego del alemán está muy al descubierto y le hace recurrir a cualquier extremo para preservar su "esfera privada". Así se vio durante la segunda &guerra mundial, en que los soldados norteamericanos tuvieron ocasión de observar a los prisioneros alemanes en circunstancias muy variadas.

Para el alemán es particularmente molesta la idea norteamericana de que el espacio debe compartirse. No puedo citar el informe de los primeros días de ocupación en la segunda guerra mundial, con Berlín en ruinas: pero un observador comunicó la siguiente situación, que tiene algo de pesadilla, como suele suceder en las meteduras de pata que se producen por inadvertencia entre culturas distintas. Los edificios públicos y privados en Alemania suelen tener dobles puertas para aislarlos del mido, y en muchos hoteles hacen otro tanto. Además, los alemanes toman muy en seno la puerta. Los alemanes que vienen a Estados Unidos hallan nuestras puertas ligeras y endebles. El significado de la puerta abierta y la puerta cerrada es muy distinto en cada uno de estos dos países.

ORDEN EN EL ESPACIO

Los- alemanes quieren saber dónde están y se oponen severamente a las personas que se salen de la cola, que "hacen trampa" o no obedecen a los letreros de "Prohibido el paso", "Sólo para el personal autorizado", etc. Algunas de las actitudes mentales alemanas para con nosotros han de atribuirse a nuestra informal actitud respecto

de los Limites o demarcaciones y de la autoridad en general. Los alemanes son muy precisos cuando se trata de la distancia de intensión, ya mencionada.

LOS INGLESES

Se ha dicho que los ingleses y los norteamericanos son dos grandes pueblos separados por una lengua. Las diferencias que se achacan al lenguaje tal vez no estén tanto en las palabras como en las comunicaciones en otros niveles, a empezar por la entonación inglesa.

Una de las razones fundamentales de esa gran disparidad es que en los Estados Unidos utilizamos el espacio como un medio de clasificar a la gente y las actividades, mientras que en Inglaterra es el sistema social el que determina quién es uno. Una oficina en esquina es más prestigiosa que una situada junto al elevador o al final de una larga sala. Pero el inglés ha nacido y se ha criado dentro de un sistema social.

El norteamericano de clase media criado en los Estados Unidos se siente con derecho a tener una habitación propia, o por lo menos parte de una habitación. Las mujeres norteamericanas que quieren estar solas van a su recámara y cierran la puerta. Le puerta cerrada

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