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"CARTAS A QUIEN PRETENDE ENSEÑAR" De Paulo Freire.


Enviado por   •  31 de Octubre de 2013  •  2.219 Palabras (9 Páginas)  •  4.872 Visitas

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“CARTAS A QUIEN PRETENDE ENSEÑAR” de Paulo Freire.

INTRODUCCCION:

Se realizará una síntesis de cada carta, tomando en cuenta que están dirigidas a los educadores americanos (“latinoamericanos”, desde la visión de la hegemonía de la globalización), invitándolos a reflexionar en la formación educativa de niños, jóvenes y adultos en el marco de una escuela democrática, haciendo de ellos futuras personas que generen la transformación social con una conciencia critica.

PRIMERA CARTA

“Enseñar – aprender. Lectura del mundo- lectura de la palabra”

En esta primera carta, Paulo Freire nos invita a pensar en la acción de que el educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al enseñar algo que es reaprendido por estar siendo enseñado.

Preparar a los educandos para aprender y estudiar es en primer lugar un trabajo crítico, creador y recreador sin importar el contenido, porque partiendo de una reflexión crítica, uno puede dirigirse a la lectura de otros textos que me atraen según mi curiosidad y experiencia.

Resalta la importancia de la lectura, como un sujeto crítico de lectura, buscando crear la comprensión de lo leído, y de ahí parte la importancia de la buena enseñanza de la lectura y la escritura.

Define al acto de estudiar como un acto de “desocultar”, tratando de alcanzar la comprensión más exacta de las realidades. Por eso enseñar, no es un proceso simple de transferencia de conocimientos, sino es un enseñanza crítica que se corresponde con un estudio crítico que necesita una comprensión también crítica que es forjada por quien lee y estudia. Por eso resalta el autor, que leer y estudiar es un trabajo paciente, desafiante y persistente y no es para las personas apresuradas o poco humildes.

SEGUNDA CARTA

“No permita que el miedo a la dificultad lo paralice”

En esta segunda carta, Paulo Freire presenta la relación que existe entre el sujeto que teme y la situación u objeto del miedo y a su vez hay otro elemento constitutivo que es el sentimiento de inseguridad del sujeto temeroso como una falta de fuerza física, falta de equilibrio emocional, falta de competencia científica, ya sea real o imaginaria del sujeto para afrontar obstáculos.

Dándole la importancia que venía desde su primera carta, nos indica que ante el trabajo de comprensión de un texto, previamente debo saber si mi capacidad de respuesta está al nivel del texto, si es menor o si es mayor. En el caso de que el educador sienta que su capacidad de respuesta es menor, no debe permitir que el miedo lo paralice, para eso necesito pedir la ayuda. Uno de los errores que se puede cometer, tanto como educadores o estudiantes, es retroceder ya que no incorporamos a nuestra disciplina intelectual el hábito de de consultar instrumentos auxiliares como los diccionarios, enciclopedias, hoy sería la búsqueda de fuentes fiables en la red virtual. También indica el problema de la falta de disciplina cuando uno se desconecta de la lectura. Un lector es un recreador del texto, el lector debe desocultar la comprensión del texto y así es leer críticamente, reescribiendo lo leído. Por eso, cuando el lector alcanza al objeto del que habla el autor, el lector conoce la inteligencia del texto y se convierte en coautor del mismo.

Sugiere que se evite caer en una “lectura bancaria”, en la que el lector come el contenido del texto, con la ayuda del educador nutricionista. Por esa razón es importante superar los miedos en esta tarea de educadores y acompañar a los lectores en el descubrimiento de interacciones entre los temas y continuar con el discurso y el vocabulario del autor, transformándonos en coautores de la lectura.

TERCERA CARTA

“Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad"

Esta tercera carta, presenta sobre la importancia de la elección de la práctica docente, sin pensar que es la más importante de todas. Significa reconocer que es fundamental para la transformación social, ya que ninguna sociedad se afirma sin antes perfeccionar su educación y por ende su ciencia, su cultura, su tecnología y su futuro. Más allá de los salarios, y la situación de las instituciones educativas en nuestra región, no es posible aceptar a alguien que quiere ser educador por el solo hecho de no haber tenido otra opción en sus elecciones vocacionales.

Se debe tener en cuenta que los problemas relacionados con la educación, no sólo son pedagógicos, sino también políticos y éticos. Por eso, la educación no es la palanca de transformación, pero sin ella los cambios no darían sus frutos.

CUARTA CARTA

“De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas”

En esta carta nos presenta sobre las cualidades que debe tener un educador progresista, comenzando por el de la humildad, como la valentía y el respeto a nosotros mismos y hacia los demás, reconociendo que nadie los sabe todo y nadie ignora todo. La humildad, dice, Freire en su carta, nos mantiene abiertos a aprender y a enseñar, siendo uno de sus auxiliares es el” sentido común”.

Es preciso sumar otra cualidad a la humildad con que el educador actúa y se relaciona con sus alumnos, y esta cualidad es la amorosidad, sin la cual pierde significado su trabajo.

Otra virtud, es la valentía, como superadora de un miedo concreto, y que importante es conocerlo, dominarlo y educarlo.

La tolerancia, otra virtud más que necesaria para el educador progresista. Sin ésta, no se puede realizar un trabajo pedagógico. Y no es cubrir lo intolerante o disfrazar a un agresor o la victima. Tolerar, implica establecer límites y principios que deben ser respetados.

Presenta también otras cualidades, como la decisión, la seguridad, la paciencia e impaciencia y la alegría de vivir, las cuales deben ser cultivadas.

Por eso hace hincapié en que la capacidad de decisión del educador es absolutamente necesaria en su trabajo formador.

Sobre la seguridad, no dice que se requiere competencia científica, claridad política e integridad ética. Pues así no se puede estar seguro de lo que se hace sin tener una fundamentación científica o las ideas por lo que se hace.

La necesidad de estar entre la paciencia y la impaciencia, coloca al educador en una acomodación, buscando un equilibrio que permita que ser de la escuela un lugar de vivencia feliz. Una escuela, donde se piensa, se actúa, se crea, se habla,

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