CONGOJA POR UNA EDUCACION CONTABLE FUTIL.

En la publicación “Congoja por una educación contable fútil”, se mencionan algunos aspectos que soportan la visión de que la educación contable se ha caracterizado por ser un programa en el que se evidencia poco interés y falta de fundamento desde el punto de vista de una formación integral que incluyan otras ramas del conocimiento, principalmente las ciencias sociales y humanas las cuales –de acuerdo al autor- no deberían presentarse dentro del currículo de los programas de contaduría pública como componentes complementarios puesto que es solo a través de las herramientas que estos saberes aportan que el profesional de contaduría pública puede abordar de forma crítica el marco conceptual en el que se ejecuta a fin de garantizar la actuación ética de los profesionales de este campo del conocimiento.

Es fundamental para el ejercicio de la profesión contable considerar la etnicidad colombiana, la mentalidad, la ideología y las necesidades que tienen los colombianos dentro de un mundo capitalista en el que las universidades deben encaminarse no solo a presentar soluciones a los problemas inmediatos propios de la carrera, sino que debe formar profesionales que puedan pensar, cuestionar y ofrecer ideas que aporten en la resolución de la problemática nacional en materia de educación, salud, recreación y cultura, pues, como menciona el autor, si estos temas no se abordan se corre el riesgo de entregar a la sociedad contadores indiferentes que ejercen su profesión ajenos a las necesidad de desplegar programas inclusión social, a conservar respeto por la dignidad humana por encima de los intereses de los gerentes de las empresas capitalistas; en este sentido, resalta la importancia de que los estudiantes se replanteen las razones que los llevaron en un principio a escoger la carrera de contaduría pública pero sobre todo que reconsideren los objetivos que buscan al graduarse como contadores, de manera que la profesión represente no solo una oportunidad en materia laboral y económica sino también la invitación a ser autores en el cambio de la dimensión social del país.

Por todo ello, el autor expresa que es necesario que el contador público pueda abordar la situación social desde campos como el arte, la filosofía, la psicología, la ciencia, la antropología, entre otros, con un pensamiento crítico considerando que la contabilidad es influenciada por el contexto político, social, legislativo y económico que hacen que no sea un artefacto neutral, y en este sentido le corresponde a la universidad presentar ofertas que articulen la formación de profesionales con conocimiento integral y al resto de nosotros oponernos a un sistema educativo que no ofrezca esta oportunidad.

De forma consecuente y complementaria, en “La iniquidad del capitalismo conduce a pensar de otro modo la actuación contable” el autor hace alusión a la tarea del contador en la sociedad, pero sobre todo enfatiza su papel en un sistema capitalista en el que las empresas están direccionadas a obtener la máxima multiplicación de su capital económico aún en detrimento del bienestar del capital humano, factores que realzan la brecha entre lo social y lo económico.

Se cuestiona además los mayoría de profesionales se desenvuelvan en una sociedad marcada por la desigualdad social, la afectación y el deterioro del ambiente, la falta de oportunidades y acceso a condiciones de bienestar y aun así carezcan de un sentido crítico que les lleve a rectificar el objetivo de primordial de miles de empresas que han olvidado el principio fundamental de la escuela administrativa en la que “la razón de ser de la empresa es tanto social como económica” (Roethlisberger 1965, según Rojas 2009). Adicionalmente, en el apartado  “Eticidad  en  la  divulgación  de  informes financieros” explica que, con la caída de la bolsa de valores,  se hizo evidente que  la  profesión  contable  se enfrenta a desafíos de carácter ético debido a los múltiples intereses que recaen sobre la información que se presenta, donde  el  profesional  se  debate entre a  quién favorecer,  haciendo  que la  información producida sea cada vez menos objetiva.  El  autor  señala  algunas  técnicas  comúnmente observadas  en la  manipulación de  la información financiera de una entidad que, aun cuando se trata de prácticas legalistas,  pueden se logra intuir una aplicación antiética del saber contable.

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