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Enviado por   •  27 de Agosto de 2012  •  1.651 Palabras (7 Páginas)  •  882 Visitas

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CAPITULO I

UN FAVOR SIGNO DE LOS TIEMPOS

A eso de las cinco de la tarde se acerco a la hacienda de Juan Francisco don Baltasar Rejón de Meneses, este era conocido por traer noticias desde la ciudad de Lima hasta Piura, pero como don Juan Francisco era el ultimo en enterarse de las noticias, realizo la conversación con una noticia acerca de un pirata que había llegado desde Buenos Aires hasta el Callao, ya hacia varios meses atrás, pero don Baltasar le respondió que la actitud de su visita no fue tal sino un favor que su mujer le había pedido que este realice para una criada suya llamada Rita, don Juan no entendiendo el pedido, pidió la explicación del caso, este le dijo que en su Hacienda había un esclavo el cual es capaz de apechugar a todas las criadas de la ciudad. Don Juan sorprendido por el pedido y por la noticia, respondió que tenía entre sus esclavos un garañon llamado José Manuel, pero que este era mas reposado que inquieto. Pero don Baltasar respondió que este esclavo gozaba de su famita de macho fuerte que muchos quisieran tenerlo para si. Bueno respondiendo don Juan Francisco, accedió al pedido de don Baltasar, diciéndole que sus criados se encargarían de lo pedido.

CAPITULO II

LA TINA

La Tina era una hacienda, construida de adobe ladrillo y paja, en 1816 no parecía una casa para hecha para habitar, por mas que en ella vivía gente de buena condición. Los que construyeron no lo vieron con fines de vivienda sino con fines de industria. Posiblemente este fue lo que pensó su fundador, el licenciado don Cosme Ríos. De allí su fama de caserón sombrío, desmesurado, recio, que se encontraba alejado de la ciudad, solitario algo así como una interrogación para los que venían de afuera como un guardián para los que venían de adentro.

Este era un caserón al cual la industria había tomado para fabricar jabones y curtir pieles como para la venta de cuero, se dice que era un exilio porque para trabajar ahí se tenia que alejar de la cuidad, donde el trato feudal era mas acentuado donde el obrero era explotado, del que solo se sentía libre fuera de estos lugares que abundaban en Piura.

Don Juan Francisco recibió de su abuelo una fábrica maltrecha y desacreditada debido a que este no le había prestado la atención que merecía este negocio. Así pues solo llego a recibir una fabrica encerrada entre cuatro paredes, y entre el traspaso que se le dio, recibió una docena y media de esclavos, viejos en su mayor parte, dos de ellos medio bozales y sin cristianizar, pero al frente de todo este rebaño había un mulato de veintiocho años, exúbero de belleza juvenil, con vigor y flexibilidad de pantera javanesa y mirada soberbia y firme.

Don Juan Francisco se vio en la necesidad de sacar provecho por este deteriorado capital negro y hacerlo todo un evento productivo. Mas a pesar de los dilemas en que se puso don Juan Francisco, este ya había aceptado a don Baltasar que le traiga su criada y si su capataz la aceptaba por mujer, dejarla a esta al servicio de su hija, que pensaba traer a su lado muy pronto

CAPITULO III

UNA LLEGADA INTEMPESTIVA

Una noche casi de improviso llego una persona con una noticia acerca de sus familiares limeños donde le informaban sobre la próxima llegada de su hija llamada Maria Luz, la cual llegaba con una caravana bulliciosa como la de una procesión, no había pasado mucho rato cuando llego Maria Luz a la hacienda portando una carta, que su cuñada le escribiera, comunicándole que debido a la presencia de piratas en el Callao y la causa independista, hacían de Lima una ciudad caótica por la cual vieron conveniente enviarlo mas lejos de la ciudad.

Don Juan no quería que su hija se quedara en la hacienda pero tuvo que hacerla porque el lugar a donde este quería llevarlo se encontraba un poco destartalada. Solo días antes a la llegada de Maria Luz, Rita había sido mandada al yogamiento con todas las recomendaciones y formalidades del caso. Pero debido a la llegada de la hija del patrón este prohibió los apareamientos dentro de la casa.

Al día siguiente de lo ocurrido entre Rita y José Manuel, don Juan al cruzar el patio de la fábrica, notaba que los esclavos olvidados por un momento del respeto que le debían a su amo, parecían decirle solo con la mirada:

“¡Como se ha olvidado su merced de nosotros!, ¿Qué solo ese maldito de José Manuel es hombre?”. Solo días después llego la hija del patrón.

Don Francisco había resuelto que no ocurriese mas apareamientos por lo cual mando a uno de sus criados Antuco que le dijera a la negra Casilda que guardara a Rita hasta que el determinara otra cosa.

Pero con la llegada de su hija todo cambio, sus sentimientos paternales. De ahí

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