EL PRINCIPITO Y LOS ADULTOS

“El principito y los adultos.”

Por:

Leonardo Antoni Pérez Garnica

Psicología 1° B

Una comparación y critica a la sociedad de hoy en día, teniendo de referencia la lectura de “El Principito” de Antoine de Saint Exupery, es de lo que trata de ensayo, pues es lo más llamativo y, hasta podría decir, que apasionante, que se me vino a la cabeza a la hora de pensar sobre lo que pondré por escrito, por lo que en pocas palabras, es eso, una comparación y critica, basándonos en las virtudes y características encontradas en la lectura, lo que tratare aquí.

Luego de leer el libro, y más precisamente en ciertos momentos que leía, me daba la impresión de que resumía de una manera poética y muy profunda la manera en la que un adulto se comporta dentro de la sociedad, y también, la manera en que se comporta y ve, a sus súbditos, o en otro contexto, “menores”, quienes carecen de toda sabiduría y experiencia ante los ojos de cualquier adulto, lo que provoca una falta de seriedad de parte del menor, pues el adulta, comúnmente juzga y cuestiona, a lo que su razón cree, es lo racional, y olvida por completo, que existe el otro lado de la moneda, que no solo se ve lo que muchos creen ver, sino que, puede verse distintas caras de un objeto, una imagen, una forma, incluso un ser, si se da la apertura a observar de un ángulo diferente, de uno que sea fuera de lo cotidiano, un ángulo poco visto y explorado por muchos adultos, que como el libro cita mucho, y en este momento citare, “los adultos solo quieren cifras y números”, es todo lo que les importa y existe para ellos, para ellos, la belleza de una casa no se mide en el tesoro que esconde, o los secretos que guarda su historia, o incluso, la singular forma de una ventana, ni la peculiaridad de sus colores o formas que se pueden encontrar en su techo tan añejado, no, los adultos estiman el valor de una casa en millones, y en automático, se convierte en una belleza única y perfecta ante sus ojos. Peculiar y sin sentido para mí, pues se olvida que todos fuimos niños, que es una etapa en la cual nadie escapa, y pocos se atreven a volver. Vaya maravillosa etapa la de ser niños, porque es poco probable que algún adulto sueñe con vivir en asteroide como B-162, y pasar su vida, contemplando cuanto atardecer pudiese, y ni hablar, de disfrutar el deshollinar volcanes.  Tal vez mi critica se deba a que me sentí muy identificado con el antagonista del libro, aquel niño ingenuo que su sueño era dibujar toda su vida serpientes boas abiertas o cerradas, porque en eso era bueno y le apasionaba, y que al exponer su trabajo ante los ojos juzgones de un adulto, mis explicaciones del dibujo no llenaban la saciedad de una respuesta lógica y con sentido para el adulto, y que al no cubrir con esa expectativa del adulto, tuviese que adaptarse a la vida ya preestablecida que dicta nuestra sociedad, pues no es bien visto por los demás adultos, que trabajas en lo que te apasione, si este, no llena tus bolsillos o el de tus cercanos, para encajar en una sociedad compulsivamente capitalista, por lo tanto, debes acatar la sugerencia casi obligada del adulto, de estudiar y dedicarte a una profesión más respetable en el campo científico, o de cualquier índole, que llene tus bolsillos de una manera brusca, dejando de lado, las emociones y el sentir que provoca tu habilidad en lo que disfrutas tanto hacer, pero que de ninguna manera el adulto responsable de ti, te persuadirá al cabo de un tiempo, para que llenes esas expectativas que tiene, e incluso tuvo de ti, antes de que siquiera, llegaras a este mundo, pues no es tolerante en los adultos que exista una falta de planeación, y los menores, no son exentados de esa práctica. Un libro que te maravilla en todos los sentidos, o al menos, en mi caso, es lo que ha provocado, te aventura a un mar de emociones, que despiertan el lado más creativo de ti, y que realiza una inteligente y poética cuestión hacia la manera en que funciona nuestra sociedad adulta frente a los jóvenes. Cada planeta que visita el principito, se puede tomar como una virtud que poseen malamente los adultos, y la poca pena que tienen al aceptarlo como algo de lo cual sentirse orgullosos. Un libro que en sus pocas páginas, está llena de contenido del tamaño de un planeta como Júpiter, y tan cautivador como cualquier estrella reluciente en el cielo.

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