GENERO FANTASTICO
Enviado por mirandacerda • 28 de Octubre de 2013 • 4.490 Palabras (18 Páginas) • 1.285 Visitas
Introducción
Muchos autores han intentado definir y dar una estructura concreta a la literatura fantástica, pero, como en el caso de muchas otras categorías ficcionales, resulta imposible limitar tan basto universo imaginario a unas simples reglas para clasificar creaciones literarias.
Lo que se intentará con esta monografía será observar la literatura fantástica desde el punto de vista de algunos autores importantes del género y principalmente desde Cortázar, autor con el que hemos trabajado durante el año.
El dilema de “lo fantástico” no se trata de definir si el mundo presentado tiene una explicación lógica o si es aceptado como natural. Como afirma Julio Cortazar lo fantástico es eso que surge de nuestra propia psiquis, cuando una sensibilidad preparada para ese tipo de experiencias percibe que las leyes habituales no se cumplen del todo o solo lo hacen parcialmente.
Es necesario replantearnos las categorizaciones que hemos asimilado sobre la literatura fantástica, para volver a dar lugar a que lo fantástico suceda.
A partir de varios cuentos de este autor (todos los cuentos pertenecientes a Bestiario: “Casa tomada”, “Carta de una señorita en París”, “Lejana”, “Ómnibus”, “Cefalea”, “Circe”, “Las puertas del cielo” y “Bestiario”; y de Final del juego: “Los Venenos”, “Después del almuerzo”, “La noche boca arriba” y “Final del juego” trabajaremos las categorizaciones comunes de lo fantástico, para plantear que muchas veces el hecho literario escapa de toda clasificación estructurada y concluir que la literatura fantástica es un género por sí mismo.
Desarrollo
Respecto del origen de lo fantástico, Adolfo Bioy Casares, en el prólogo de “Antología de la literatura fantástica”; afirma que elementos como los aparecidos, los fantasmas y los sueños pueblan las ficciones fantásticas desde antes que existiera la literatura.
Remontándonos a la Edad Media, la cosmovisión sobrenaturalista de la época hizo posible el surgimiento de relatos en los que, elementos sobre naturales eran posibles; por ejemplo: las hadas y la magia, así como los milagros y el accionar del mal sobre la vida humana; todo esto de una manera naturalizada.
Ya en la modernidad, como consecuencia de los conflictos afrontados por el pensamiento europeo a partir del Romanticismo; el relato fantástico comienza a tomar forma como tal. Hacia finales del siglo XVIII cobra gran importancia la novela gótica. Según Todorov esta se encuentra estrechamente vinculada a lo fantástico, ya que en este tipo de relatos se dan dos tendencias: lo sobrenatural que puede ser explicado y lo sobrenatural aceptado.
Con la secularización de la vida cotidiana la literatura fantástica va perdiendo fuerza. Las transformaciones ideológicas, el avance de las ciencias fueron dejando excluido la posibilidad de lo mágico y lo extraño.
Sin embargo, y paralelamente en el siglo XVIII, la literatura fantástica comienza a cobrar una nueva importancia, de la mano del mundo inconsciente del pensamiento, caracterizado como una zona oscura de la mente humana. Es decir, que el mundo de las ideas, lo psicológico, comienza a cobrar mayor importancia sobre la vida cotidiana, y esto se ve reflejado en la literatura fantástica.
Dada la versatilidad que caracteriza al cuento, es allí donde la narrativa fantástica se desarrolla principalmente. En este ámbito, y a diferencia de lo planteado por Todorov, la producción podría ser múltiple; ya que en él podemos incluir relatos de horror, sobrenaturales e innumerables experiencias humanas en las que la duda es el principal tema.
Tendríamos que salirnos de la definición de Todorov sobre lo fantástico para atender al hecho de que muchos relatos se centran en la duda sobre lo que se está narrado de múltiples maneras.
La interpretación del lector en el género fantástico
Para poder conocer el límite entre lo real y lo irreal, es necesario entender las definiciones de estas palabras. Se define real como aquello que indiscutiblemente está allí, una verdad inalterable, privada de toda subjetividad y opuesta a lo imaginario; y lo que no es real, es todo lo considerado irreal.
Pero, en un relato, el autor dispone de la libertad de hacer desaparecer dicho límite. El escritor puede crear personajes, situaciones y entornos completamente irreales, y a nosotros se nos presenta el dilema de cómo clasificar ese tipo de relatos. Pero, ¿Por qué hablamos de relatos con acontecimientos irreales? ¿Cuál es el sentido de los mismos?
Los relatos con acontecimientos irreales responden a una necesidad de escaparnos del mundo cotidiano, desprovisto de sorpresas, para soñar en un mundo en el que todo es posible, donde la Tierra no es el único hogar del hombre porque este sale a la conquista de otros universos, situados unas veces en el mundo sobrenatural y otras, en el cosmos.
Un cuento no necesariamente es fantástico porque se produzca en él un simple hecho irreal, como podría ser un animal que habla. Esto simplemente se asume y se continúa la lectura, teniendo en cuenta que la historia transcurre en un mundo donde dicho animal tiene la facultad de hablar. En el relato fantástico, los hechos irreales no tienen justificación alguna. No existe una certeza sobre lo que está ocurriendo, el lector necesita explicaciones y estas no son provistas por el relato, es decir, la ambigüedad continúa hasta el fin de la aventura: ¿Realidad o sueño? ¿Verdad o ficción?
Se sostiene que el cuento será fantástico mientras dure la duda del lector, pero este, al finalizar la lectura, inevitablemente tomará una decisión. Si el lector niega que los hechos sucedidos sean irreales, y pretende enmarcarlos dentro de lo posible, la obra pertenece al género extraño. Como Todorov resalta: “En primer lugar, es necesario que el texto obligue al lector a considerar el mundo de los personajes como un mundo de personas reales y a vacilar entre una explicación natural y una explicación sobrenatural de los acontecimientos evocados. Luego, esta vacilación puede ser sentida también por los personajes; de tal modo, el papel del lector está, por así decirlo, confiado a un personaje y, al mismo tiempo, la vacilación está representada, se convierte en uno de los temas de la obra (...) finalmente, es importante que el lector adopte una determinada actitud frente al texto. Deberá rechazar tanto la interpretación alegórica como la interpretación ‘poética’”.
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