Niños Ferales
Enviado por fercho_carlos18 • 19 de Noviembre de 2012 • 2.400 Palabras (10 Páginas) • 736 Visitas
Un niño salvaje o niño feral es una persona que ha vivido apartada de la sociedad durante un largo período de su infancia. Esta categoría incluye desde personas que no han tenido el más mínimo contacto humano durante años hasta niños que han sido confinados en sitios donde solamente se les alimentaba. Se han conocido pocos casos pero han sido muy estudiados por su interés sociológico, médico y lingüístico.
Carlos Linneo en su obra Systema Naturae describiría sus tres características principales: hirsutismo, imposibilidad de hablar y dificultad para caminar erguidos de forma permanente. Estos niños muestran poca sensibilidad al frío y al calor, visión nocturna y sentido del olfato muy desarrollados; imitan sonidos de animales y prefieren la compañía de éstos a la de los humanos; olfatean la comida que van a ingerir, duermen del anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones; y parecen ser sexualmente indiferentes. De todas formas, estas características dependen del momento en que los abandonen y los encuentren y del grado de interacción con animales y con personas durante su período al margen de la sociedad.
Cuanto más temprano es el aislamiento y más tardío su hallazgo, más difícil es integrar a estas personas en la sociedad. Por este, a veces, nulo contacto con otros seres humanos y por el trato vejatorio que sufren en ocasiones, su educación es extremadamente compleja y a menudo frustrante para los profesionales que se ocupan de su reinserción y para los tutores que las acogen. Suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y es frecuente que mueran jóvenes
- Algunos casos:
Oxana Malaya (Оксана Малая) (nacida en Noviembre de 1983) es un caso de niño salvaje hallada a los 8 años de edad en Ucrania en 1991, habiendo vivido la mayor parte de su vida en compañía de perros. Adquirió gran número de hábitos caninos y tuvo dificultades para manejar el lenguaje. Desde que se la encontró vive en la clínica Baraboy para discapacitados de Odessa.
Los padres de Oxana, alcohólicos, eran incapaces de cuidarla. Habitaban en una zona empobrecida por la que campaban perros salvajes. Vivió en una caseta de perro tras su casa, donde fue cuidada por estos animales, de los que aprendió su comportamiento y maneras. Gruñía, ladraba o se encuclillaba como un perro salvaje, olisqueaba la comida antes de ingerirla y se descubrió que tenía agudizados los sentidos del oído, el olfato y la vista.
Cuando la encontraron, a Oxana le fue difícil adquirir habilidades humanas y emocionales normales. No había tenido ninguna estimulación intelectual ni social, y su único apoyo emocional había provenido de los perros con los que vivía. Al no haber estado expuesta al lenguaje en contexto social, se le hizo muy difícil mejorar su habilidad verbal.
A día de hoy, Oxana puede hablar y gran parte de sus problemas de comportamiento se han remediado. Aún está por verse si podrá formar relaciones estables y sentirse parte de una comunidad humana.
En un documental producido por el Canal 4 británico, sus doctores manifestaban que es difícil que llegue a rehabilitarse adecuadamente a una sociedad 'normal'. Recientemente se encontró con su padre, que la había dejado en la caseta de perro de pequeña. Fue interesante ver que Oxana buscaba su afecto.
En 2006, a la edad de 23, Oxana residía en un hogar para discapacitados mentales, donde ayuda a cuidar las vacas en la granja de la clínica
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Genie Wiley (nacida 18 de abril, 1957) es el nombre que las autoridades del estado de California le dieron a una niña descubierta en en el suburbio angelino de Arcadia el 4 de noviembre de 1970, cuyo verdadero nombre que rara vez se utiliza para proteger la identidad de la persona. Es uno de los casos representativos de los llamados niños ferales, y, posiblemente, el mejor documentado de todos ellos, si bien el paradero actual de Genie Wiley es un misterio.
El término Genie, según la Dra. Jeanne Butler, una de las especialistas que trabajaron con la niña, viene de la idea de un espíritu mágico encerrado en una botella, esperando a salir
Nació el 18 de abril de 1957. Vivía con sus padres y un hermano mayor, John, que era, junto con ella, el sobreviviente de un total de cuatro nacimientos. La pareja, formada por Irene y Clark Wiley, era inestable. Irene sufría de una ceguera muy notoria debido a las cataratas y a su retina desprendida. Clark, por su parte, quien era mayor que Irene en 20 años, sufría un cuadro depresivo agravado que se desencadenó a causa de un accidente de tráfico en el que murió su madre, y era un maltratador que le propinaba frecuentes palizas a su esposa. También se insinúa que sentía odio hacia los niños.
Genie nació perfectamente normal físicamente, y comenzaba a hablar un poco tarde, ya que demoró hasta los 20 meses. Un médico familiar sugirió que la niña presentaba problemas de aprendizaje y que posiblemente también un retraso mental. Clark tomó esta situación al extremo, llegando a creer que las autoridades le quitarían a su hija, o que sería llevada a una institución especializada, y que era su deber proporcionarle un tratamiento doméstico y protegerla de los peligros del mundo exterior
La suerte de Genie quedó echada desde ese momento. Hasta los 13 años de edad, Genie no tuvo contacto alguno con el mundo, ni con persona alguna, salvo su padre. Pasaba los días encerrada en su cuarto, ataviada únicamente con un pañal y atada a una silla-orinal (potty chair, silla entrenadora en inglés). Cuando era de noche, su padre la colocaba en una especie de bolsa de dormir, la ataba y la dejaba dentro de una jaula hecha de alambre y madera, cuando no se le olvidaba y la niña pasaba las noches sin protección alguna en la silla. Tenía prohibido emitir sonidos o hacer ruido. Si llegaba a hacerlo, su padre la golpeaba o le ladraba como un perro feroz para asustarla. Ni siquiera le enseñó a comer o a ir al baño por sí sola. Su alimentación, hasta los 13 años, consistió en comida de bebé, cereales y huevos cocidos, todos los cuales le eran proporcionados de mano.
Su habitación, si es que se le podía llamar así, era un cuarto sellado sin adorno alguno en las paredes. No tenía acceso a radio, televisión ni material didáctico. Lo único de lo que disponía (cuando no estaba atada) era de algunos envases de queso cottage, un par de impermeables de plástico, estambre y revistas viejas de TV Guide. Si acaso llegaba a oír palabras, éstas eran agresivas. A la edad de 13 años, la niña sólo entendía 20 palabras, la mayor parte de las cuales eran negativas, como "stopit" (ya para), "nomore" (ya basta) y "no".
Los demás habitantes de la casa no vivían de
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