Problemáticas del docente
Enviado por Mauricio Terán D • 4 de Abril de 2016 • Ensayo • 1.469 Palabras (6 Páginas) • 248 Visitas
PROBLEMATICAS DEL DOCENTE
“Quien educa hace brotar vida”
Que mejor forma de iniciar la descripción de la profesión más hermosa, que partir de una frase como esta, para dejar en claro lo que es ser docente hoy en día.
Durante el transcurso de esta unidad hemos analizado, que es el ser docente desde distintas perspectivas, todo ello con el fin de crear en nosotros los futuros “profesores y maestras”, una visión más amplia de lo que nuestra profesión implicará.
Pero la docencia no siempre ha sido como la conocemos, puesto que se ha ido adaptando a diversas situaciones y a los diversos contextos de la historia, tal como lo relata Emilio Tenti en su obra “El arte del buen maestro”.
Desde tiempo atrás el docente empezaba a encontrar complicaciones en la vida del docente, pues se consideraba que los profesores debían reunir ciertas características tanto físicas como éticas, pues antes la vocación de docente, requería renunciar a una vida de lujos o riquezas, ya que la labor docente se veía como, una profesión heroica en la cual el mero hecho de tener la oportunidad de formar mejores personas y enriquecerlos en conocimientos era el mejor y la más satisfactoria recompensa; Por ello el magisterio dejaba de ser considerado una profesión, para empezar a ser calificado como una especie de sacerdocio, en la que el principal requisito era la VOCACIÓN.
J. Delors llega a justificar un poco de estas diferencias con el texto “UN PASAPORTE PARA TODA LA VIDA: LA EDUCACIÓN BÁSICA”. Donde nos habla de la problemática que puede ocasionar al docente que el niño no tenga los fundamentos de la educación básica. La familia es la primera escuela del niño, pero cuando falta un entorno familiar o éste es deficiente, corresponde a la escuela mantener vivas, e incluso establecer las capacidades virtuales de aprendizaje. Los niños procedentes de medios desfavorecidos deben ser objeto de esfuerzos concertados por parte de los educadores. Cuando hay niños con necesidades específicas que no pueden ser atendidas dentro de la familia, corresponde a la escuela prestar la ayuda y la orientación especializada.
El perfil profesional del docente basado en la división de funciones está cambiando poco a poco para dar paso a otro perfil o, mejor aún, a perfiles diferénciales. En el momento actual el profesor requiere nuevas estrategias, percepciones experiencias y conocimientos para intentar dar respuesta a los múltiples interrogantes que se le presentan cada día. Para ello, es necesario concebir el docente bajo otro paradigma, diferente al tradicionalmente utilizado. No se trata de definir mecánicamente, a través de un listado, las competencias del docente, es preciso desentrañar qué elementos cognitivos, actitudinales, valorativos y de destrezas favorecen la resolución de los problemas educativos, desde todos los niveles de desempeño del docente, para de esta manera, sea posible identificar y analizar aquellas capacidades requeridas por un grupo social determinado, en un contexto específico, lo cual le dará pertinencia social a este nuevo perfil. El educador concebido desde esta óptica debe despertar el interés por aprender, cómo aprender y mantener al día estos conocimientos. De esta manera, cabe preguntarse sobre las competencias requeridas al educador de hoy. Sin embargo, es difícil ponerse de acuerdo en este aspecto, la incertidumbre no sólo involúcralas competencias profesionales sino las calificaciones requeridas por la dinámica de la innovación tecnológica y organizacional, así como también la necesidad de prever tendencias de evolución o involución del sector educativo. En consecuencia, se asume, que en este contexto de incertidumbre definir La profesionalidad docente sólo por el desempeño observable reduce drásticamente las posibilidades de desarrollo del educador, ya que es posible a través de la definición de un perfil basado en competencias (debidamente identificadas), ofrecer una visión más amplia, pertinente y contextualizada del perfil docente, en términos de autonomía, de asumir responsabilidades, de trabajo en grupo y capacidad de aprender a aprender.
Con demasiada frecuencia se escuchan conversaciones entre el profesorado que ponen de manifiesto sentimientos de desconcierto e insatisfacción sobre el trabajo en los centros y, lo que es peor, muestran cierta incredulidad ante la posibilidad de que las cosas puedan mejorar. La sensación de estar derrotados paraliza a un sector importante del personal docente y su deseo es intentar abandonar las aulas cuanto antes. Las instituciones educativas que se precisan en las nuevas sociedades democráticas, regidas por la solidaridad y la justicia social deben ser repensadas. En un mundo abierto donde las verdades hay que construirlas de manera consensuada y razonada, en el que hay que admitir la discrepancia, donde las tecnologías de la información y las comunicaciones no imponen a nadie horarios ni períodos de vacaciones, la vieja escuela se siente como nunca fuera de lugar y sus profesionales es fácil que se perciban como incomprendidos. Jurjo TORRES intenta hallar explicaciones a este panorama de queja y desmotivación, y describe hasta dieciséis factores que pueden ayudarnos a comprenderlo. Su minucioso análisis ofrece al mismo tiempo líneas de intervención para recuperar un optimismo sin el cual es imposible hablar de calidad de la educación y, por tanto, motivar al profesorado y a los alumnos y alumnas para que encuentren relevante la vida en las aulas.
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