Sobre "La Doble Y única Mujer" En El Marco Del Realismo
Enviado por latingueisha • 19 de Octubre de 2013 • 1.458 Palabras (6 Páginas) • 291 Visitas
El realismo es un movimiento literario que surgió en la segunda mitad del siglo XIX, es una estética que supuso una ruptura con el romanticismo tanto en los aspectos formales como en los ideológicos. El término “realismo” es un vocablo que alude a la necesidad de alcanzar objetivamente una semejanza con la realidad. El hecho de que la representación sea objetiva implica un rechazo de lo ficticio e ilusorio, lo metafórico y lo simbólico, como también de lo absurdo y de los sucesos insólitos. De esta manera, un texto realista debe reflejar lo real, construyendo así un verosímil realista para que el lector sienta que lo que dice la ficción pueda haber sido parte de la realidad. Sin embargo, no todo es exclusión ya que en este movimiento vemos cómo comienzan a formar parte del mundo del arte tanto lo antiestético y desagradable, como los trastornos y miserias humanas. Incluso los temas tabú como el sexo se admiten también en esta nueva corriente. El crítico literario inglés, Ian Watt, aplica el término “realismo” en su libro The Rise of the Novel para referirse a una época artística que se ve atravesada por el materialismo, por lo mundano y sociológico que forman parte de la visión burguesa. Según Watt, uno de los factores que posibilitaron el surgimiento de esta nueva corriente literaria fueron los cambios sociales que afectaron a la audiencia lectora luego de la Revolución Industrial en Inglaterra en el siglo XVIII. Durante este período hubo una gran expansión del público lector, lo que tuvo como consecuencia que la forma literaria de la época sufriera modificaciones en su producción. Asimismo, el hecho de que el público se extendiera a la clase social media trajo consigo un cambio en el gusto literario; se buscaba producir textos que sirvieran como forma de entretenimiento y, al mismo tiempo, los escritores intentaban describir las circunstancias difíciles bajo las cuales vivía la gente (la violencia, la pobreza, la falta de educación y el trabajar por un ingreso mínimo) con el fin de crear conciencia en el lector y denunciar la realidad.
En la poética del realismo, Watt comenta que los personajes ya no deben ser entes superiores sino individuos ordinarios de la vida común. A su vez, arguye que la descripción de los objetos y ambientes debe ser específica y singularizada; la representación del tiempo y el espacio, detallada y pormenorizada. El lenguaje también difiere de aquel usado en el romanticismo ya que se intenta utilizar un estilo acorde a personajes corrientes capaz de reflejar autenticidad en los textos. Es un lenguaje límpido y poco analítico, encauzado hacia la prosa periodística y adecuado para comunicar las costumbres y hábitos del individuo común. El narrador del texto es omnisciente, fuerte y legisla todos los sentidos. En cuanto a la retórica, es la metonimia la figura predominante en el realismo, recurso que se utiliza para designar una cosa o idea con el nombre de otra con la que guarda una relación semántica. Podemos decir, entonces, que el realismo guarda una relación estrecha con los cambios sociales de la época, ya que lo que se intenta lograr es describir y representar el presente de manera crítica.
En el siglo XX el realismo toma características distintas a las del siglo anterior. (En Argentina, por ejemplo, el naturalismo –derivado del realismo- pone énfasis en los aspectos que generan rechazo para generar conciencia, aspectos entre los cuales podemos mencionar a la inmigración como el más importante. La generación del 80 fue muy xenofóbica y se temía la perversión del lenguaje en manos de los inmigrantes. Sin embargo, la real amenaza se vio cuando los hijos de los inmigrantes comenzaron a buscar posiciones de poder). En los años 1920 se publican tres novelas en América Latina: La vorágine del colombiano José Eustasio Rivera, Don Segundo Sombra del argentino Ricardo Güiraldes y Doña Bárbara del venezolano Rómulo Gallegos. Estas novelas forman parte del ciclo denominado “novelas de la tierra” y se convierten en un modelo a seguir. La reacción es la siguiente: hay que pensar a la literatura
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