Ensayo final Batería.

Victor Chiriboga

2 de diciembre de 2016

¿Es la lectura un ejercicio para el cerebro?

“La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo” - (Addison, 1713). Se ha comprobado que tan solo el 5% de los estudiantes leen por voluntad propia, y el 95% porque los obligan. El hábito de la lectura resulta bastante favorable para las personas sin importar que edad tengan, nos puede brindar muchísimos beneficios a lo largo de nuestras vidas, ya que se ha comprobado que ayuda a enriquecer el vocabulario gracias a la adquisición de palabras nuevas, mejorar la memoria recordando personajes, escenarios, etc., y aumenta la concentración de cualquier actividad.

Al igual que al inicio de nuestros estudios, cuando empezábamos a leer textos básicos y nos adentrábamos al contexto de cada palabra, desarrollándola en oraciones, escritos, entre otros, la adquiríamos en nuestro vocabulario. Haciendo de la lectura un hábito, reforzaremos aún más nuestro vocabulario leyendo textos cada vez más complejos. Cuando leemos un texto, es común encontrarse con palabras desconocidas por lo que recurrimos a buscar su significado para entender lo que estamos leyendo o que nos quiere expresar esta parte del texto. James F. Baumann, profesor de Literatura de la Universidad de Missouri, y Edward J. Kame’enui, PhD de la Universidad de Oregon, afirman la alta correlación existente entre la compresión de la lectura y el conocimiento del vocabulario, por lo que plantean que dependen de sí mismas para que la persona que está leyendo pueda entender el contexto en el que se está desarrollando el texto (Kame'enui & Baumann, 2004). Enfocándonos desde el punto de vista de un adolescente, es notable la variedad lingüística entre estudiante, que ya desde los 5 años existe una brecha de exposición de 30 millones de palabras dependiendo del origen socio-económico. Los resultados de esta brecha se manifiestan en la alfabetización de los estudiantes, principalmente la comprensión de la lectura (Hart & Risley, 1995). Al aumentar nuestro rango de palabras, sean fáciles o complejas, será necesario gozar de una buena memoria, para nuestra suerte, ese es otro de los grandes beneficios que la lectura nos brinda.

Durante la lectura de un texto, y principalmente en libros, donde encontramos una historia con varios factores que determinan el transcurso de la trama, es necesario recordar las características de los personajes, situaciones importantes, el escenario en el que se encuentra la lectura, y demás. Para esto se necesita tener una buena memoria y así no perder el hilo de lo que estamos leyendo. Según el artículo escrito por el Psicólogo Christian Cruz, estudios realizados en Noviembre de 2010 por el Instituto Nacional  de Salud y de la Investigación Médica del país de Francia,  gracias al investigador Laurent Cohen y otros compañeros, analizaron y concluyeron que no hay una estructura cerebral específica para el área de la lectura, todo ello en un experimento con 63 adultos voluntarios con diferentes niveles de alfabetismo, donde lograron medir la actividad cerebral mediante una resonancia magnética. Los grupos se conformaban por 10 analfabetos, 22 personas donde aprendieron a escribir y leer en edades avanzadas y 31 personas que habían estudiado desde su infancia. La lectura estimula áreas visuales las mismas que son indispensables para tener una facilidad en el habla (Cruz, 2010). De esta forma, la lectura estimula el método visual en las zonas encargadas de la forma de expresarnos, la escritura de las letras, y además de zonas primarias visuales, las cuales son las encargadas de almacenar toda la información al leer. Por medio de esta investigación determinaron la activa la relación entre la práctica visual y el método de habla, siendo uno de los métodos para mejorar la memoria. La mejora de memoria en una persona puede significar algo muy importante y de gran ayuda, no obstante, la buena memoria debe ir ligada a tener una buena concentración para mayor productividad.

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