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Mi Notebook No Reconoce La Bateria


Enviado por   •  10 de Octubre de 2012  •  1.263 Palabras (6 Páginas)  •  323 Visitas

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PROGRAMA DE ASIGNATURA

I. IDENTIFICACIÓN:

Plan de Estudios : LICENCIATURA Y PEDAGOGÍA EN FILOSOFÍA

Nombre de la Asignatura : “UNA LECTURA DE LA FENOMENOLOGÍA DEL ESPÍRITU”

Tipo de Actividad Curricular : SEMINARIO

N° de horas : 4

Créditos :

Nivel :

Código :

Prerrequisitos :

Año Académico : 2012

Profesor (es): : CARLOS CASANOVA

II. DESCRIPCIÓN:

En el prólogo a la Fenomenología del espíritu (1807) Hegel escribe: “Lo verdadero es el todo”. Inmediatamente añade: “Pero el todo es solamente la esencia que se completa mediante su desarrollo”. En la introducción de la misma obra, Hegel dice que solamente lo absoluto o el todo “es verdadero o solamente lo verdadero es absoluto”. Dice además que lo absoluto está ya de algún modo “en nosotros”. Al mismo tiempo que –sostiene en el prólogo– “de lo absoluto hay que decir que es esencialmente resultado, que sólo al final es lo que es en verdad”. Ahí estriba según él la naturaleza de lo absoluto, que es la de ser “sujeto o devenir de sí mismo”.

De manera que lo que Hegel llama “Espíritu” no es otra cosa que “movimiento” o “devenir”, pero también desarrollo o despliegue del todo; el espíritu es lo absoluto como movimiento y transformación, inseparable de las formas en que deviene y se despliega; él es la esencia inquieta de la diversidad de lo que se presenta, lo verdadero en movimiento tal como se manifiesta, que se completa mediante su desarrollo.

Podríamos decir –fundamentalmente a partir de la Ciencia de la lógica– que lo absoluto es lo in-finito en lo finito, es decir, no es otra cosa que lo finito, pero no sólo en tanto que mero límite o frontera (Grenze), sino también además en tanto que barrera (Shranke). Y por definición el concepto de Barrera puede ser negado. En otras palabras, lo in-finito es el límite que se traza en el movimiento mismo de su rebasamiento y superación. Es lo que dice Hegel: “Por el hecho mismo de estar algo determinado como Barrera, ya por eso se halla superado”. Aquí la superación de barreras es la manera en la que se desarrolla una cosa, la in-quietud de sus límites, su in-finitud, o bien, dicho de otro modo, su finitud trabajada por la negatividad. En la Ciencia de la lógica Hegel pone un ejemplo muy similar al que pone en el prólogo de la Fenomenología. Allí escribe: “La planta supera la Barrera de existir como germen, e igualmente la de existir como flor, como fruto, como hoja”. Vale decir: la planta es el todo como in-finitud que desborda la barrera de existir como germen, como flor, etc. Al mismo tiempo que no existe sino como germen, como fruto, como hoja, es decir, como cada uno de esos momentos a través de los cuales se desarrolla y completa como todo. Lo in-finito como absoluto coincidiría con aquel momento en que se realiza y se sabe como la totalidad de cada una de esas figuras o momentos de su despliegue.

Tenemos entonces con que lo Infinito, literalmente, es la negación de lo finito: lo in-finito. En ningún caso es lo “no finito”, como si fuera algo al lado de lo finito, una realidad paralela, o algo más alto, por encima de las cosas finitas. Lo infinito no es lo que está más elevado, sino que es el movimiento mismo de elevación o levantamiento, de relevo (Aufhebung) de lo finito. En este sentido el Absoluto es la propia negación de las “cosas” o “asuntos” (Sachen): su pro-grama de caducidad, y de generación. Su vida, la vida del espíritu, es la muerte –y el nacimiento– de las cosas. Es precisamente desde este punto de vista que Catherine Malabou ha destacado el concepto de plasticidad del sujeto en Hegel. Se trata del triple carácter de la plasticidad de la forma en la Fenomenología: en tanto que recepción de la forma, actividad de formación y transformación de las formas, y a su vez estallido o deflagración de las formas. El sujeto es el que reúne, como su esencia, estos tres movimientos característicos de la presencia en su plasticidad constitutiva.

La serie de los “momentos”, como aspectos inseparables de la totalidad del espíritu en su devenir, está constituida por las cuatro grandes secciones de la Fenomenología del espíritu: “Conciencia”, “Autoconciencia”, “Razón” y “Espíritu”. A su vez estos momentos están internamente diferenciados por las “figuras” particulares de la “experiencia de la conciencia”. Así, por ejemplo, “certeza sensible”, “percepción”, o “fuerza y entendimiento”. En el presente Seminario nos proponemos hacer un recorrido por estos diversos momentos y figuras a partir de

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