Philadelphia

La película, estrenada en 1993, habla del estigma del virus del VIH, cuando no estaban claras ni las circunstancias del contagio, ni los medios para la transmisión, ni la profilaxis para evitar el contagio o el tratamiento.

El argumento se centra en un joven y prometedor abogado, Andrew Beckett, que desarrolla su trabajo en un prestigioso despacho de abogados. En una de las escenas, Walter presenta en un frente una marca oscura que dice ser producto de un golpe practicando deporte, al ser preguntado por un compañero. Este compañero no se lo termina de creer, porque conoce los síntomas del Sarcoma de Kaposi a través de una compañera que ya lo había padecido (ella, debido a una transfusión de sangre infectada del virus).

La empresa empieza a ver a Andrew como un infectado, y el rumor se extiende por los altos cargos que ante la amenaza del contagio empiezan a pensar en sacarlo de la empresa, pero deben ser cuidadosos porque Andrew está desarrollando una gran demanda a una multinacional en la que el bufete tiene muchas expectativas.

Usan una artimaña para despedirlo, le hacen creer que ha traspapelado la importante demanda, cuando él está en el hospital, haciendo frente a un episodio de crisis de su enfermedad. Días después hacen efectivo el despido.

Andrew, desde su conocimiento de la Ley y de su enfermedad, elabora un contraataque, para lo cual busca la ayuda de otro abogado quien, en un principio toma la misma actitud que los abogados del gran despacho. Desconfianza y miedo. Aún así, no queda conforme, investiga acerca de la enfermedad y de la Ley que ampara a los enfermos en sus puestos de trabajo, y decide aceptar el caso y ayudarle.

Ambos abogados establecen una estrecha relación basada en la confianza mutua y en la defensa de los Derechos Humanos, por encima de los prejuicios y de los estigmas que el virus del VIH o la homosexualidad pueden provocar en determinados ámbitos.

El final de la película es el juicio, en el que Andrew gana por supuesto, pero también muere cuando sus síntomas se agravan.

La familia de Andrew es un ejemplo claro de cómo viven las familias de los pacientes terminales la enfermedad de su ser querido. Todos se vuelcan con los deseos de Andy, quien aún sabiendo que sus fuerzas flaquearán, decide luchar por lo que los Derechos

Humanos le han concedido. Un enfermo de SIDA tiene un problema de salud con muy mal pronóstico, pero no es un incompetente en su trabajo, ni ha de ser un marginado, ni tiene por qué haber desarrollado prácticas de riesgo, no pertenece a un grupo de riesgo por ser homosexual (la imagen de esto es la figura de su pareja, Miguel, quien no está contagiado y es su mayor proveedor de cuidados y amor).

Antes de este trabajo no había visto la película, y ahora ya puede que todos tengamos muy asumido que el SIDA no se contrae estando en la misma habitación que una persona que lo padece, ni por el contacto, ni por la respiración, pero en aquella época –está ambientada en 1993-, nada estaba claro con respecto a esta enfermedad.

Me parece bastante gráfica, la imagen del abogado

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