La realidad sobre la noción de Responsabilidad Social Empresarial de las organizaciones.

La realidad sobre la noción de Responsabilidad Social Empresarial de las organizaciones

     ¿Es consciente la sociedad de qué es Responsabilidad Social Empresarial (RSE)?, ¿saben realmente las empresas qué es la RSE?, ¿la RSE es realmente aplicada en las organizaciones? Estas son algunas de las inquietudes que surgen en torno a la RSE, un tema con gran relevancia actualmente debido a la reciente importancia que le ha dado la sociedad al compromiso que deben tener las empresas frente a sus diferentes grupos de interés que van más allá de sus accionistas y sus empleados, incluyen a la comunidad, los actores políticos y en general las relaciones sistémicas que debe mantener la empresa con los diversos agentes del entorno que varían de acuerdo con el contexto de cada sector empresarial.

     Ahora, para comprender los tres interrogantes es fundamental generar una definición formal de la RSE cuya noción es abarcada a partir de diversas instituciones. Sin embargo, las más relevantes son el Global Reporting Initiative (GRI) y la International Organization for Standardization (ISO) quienes generan definiciones similares y complementarias de la RSE. Según la ISO 26000 la RSE se compone de

(…) las acciones de una organización para responsabilizarse del impacto de sus actividades sobre la sociedad y el medioambiente, donde estas acciones: Son consistentes con los intereses de la sociedad y el desarrollo sostenible; están basadas en el comportamiento ético, cumplimiento con las leyes e instrumentos intergubernamentales aplicables; y están integradas en las actividades en curso de la organización (ISO, 2010, pág. 4).

     Esta definición es complementada por el GRI (2006) que propone hipótesis respecto a la RSE. “La hipótesis de entidad permite determinar los límites organizativos y operativos, la hipótesis de devengo se refiere a los límites temporales y la hipótesis de materialidad se refiere a la determinación de la información que resulte relevante para los stakeholders” (Horrach & Salvà, 2011, pág. 277). De acuerdo con estas definiciones, a pesar de que muchas empresas dicen ser responsables socialmente, la Responsabilidad Social Empresarial es una falsa moral de las empresas frente a sus efectos en la sociedad debido a que éstas no tienen en cuenta todos sus elementos, la utilizan con el único fin de aumentar su valor económico, la utilizan como una estrategia de marketing, entre otros.

     Teniendo en cuenta las problemáticas mencionados, las empresas no utilizan adecuadamente la RSE ya que la aplican para contrarrestar de cierta forma los efectos que generan en la sociedad y no contemplan todos los componentes de la misma. Para que las empresas apliquen una RSE real deben tener como eje principal objetivos enfocados hacia el bienestar general que al ser satisfechos mejoran las posibilidades de sostenibilidad económica de la empresa, esto sería el efecto, no la causa en sí. Además, las organizaciones deben regirse bajo criterios de trasparencia, democratización, cooperación, gestión ambiental, etc. (Horrach & Salvà, 2011), lo cual no sucede con mucha frecuencia. Adicionalmente, a este tema existen algunos niveles que muestran la jerarquía de aplicación de la RSE.

     El primer nivel, en el cual se encuentran la mayoría de las empresas, consta de las actividades relacionadas con los recursos internos de la empresa directamente relacionados con la cadena de valor^[1]. El segundo nivel, tiene en cuenta a los trabajadores de la empresa y a la comunidad. El tercer nivel, donde se experimenta la verdadera RSE, “consiste en la reparación, corrección o renovación de determinados aspectos en los que se sitúa una organización, a través de acciones y prácticas que no poseen ninguna relación con la actividad principal de la empresa” (Giacomozzi & González, 2014, pág. 70). Dado lo anterior, es evidente que las organizaciones intentan generar una RSE, mas no logran llevar a cabalidad sus planes debido a que su interés principal no es la ética contenida en su aplicación, sino la mejora en su sostenibilidad económica.

     Así, la RSE no genera un valor real en la sociedad pues está dada para aumentar el valor económico de las empresas. De acuerdo con el Premio Nobel de Economía, Milton Friedman (1970), la única responsabilidad de la empresa son los resultados económicos (Saavedra García, 2011), por esta razón, en un entorno en el cual el comportamiento inmoral es común, la sociedad demanda cada vez más un comportamiento ético en las empresas “logrando que este tema comience a ser ampliamente considerado por los organismos empresariales para no sólo seguir desarrollando su actividad en condiciones óptimas sino para lograr una reputación bien anhelada por sus órganos principales de decisión” (Ruiz Palomino, Ruiz Amaya, & Martinez Cañas, 2012, pág. 18) lo cual tendrá como efecto la mejora de las utilidades, pues la reputación y el aumento de compradores tienen un relación directa en el mercado.  

     Respecto al tema económico, la gestión de la Responsabilidad Social Empresarial genera mejoras en la reputación de las empresas lo cual tiene como resultado ventajas competitivas que permiten tener una visión a largo plazo por lo que para aplicar la RSE se deben escoger las estrategias pertinentes para lograrlo. Estas estrategias de acciones socialmente responsables “no debería suponer ser un gasto, sino un buen negocio, puesto que se trata de una inversión que genera ganancias y utilidades, en algunos casos de forma inmediata, y en otros a mediano y largo plazo” (García Pellicer, y otros, 2007, pág. 2). En ocasiones, una de las estrategias para generar acciones responsables son las donaciones, éstas son  comúnmente aplicadas por varias organizaciones porque no implican una gran estructuración a nivel interno.

     Una de las formas más comunes de filantropía son las donaciones, esta es una de las acciones más conocidas de Responsabilidad Social Empresarial. Uno de los más grandes atractivos que ésta tiene son las deducciones fiscales dadas para incentivarla en países donde ésta no es una actividad común. A pesar de esto, es importante tener en cuenta que dichas deducciones se traducen en un menor ingreso para el área pública, lo cual contrarresta el beneficio generado por las donaciones. Para este caso particular, el gobierno debe establecer lineamientos claros para que estas donaciones sean dadas en aspectos esenciales como la pobreza, la desigualdad, la educación, etc. y de esta forma no contrarresten sus beneficios (Curto Grau, 2012). Sin embargo, es sabido que esto no es tarea fácil. Aunque hay algunas empresas que van más allá de esta actividad, no cumplen realmente con la Responsabilidad Social Empresarial.

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