Monografía “Inversiones y diversificaciones”

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Alumno: Amaya Camila Loza Gutiérrez

Materia: Redacción básica

Docente: Verónica Medrano Ríos

Carrera: LAF

11/Diciembre/2018

Monografía

“Inversiones y diversificaciones”

Índice

1. Introducción
2. Inversiones
3. Instrumentos financieros

III.I Activos financieros

III.II Pasivos financieros

III.III Instrumentos de patrimonio

1. Diversificación
2. Tipos de diversificación
3. Conclusión
4. Bibliografías

Introducción

La educación financiera hoy en día, es uno de los aspectos más importantes y más olvidados en nuestra sociedad, puesto que este nos educa para que nuestras finanzas vayan acorde a nuestro ritmo de vida.

Las inversiones y las diversificaciones son unos de los factores que potencialmente, impulsan a la economía a mantenerse estable y aceptable para los gustos y necesidades de todas y cada una de las personas.

Este tipo de aspectos son los que no consideramos y deberíamos de inculcar en la educación básica, ya que el dinero es un principio que nos rige y nos imposibilita de ciertas y específicas maneras.

Día a día, la gente comienza a prestar más interés en sus finanzas personales, cuando esto debería de ser el punto crucial y una de sus prioridades, sin embargo, cada individuo se concentra en vivir al día y esto es, precisamente, la carencia de educación financiera. Esta misma, genera que haya cierto desequilibrio de nuestros gastos en compras diarias, despilfarros de dinero, estafas, etcétera, puesto que la gente no presta el interés suficiente a algo que mueve el mundo; la economía en cada uno de sus valores.

Por años, las empresas que nos proveen los servicios bancarios se han enfocado en llenarnos de publicidad, aparentemente, inclinando la balanza hacia el consumidor, pero solo aquel que tiene un poco de conocimiento, puede percatarse del las letras pequeñas en cada una de estas publicidades.

El consumidor se ha visto por décadas, bombardeado por la mercadotecnia y todo lo que conlleva el proceso de consumismo. Las empresas, por otra parte, se han dedicado a estudiar rigurosa y meticulosamente los estilos de vida, intereses y ambiciones de los consumidores para que no haya un punto ciego a la hora de hacer su debut en cuanto a su producto o servicio. La gran variedad que hoy en día existe en el mercado nos brinda opciones para cada gusto o necesidad, tomando en cuenta que las necesidades varían dependiendo de cada individuo.

Una decisión sabia, al hablar en cuestiones monetarias, son las inversiones y la diversificación. Estás nos ayudan a planear y cuidar nuestro dinero por determinado tiempo, y a su vez, estas nos generan intereses que son mayormente productivos en comparación de comprar masivamente en cualquier subasta o llenar tu carrito de “ofertas”. Las inversiones deben ser guiadas por un profesional para orientar la mejor opción al momento de buscar un buen ahorro y además, un buen interés generado. Existen diferentes instrumentos financieros que le brindan mayor potencial y sobretodo, seguridad a la hora de tomar decisiones de esta magnitud. Irónicamente, los estereotipos se basan en dejarlo guardado “para cuando se necesite”, sin embargo la educación financiera nos brinda la oportunidad de saber que el valor del dinero cambia con el tiempo y no es casualidad que los productos básicos aumenten de precio por temporadas, además una buena inversión puede doblar o inclusive, triplicar tu capital en vez de que tu capital siga siendo lo mismo al principio que dentro de un año.

Los instrumentos financieros son básicamente un contrato de da lugar a los activos financieros en una empresa, a un pasivo financiero o a un instrumento de patrimonio en otra empresa.

“Los activos financieros son títulos o anotaciones contables que otorgan en el comprador derecho a recibir un ingreso futuro procedente del vendedor”^[1]. Estos se pueden emitir a las entidades económicas y no suele poseer un valor físico como puede ser un coche o una casa que pertenecen a activos reales. “Además, a diferencia de los activos reales, no incrementan la riqueza general de un país y no se contabilizan en el PIB, aunque impulsan la movilización de los recursos económicos reales, y contribuyen así al crecimiento de la economía”^[2]. Los activos financieros son, en resumen, derechos que adquiere el comprador sobre los activos reales del emisor, y el efectivo que estos generen.

En cuanto a las características que mejor definen a este tipo de activos están la de liquidez, riesgo y rentabilidad.

La liquidez de un activo financiero hace referencia a la capacidad de transformar el activo en dinero sin sufrir pérdidas. El dinero es el activo más liquido, mientras que después se encuentran los diferentes tipos de depósitos y productos como bonos, fondos públicos u obligaciones.

El riesgo de los activos financieros está determinado por las garantías que ofrece el vendedor como su crédito, es decir, a mayor probabilidad de que el vendedor cumpla con su compromiso, menor rentabilidad del activo.

La rentabilidad aparece como la contraprestación por aceptar el riesgo de la cesión de su dinero, el comprador obtiene un interés. Cuanto más elevado, mejor será la rentabilidad del activo.

Distinguimos estos activos con las principales clasificaciones entre  rentas fijas y rentas variables.

“Los activos de renta fija son aquellos que emiten administraciones públicas o empresas”^[3], se caracterizan por el menor riesgo a causa del respaldo financiero que los bancos les proporcionan. Estas se comprometen a devolver el capital invertido al cabo de un período de tiempo previamente establecido y una cierta rentabilidad. Como ejemplos, podríamos citar las letras o los pagarés de empresas.

“Los activos de renta variable son un tipo de inversión formada por todos aquellos activos financieros en los que no está garantizada ni la devolución del capital invertido ni la rentabilidad del activo”^[4]. En estos activos ni la rentabilidad ni la recuperación del capital invertido están garantizados, pudiendo incluso perderse la inversión. Su rentabilidad depende de diferentes factores como el balance de resultados de la entidad que vende el activo, o la situación económica del mercado donde se opera. El principal ejemplo de este tipo de activos son las acciones.

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