Reducido Al Mundo De Los Pinguinos
Enviado por victormontoya • 30 de Enero de 2013 • 12.903 Palabras (52 Páginas) • 1.899 Visitas
Reducido al reino
De los pingüinos
Un cuento sobre como ver
más allá de los estereotipos
Dedicamos este libro a todos aquellos
que ansían volar en libertad y mostrar
sus verdaderos colores.
INTRODUCCIÓN
Los cuentos tienen gran poder. Los cuentos que nos contamos unos a otros contienen mucha comprensión y sabiduría sobre lo que creemos y lo que somos como seres humanos. La gente aprende de los cuentos. Los cuentos enseñan; los cuentos ofrecen alimento para el espíritu lo mismo que para la mente. No es accidental que la Biblia esté escrita en cuentos o en parábolas. Los cuentos dé hadas clásicos son historias que les muestran a los niños las virtudes y los valores. Los mitos antiguos son historias que crean las tradiciones de sabiduría que conforman las civilizaciones durante miles de años.
Siempre me han encantado los cuentos que inspiran y enseñan a un mismo tiempo. La gente que me conoce puede decir con qué frecuencia uso cuentos en mi propia conversación, en mis discursos y en mi vida diaria. Me encanta escribir buenas historias y me encanta leer buenas historias.
Reducido al reino de los pingüinos es justamente la clase de historia que me encanta leer. Es algo especial que capta la esencia de un desafío serio un desafío para las organizaciones y para los individuos. Es el problema de "reducir" — de estereotipar. Cuando clasificamos a la gente, la definimos muy estrictamente y a menudo pasamos por alto muchos aspectos de su personalidad, de sus antecedentes, de sus habilidades y talentos — en detrimento tanto de ella como de nuestra organización.
Peor aún, a menudo nos clasificamos a nosotros mismos — colocándonos en casillas estrechas o categorías, y luego actuamos como si esas categorías fueran verdaderas ¡ahora y para siempre! Las ideas que nos limitan son la peor forma de clasificamos. En virtud de ellas, nos despojamos a nosotros mismos y a los demás de experiencias nuevas, de oportunidades que son un reto, y de la realización del potencial que no hemos desarrollado.
Reducido al reino de los pingüinos continúa la historia iniciada en el bestseller clásico Un pavo real en el reino de los pingüinos hace algunos años. Pedro el pavo real y sus amigos hace rato que se fueron para el Reino de la oportunidad. Pero otras aves, incluso Paula y Pablo, una pareja de palomas, han seguido luchando por obtener reconocimiento y éxito en el reino de los pingüinos.
El Reino de los Pingüinos plantea un desafío duro de manejar — el desafío del cambio y de los recursos que disminuyen. Las palomas creen que han encontrado una solución, ¡pero llamarle la atención a la alta gerencia es otra cosa! Al mismo tiempo otras aves que están en el mundo de los Pingüinos también se esfuerzan por que se les reconozca como los individuos talentosos y multifacéticos que son. Se resisten a que los encasillen.
A medida que se desarrolla su historia, el precio de dejarse clasificar se hace evidente para uno y para todos.
La primera parte de este libro es la parábola, una fábula sobre el acto de estereotipar. La segunda parte nos ayuda a todos a pensar en cómo se puede lidiar con el problema de estereotipar en nuestra propia vida y en nuestras organizaciones. Juntas, estas dos partes nos dan inspiración y consejo práctico.
La gente recuerda los cuentos, y lo mismo que la vajilla de plata va tomando una patina más amable mientras más se usa, un buen cuento se enriquece más y más a medida que se cuenta una y otra vez.
Confío en que asé suceda con esta historia, y que, como fábula clásica, como las historias de la Biblia y como los mitos antiguo, ésta ilustrará a todos los que la lean y a todos los que la oigan. ¡El mensaje de los autores es invaluable!
Ken Blanchard
Primera parte
Una vez en el pasado no lejano del Reino de los Pingüinos prosperaba en el Mar de las Organizaciones. Los recursos eran abundantes, y el negocio era bueno.
Habían recorrido un largo camino desde sus tempranos comienzos. Una vez el emperio exclusivo de los pingüinos…. el reino se había diversificado cada vez más a medida que distintas clases de aves habían llegado allí a hacer sus hogares – trabajando duro para ganarse un sitio bajo el sol.
Los pingüinos ya veían el talento y las destrezas de estas nuevas aves como algo importante de su país. Incluso llegaron a premiar a algunas de las nuevas aves por sus realizaciones – promoviéndolas a las posiciones de mando.
Un día, un halcón joven y brillante llamado Paco vino a trabajar al reino de los pingüinos. Horacio el pingüino lo sacó a pasear lo orientó sin duda por campo y país.
“Bienvenido al Reino de los Pingüinos”, le dijo Horacio feliz. “Estamos encantados de tenerte. Permíteme mostrarte dónde trabajarás”. Horacio llevó a Paco a las oficinas de ventas.
Paco estuvo muy cortés para causar buena impresión. “Te agradezco de veras que me sirvas de guía. Pienso trabajar duro para mostrarte lo que puedo hacer”.
Titubeó un momento, y luego continuó vacilante: “Sabes, tengo experiencia en mecánica. Si pudiera… Es decir, ¿tiene alguna posibilidad en ingeniería?”.
Horacio el pingüino no entendió palabra: “Ah, estoy seguro de que estarás feliz aquí en nuestra oficina de ventas, Paco”.
Horacio sonreía mientras le daba a Paco golpecitos en la espalda. “A todos los halcones que trabajan aquí les han ido muy bien”.
Paco trató de continuar, “sí, pero…” Sin embrago, Horacio siguió… “Te veré más tarde para ver como vas.
“Mientras tanto, permíteme presentarte a tu supervisora, Helena la halcón. Ella te encaminará. Helena le sonrió a Paco mientras Horacio salía fuera. “Ven a conocer a los otros”, le dijo Helena a Paco tranquilizándolo mientras lo guiaba hacia un grupo de halcones.
Horacio el pingüino se dirigió a la sala de conferencias de los ejecutivos para asistir a una reunión con otros pingüinos. Por el camino, pasó cerca de Alfonso pingüino y de su hijo, Alfonso Jr.
Horacio no pudo evitar oír parte de su conversación. El presidente Alfonso hacía un amplio ademán mientras hablaba.
“Hijo, algún día todo esto será tuyo. Hemos tenido una larga e ilustre tradición de pingüinos a la cabeza de esta organización, y tengo completa confianza en que tú continuarás nuestra ilustre herencia”.
Alfonso Jr. protestó alicaído: “Hemos hablado de esto antes, papá. Yo lo que quiero realmente es ser diseñador.
“¡Tonterías!”, gritó su padre.
“¡Los pingüinos son líderes netos! Olvida tu tonta idea de volverte diseñador
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