La cultura de la imagen: Los diversos imaginarios

La cultura de la imagen: Los diversos imaginarios

La imagen juega un papel importante en la cultura contemporánea y en la formación de nuestro conocimiento sobre el mundo en el que vivimos. Plantearemos a la imagen como representación de una realidad (no siempre veraz), de hechos históricos, de nuestro pasado y futuro, que alimenta nuestra imaginación y memoria; por ello, la imagen la reconocemos más que un producto, como un proceso cultural.

En la actualidad la fuerza de la imagen es aún más indiscutible, con el creciente avance tecnológico, la reproducción de las imágenes es tan fácil e importante que se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad; este avance tecnológico también ha permitido que la imagen se vuelva más universal, sin embargo, su interpretación, sigue dependiendo no solo de la percepción, sino, nuestro acervo cultural.

Las imágenes no sólo están en nuestro entorno, interfieren en nuestro mundo simbólico, en la realidad de lo que pensamos y sentimos que somos, en nuestra conciencia y por ende en nuestras acciones.

La imagen como representante de algo ausente puede estar presente en un soporte material o una producción mental. Una pintura, una fotografía o una imagen digital tienen en común el ser representantes de aquello a lo que hacen referencia (objetos, personas, ideas, situaciones, etc.) ya sean reales o inventadas. Al sustituir la cosa ala que remiten, las imágenes actúan como signos.

La imaginación se entiende como “facultad de la inteligencia humana que hace presente en el espíritu lo que está ausente” por lo que, es capaz de producir imágenes nuevas dentro de nuestra experiencia perceptiva. Esta facultad creadora de la imaginación, generalmente se opone al conocimiento intelectual, que se considera la vía adecuada para acceder a la vedad.  

El imaginario es el conjunto de imágenes que representa los aspectos figurativos y simbólicos de las cosas que forman nuestra mentalidad. Es alimentado por las diferentes formas de representación que cada cultura tiene para transmitir la propia concepción de la existencia humana, por lo tanto, esta sujeto a rupturas y a reinterpretaciones.

Según el psicoanálisis, podemos obtener imaginariamente la satisfacción de un deseo que la realidad nos niega o que ha sido reprimido en el inconsciente. Según Sigmund Freud, los productos de la fantasía, las creencias o la ficción son las representaciones imaginarias de nuestro deseo. En este sentido y en relación con el ámbito de la publicidad y el diseño, podemos denominar al público meta mas que un receptor, un consumidor dentro de este proceso de comunicación. Nuestra disciplina trabaja con la imagen como principal medio para comunicar, por lo que, el imaginario se convierte en una poderosa herramienta cuando se usa como contenido en términos gráficos, potenciando la fuerza y eficacia del mensaje.

Por ello, se dice que el diseño, pero sobre todo la publicidad, se establece, como una de las principales usuarias y a la vez, productora de imaginarios colectivos, los reinventa, los reelabora y los pone en escena nuevamente. Se trata de un proceso circular en el que la sociedad alimenta las producciones visuales, y ellas a su vez alimentan la sociedad, en imaginarios y estereotipos.

La publicidad trata de penetrar en las emociones y sentimientos para generar lazos afectivos o de identificación con el consumidor, valiéndose de recursos como las figuras retoricas. Claramente la publicidad está lejos del planteamiento de una realidad y se basa meramente en el imaginario que se encuentra como deseo del consumidor de llegar a ser…, llegar a tener…. etc. De los diversos estereotipos que existen en la actualidad.

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