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Las actividades lúdico deportivas como herramientas educativas


Enviado por   •  1 de Mayo de 2017  •  Ensayo  •  2.314 Palabras (10 Páginas)  •  392 Visitas

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LA FUERZA EDUCATIVA DE LAS ACTIVIDADES LÚDICO-DEPORTIVAS SALUDABLES (Autor: Elohim  Santana Santana)

Para empezar, me parece adecuado recoger brevemente en esta síntesis los principios y filosofía recogidos en el Plan Integral de Menor en Canarias.

En primer lugar, se hace mención a la revalorización de la utopía como elemento que nace de la crítica de la realidad y la negación del conformismo. Ahondan en la necesidad de ver más allá de modelos de intervención desfasados, que tal vez fueron buenos en su momento, pero que no se adaptan a las necesidades ni a la realidad actual. Es decir, partiendo de lo positivo que podamos tomar de modelos anteriores, adaptar las intervenciones a un futuro que se puede modificar, impregnando éstas del “sentido utópico de los Derechos Humanos en los que se insertan los derechos de los niños y niñas[1]”.

En estos principios se hace hincapié en el menor como sujeto de derechos y como sujetos activos, por lo que toda intervención debe partir de la base de que los menores no son meros espectadores o participantes pasivos, sino  personas que actúan, participan y se relacionan.

Por ello, según el Plan Integral del Menor en Canarias, deben abrirse vías inéditas basándose en lo positivo y en las potencialidades, sin obviar el análisis de los elementos que puedan ser considerados negativos. De esto se desprende la importancia de que toda intervención con menores debe “apostar por actitudes, métodos y actuaciones educativas[2]”.

Señalan, además, la importancia de la intervención preventiva en el ámbito local y familiar, pues es en su propio contexto donde los menores desarrollan su vida y es en éste donde sus derechos pueden ser agredidos. Es importante la especial atención al entorno familiar del menor, puesto que la vida del menor se va a desarrollar en estrecho vínculo con la misma. Por lo tanto:

La responsabilidad pública de la protección de las y los menores ha de ser entendida desde la subsidiaridad de la actuación administrativa respecto a las funciones parentales, y/o de las unidades primarias de convivencia, que aportan al menor seguridad y afecto[3].

Es importante, según el Plan Integral del Menor en Canarias, que los Derechos de los Niños se constituyan a nivel social como auténticos valores. Además los menores tienen el derecho a ser educados y ejercitarse en valores tales como la paz, la tolerancia, la igualdad,… Debe proporcionárseles el acceso a la cultura y las artes, a la participación social, al acceso a actividades lúdico y deportivas positivas, a aprender a relacionarse con la naturaleza aprendiendo a respetarla y cuidarla y participar en el establecimiento de una sociedad y entorno humanizadores[4].

Por último señala la necesidad de que el menor sea capaz de participar de forma solidaria y responsablemente en todos los ámbitos en los que participa. Además será responsabilidad de la sociedad en su conjunto el protegerles de valores y actividades negativas para su desarrollo integral[5].

Llegados a este punto, y teniendo en cuenta que el proyecto se fundamenta en el aprendizaje a través del juego, es necesario señalar la gran importancia del mismo en el desarrollo psicosocial del individuo, lo que lo convierte en una potente herramienta socioeducativa. Para ello, voy a resumir brevemente las conclusiones a las que llega el Psicólogo Jerome Bruner, prestigioso investigador estadounidense, con importantes estudios y publicaciones en la rama de la psicología evolutiva y de la psicología social[6].

Bruner atribuye una serie de funciones principales a los juegos. En primer lugar, considera que en el juego las consecuencias de las acciones, así como los fracasos no tienen gravedad, por lo que jugando el individuo explora y experimenta, porque, en definitiva, es algo serio que no tiene consecuencias frustrantes para el menor.

En segundo lugar, Bruner sostiene que la relación entre los medios y los fines es muy flexible, puesto que durante el juego, a pesar de que los niños pueden tener ciertos objetivos, estos pueden cambiar a medida que se desarrolla el juego, adaptándose a sus fantasías y emociones, por lo que el juego es también invención.

En tercer lugar, el juego no parece ser nunca arbitrario o aleatorio, sino que parece obedecer a un plan, aunque este sea flexible y se vaya adaptando. El juego parece ser una idealización de la realidad. Bruner considera que, aunque algunas veces el muy difícil de discernir cuál es el plan, éste existe.

En cuarto lugar, señala que el juego constituye una proyección de la vida interior hacia el mundo exterior, jugando cambiamos la realidad que nos rodea, adaptándola a nosotros, en contraste con los métodos de aprendizaje tradicionales, en los que nosotros nos adaptamos al mundo que se nos da a conocer. Lo que puede producir cierta sensación de omnipotencia y, por lo que, desde mi punto de vista, también de seguridad.

Por último, Bruner expone lo obvio, que el juego es una actividad que divierte, incluso los problemas u obstáculos que se pueden añadir o surgir durante el juego, aumentan la diversión y los puede hacer más interesantes y atractivos, es más, sin ellos puede aparecer el aburrimiento y el desinterés. Por lo que el juego puede ser entendido, de algún modo, como un entrenamiento en la resolución de problemas, pero llevada a cabo de forma amena y divertida[7].

Además defiende que el juego es una forma de usar la inteligencia, tanto para los niños como para los adultos. Se experimenta utilizando el pensamiento, el lenguaje y la fantasía. Es un medio para compartir ideas y para comunicarse con los demás, enriqueciéndose del otro y aprendiendo con él, y citando a Bruner, “el juego libre ofrece al niño la oportunidad inicial y más importante de atreverse a pensar, a hablar y quizás incluso de ser él mismo”[8].

También en numerosos trabajos realizados en Europa del Este, señalan tres aspectos importantes que caracterizan a las actividades lúdicas: la autodirección, la actividad mental y la flexibilidad. Esto es lo que se sustrae del análisis de eminentes estudiosos como Elkonin, Galparin, Vygotsky, Mentschinskaja , Pinskij y algunos otros autores occidentales como Van Parreren y Kingma[9].

El concepto de “autodirección”, haría referencia a que durante el juego, las acciones del individuo están guiadas por su propia voluntad y deseos. Es decir, son consecuencia de lo que piensa y quiere. Esto implica que el niño decide sus propias actividades, planificándolas y llevándolas a término.

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