Psicofisiología
Enviado por christy960519 • 9 de Septiembre de 2015 • Síntesis • 1.197 Palabras (5 Páginas) • 147 Visitas
Conducta Filial
Un vínculo estable y selectivo que se expresa tempranamente a través de diversos sistemas de conductas, que permiten establecer mecanismo de regulación del alejamiento- cercanía de sus figuras de cuidado.
La formación del vínculo se establece en las primeras etapas de vida del infante y sigue manifestándose en las etapas de desarrollo consecutivas.
El tiempo de maduración neurosensitiva será más reducida en el ser humano que en cualquier otro mamífero en el momento del nacimiento. Por ello, debemos preservar ese tiempo de maduración entre el periodo prenatal y postnatal, cuidar el entorno, ya sea desde la postura maternal, como padres o incluso requerir de un profesional puesto que estos son factores potenciales en su desarrollo.
Esta adaptación neurosensitiva viene acompañada de un gran entramado de procesos e interacciones entre la madre y el hijo desde el momento de la concepción, lo cual es concebido como un todo, pues no podríamos entender esta adaptación si antes hacer referencia a este continuo feed-back establecido. De esta forma, vamos a remitirnos al inicio de esa unión para intentar comprender la sabiduría de la naturaleza humana.
El nexo afectivo entre madre e hijo comienza pues, mucho antes del instante del nacimiento Tras el parto, se observa la gran comunicación existente entre ambos, pero esto solo es un reflejo de la ya acaecida en el vientre materno. Esta comunicación materno-filial, fue iniciada en los primeros días del desarrollo embrionario, y es ésta la que hace crecer al nuevo ser, siendo del mismo modo un claro reconocimiento del amor recíproco que ambos manifiestan. Después del nacimiento, en el momento en el que madre e hijo se reconocen, se reafirma ese vínculo ya evidente a través de ese lenguaje único y especial que ambos se profesan.
Físicamente, madre e hijo comparten unos sistemas neurohormonales que son vitalmente importantes para ambos, pues es la forma en la que establecen un diálogo emocional. De ahí que esa realidad afectiva, se ponga de manifiesto desde la vida intrauterina, y que esos sentimientos generados en la madre, sean percibidos a su vez por el feto. De esta forma, ya hablamos de apego como realidad biopsíquica en continua interacción. El vínculo afectivo prenatal se desarrolla pues, a través de tres canales de comunicación como son el fisiológico, el conductual y el simpático. Esta continua interacción propiciaría el desarrollo y refuerzo del vínculo afectivo
Este diálogo comienza sobre un nivel muy temprano del desarrollo intrauterino, cuando la madre experimenta los movimientos fetales (fisiológico), y responde a ellos a través de un encuentro con su hijo (conductual-simpático) independientemente del grado de desarrollo morfológico del niño. Se produce ya, desde ese momento, una respuesta hormonal hacia el embrión por el impacto psicológico que para la madre supone ese encuentro.
El término vinculo o apego ha sido acuñado por la literatura psicológica para denominar todas aquellas relaciones que se establecen entre las personas y fundamentalmente entre madre-hijo, padre-hijo o cuidadores y viceversa. Esta unión es establecida desde la comunicación materno-filial en el vientre materno, la cual será reforzada durante el periodo sensitivo en el inicio de la vida extrauterina. Este vínculo, si es propiciado, tendría una continuidad para la calidad de vida del nuevo ser.
Desde la vertiente biológica, se define como aproximación, caricia, miradas, alimentación o higiene. Desde la vertiente psíquica-afectiva, el apego es inclinación hacia elementos que pueden estar cargados de naturaleza material, psíquica o espiritual pero a la vez esa inclinación se apoya en procesos cognitivos y expresiones de emociones como desagrado, temor, inseguridad. Desde la realidad social, se centra en las relaciones que se entretejen a lo largo de la vida de una persona.
Estas tres realidades se ponen ya de manifiesto en la vida prenatal: desde la realidad biológica, el feto que va estructurándose a través de su código genético, establece con su base bioquímica una forma de comunicación con el organismo de la madre, sintiéndose afectado por estos intercambios y por los derivados de las situaciones biológicas y psíquicas de la madre. Físicamente, madre e hijo sí comparten unos sistemas neurohormonales que son vitalmente importantes para ambos, pues es la forma en que la madre y su hijo intrauterino establecen un diálogo emocional.
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