AEC Manual
Enviado por meercy • 17 de Noviembre de 2013 • 2.671 Palabras (11 Páginas) • 338 Visitas
SELECCIONANDO Y DEFINIENDO CONDUCTAS BLANCO
TÉRMINOS CLAVE
Evaluación Conductual Efectos de la práctica
Conducta meta Habilitación
Lista de cotejo de la conducta Relevancia de la regla conductual
Observación anecdótica Normalización
Evaluación ecológica Validez social
Reactividad
El análisis conductual aplicado se preocupa por producir mejoras confiables y predecibles en conductas importantes socialmente. Aunque los educadores y terapeutas emplean otras aproximaciones dirigidas también a la conducta de sus estudiantes y clientes, una característica distintiva del analista de la conducta es que se interesa por conductas bien definidas y específicas, que pueden observarse y medirse confiablemente. Como este capítulo muestra, el primer paso en un programa de análisis conductual aplicado involucra mucho más que simplemente identificar una conducta que se puede medir.
El capítulo comienza con una discusión del papel que juega la evaluación dentro del análisis de la conducta, después seguirá una breve descripción de los principales métodos de evaluación más utilizados por los analistas de la conducta, para determinar que conducta o conductas específicas que se modificarán. La siguiente sección incluye una presentación de aspectos importantes que se deben considerar al determinar la importancia social de las posibles conductas meta. El capítulo concluye con secciones donde se explica como ordenar de acuerdo con su prioridad a las conductas meta, escribiendo definiciones de la conducta, y especificando criterios para evaluar la relevancia del cambio en la conducta.
EL PAPEL DE LA EVALUACIÓN DENTRO DEL ANÁLISIS CONDUCTUAL APLICADO.
Linehan (1977) ofreció una descripción precisa del propósito de la evaluación conductual: “Nos permite señalar cual es el problema del cliente y la mejor manera para modificarlo” (p. 31).
En la afirmación de Linehan está implícita la idea de que la evaluación conductual no es simplemente un ejercicio para describir y clasificar la conducta. La evaluación también involucra un análisis funcional de la conducta para identificar probables variables que anteceden a la conducta y consecuencias que la controlan. Además, mediante la evaluación conductual se determinan algunos factores que originan la conducta, se identifica a otras personas importantes relacionadas con el sujeto, las contingencias que operan y los posibles problemas relacionados a la modificación de la conducta de interés también se consideran dentro de la evaluación de la conducta (Gambrill, 1977; Mash & Terdal, 1976).
Hawkins (1979) conceptualiza a la evaluación de la conducta, como un embudo con una amplia entrada inicial, que dirige a una narración eventual y a un foco estrecho y constante. El autor describe cinco fases-funciones de la evaluación conductual: (1)proyección y disposición general, (2)definición y cuantificación general de los problemas o rendimiento deseado, (3) puntualización de la conducta meta que será tratada, (4)monitoreo del progreso y (5)seguimiento. Aunque las cinco fases forman una secuencia cronológica general, frecuentemente se traslapan. En este capítulo sólo nos interesaremos por las funciones de la evaluación, la selección y definición de la conducta meta -la conducta específica del sujeto seleccionada para modificarla.
Para ser un analista de la conducta competente es necesario cumplir con algunos requisitos como son, tener conocimiento de lo que es una conducta socialmente importante, y tener habilidades para emplear métodos de evaluación apropiados, e instrumentos específicos usados en esta disciplina. Por ejemplo, el especialista en problemas de lectura, debe tener una completa comprensión de las conductas de lectura más importantes que un lector competente posee y debe ser capaz de determinar cuáles de esas habilidades necesita un lector deficiente para lograr su dominio. De la misma forma, el terapeuta de pareja y familiar debe ser capaz de utilizar métodos de evaluación que describan precisamente la dinámica familiar. Podríamos mencionar muchos ejemplos, pero lo importante es que cualquier analista de la conducta en servicio no sólo debe ser competente para aplicar los principios de la conducta, sino que también debe estar entrenado y tener experiencia en las conductas que evalúa.
MÉTODOS Y ASPECTOS IMPORTANTES PARA OBTENER DATOS DE EVALUACIÓN CONDUCTUAL.
Los cuatro métodos más importantes para obtener información a través de la evaluación son los siguientes: (1) entrevista al cliente, (2) entrevista a otras personas importantes relacionadas con el cliente, (3) aplicando pruebas, y (4)observando directamente la conducta del cliente. Los aspectos relacionados a la evaluación que se deben considerar, son las implicaciones ecológicas y los posibles efectos reactivos de la evaluación.
Entrevista al cliente.
El análisis conductual aplicado confía principalmente en los métodos de evaluación directa. Sin embargo, la entrevista, que tradicionalmente se ha empleado como una evaluación indirecta y como una técnica de tratamiento, frecuentemente es un primer e importante paso para identificar conductas meta potenciales que se pueden verificar o rechazar mediante la observación directa. No obstante, Peterson (1968) estimó que tres cuartos de la información obtenida en la mayoría de las evaluaciones hechas a través de una entrevista podrían ser eliminados sin ningún problema. Por supuesto, la entrevista puede ser un método de evaluación directa si ciertas conductas verbales del cliente son de interés (Hawkins, 1975).
Una importante diferencia entre la entrevista conductual y una entrevista tradicional es el tipo de información dicha y el tipo de preguntas hechas. Gambrill (1977) describe el tipo de preguntas más productivas en una entrevista conductual.
Un modelo conductual se enfoca en qué hace el cliente, en qué situaciones y cómo responden otras personas relacionadas con el, esto es, qué hacen ellos antes y después de que el cliente emite tales conductas. “¿Qué?” y ¿Cuando?” se utilizan más que el “¿Por qué?”. Preguntar a los clientes por qué hacen ciertas cosas, supone que ellos conocen la respuesta y esto frecuentemente es frustante para ellos, debido a que probablemente no saben (Kadushin, 1972). El “¿Por qué?” alienta el que nos den razones “motivacionales” que usualmente no aportan información como “Tengo flojera”. Así, se le debe preguntar al cliente “¿Qué sucede cuando…?” De este modo se cierra la posibilidad de respuesta y el cliente
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