Bullying vs Ciberbullying.
Enviado por Magda Cabello • 17 de Marzo de 2017 • Documentos de Investigación • 1.267 Palabras (6 Páginas) • 293 Visitas
Por Magdalena Cabello Sánchez
Bullying vs Ciberbullying
Hace poco más de una década la palabra ciberbullying no existía, y ahora se ha convertido en un término de uso cotidiano, pues esta problemática se ha extendido con rapidez. Sin embargo, ¿la definición que se le da al ciberbullying es adecuada?, ¿Hay un concepto universal para este término?, ¿Relacionar el bullying con el ciberbullying es correcto?, ¿Los criterios en ambos tipos de acoso son los mismos? o ¿Se cae en un error al considerar que es así?....
A principios de los años 70, Olweus (1994) definió al bullying como una agresión intencional a la que una persona está expuesta de forma repetida y constante.
En este tipo de violencia no existe una provocación por parte de la víctima, además hay un desequilibrio de poder entre los participantes (Buelga, et al., 2010; Cerezo, 2012; Joffre et. al, 2011), los cuales se clasifican en:
- Acosador (bully). Ejerce la violencia generalmente sobre un igual. Durante el proceso puede involucrar a otros, quienes participan de forma activa o pasiva en la conducta.
- Víctima. Es un individuo de la misma comunidad, quien por diversas condiciones suele ser percibido con inferioridad física, psicológica o social.
- Víctima-perpetrador. Son víctimas de esta forma de violencia que evolucionan hacia una actitud y papel de agresores.
En el bullying las agresiones pueden ser de tres tipos: verbales, como amenazas o burlas; de contacto físico, como golpes, empujones, patadas o pellizcos; o sin contacto físico, como muecas, gestos obscenos o exclusión (Olweus, 1998).
Estas conductas provocan efectos negativos no sólo en aquellos implicados directamente, sino en la totalidad del alumnado y profesorado, inclusive el clima escolar puede deteriorase tanto que para muchos acudir diariamente a la escuela supone una tortura (Hernández & Solano, 2007). Aquí, es importante resaltar que a pesar de que en el entorno escolar es donde suelen darse estas conductas, este fenómeno no es exclusivo de las escuelas (Moreno, 2013; Muñoz, 2008; Olweus, 1994).
El bullying requiere atención por su asociación con el uso y abuso de sustancias, abandono escolar, violencia intrafamiliar, embarazo adolescente, conducta delictiva, portación de armas, conducta suicida y trastornos psiquiátricos (Albores, Sauceda, Ruiz & Roque, 2011). Incluso la Organización Mundial de la Salud señala que el impacto social en la salud es tal, que se considera un problema universal (Loredo, Perea & López, 2008; Varela, 2012).
En los últimos años, las TIC posibilitaron que el acoso escolar tradicional (bullying) traspasara las barreras espacio-temporales para continuar en las propias casas de las víctimas, dando paso al ciberbullying o acoso cibernético.
Este tipo de acoso también es conocido con los términos de cyberbullying (Belsey, 2005; Buelga, et al, 2010; Garaigordobil, 2011; García, et al, 2012; Hinduja & Patchin, 2010; Lucio, 2009; Ortega, et al., 2013; Varela, 2012; Smith et al., 2008; Willard, 2005), o ciberacoso.
Y ha sido definido por diversos autores desde 2004, como:
- El envío o publicación de imágenes o textos dañinos a través de Internet u otros dispositivos de comunicación digitales (Willard, 2004).
- El uso de la tecnología como base para una conducta intencional, repetida y hostil desarrollada por un individuo o grupo con el fin de hacer daño a otros (Belsey, 2005).
- Un acto agresivo e intencional llevado a cabo por un grupo o individuo, a través de medios electrónicos, el cual es repetido y constante, contra una víctima que no puede defenderse fácilmente (Smith et al., 2008).
- Un daño intencional y repetido infligido a través del uso de las computadoras, teléfonos celulares, y otros dispositivos electrónicos (Hinduja & Patchin, 2010).
Estas definiciones incorporan los criterios del bullying tradicional, como la intención de hacer daño, la repetición y el desequilibrio de poder. Y su diferencia radica en que la agresión se da a través de medios electrónicos.
Valera (2012) señala que aunque el ciberbullying es un nuevo tipo de acoso propio del mundo digital, en realidad, es un viejo problema en un nuevo envase. Pero, hasta qué punto puede considerarse así.
Suponer que el ciberbullying y el bullying son lo mismo y sólo se diferencian por el lugar o espacio donde se llevan a cabo, pone en duda varias cosas: ¿En el ciberbullying realmente existe un desequilibrio de poder entre los participantes?, ¿El acoso cibernético debe ser constante para considerarse como ciberbullying?, ¿La clasificación de los participantes en el ciberbullying se integra de la misma manera que en el bullying?, ¿La definición actual de ciberbullying abarca, en realidad, todo lo que implica este fenómeno?, ¿Hay una claridad conceptual del término?
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