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CORRELACION ENTRE ENVEJECIMIENTO ORGANICO, FUNCIONALIDAD SOCIAL Y FUNCIONES PSIQUICAS


Enviado por   •  12 de Octubre de 2013  •  2.102 Palabras (9 Páginas)  •  424 Visitas

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TRABAJO COLABORATIVO No. 1

CORRELACION ENTRE ENVEJECIMIENTO ORGANICO, FUNCIONALIDAD SOCIAL Y FUNCIONES PSIQUICAS

NAZLY LILIAN MURILLO OSORIO

28.495.834

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA

UNAD

2012

RELATORIA

Esta relatoría se desarrolla y se contextualiza con base en el documento “La problemática del envejecimiento humano”, de Bernard Lievegoed, El desarrollo vital del hombre. Evolución del hombre entre la niñez y la ancianidad, Colección Bolsillo (Madrid: Mensajero, 1983) 18-19. Tomado de: http://www.educoas.org/Portal/bdigital/contenido/interamer/BkIACD/Interamer/Interamerhtml/Tamerhtml/tam_cp1.htm

Es posible señalar que el envejecimiento es un hecho “normal” puesto que es una “norma” en todos los individuos de la especie humana y en todas las especies vivas. Aparece como “natural” por el hecho de ser inherente al mecanismo mismo de la vida en todas las especies vivas, es decir, como producto de la evolución. Sin embargo, los procesos individuales del envejecimiento son muy variables en el tiempo, en la causalidad asociada y en el individuo en el que adquieren características personales.

La vejez no es definible por simple cronología sino más bien por las condiciones físicas, funcionales, mentales y de salud de las personas analizadas. De este modo, pueden observarse diferentes edades biológicas y subjetivas en personas con la misma edad cronológica lo cual ocurre porque el proceso de envejecimiento es personal y cada sujeto puede presentar involuciones a diferentes niveles y en diversos grados al declinar ciertas funciones y capacidades más rápidamente que otras.

Desde un punto de vista fisiológico, el envejecimiento tisular comienza cuando termina el período de crecimiento, lo cual ocurre en el ser humano entre los 25 y 30 años. El proceso es gradual, progresivo y sólo se objetiviza después de los 40 años cuando el desgaste de los tejidos en relación con el potencial de reparación del organismo se hace evidente.

En general, se distinguen tres etapas en el proceso clínico del envejecimiento:

1. Madurez avanzada: entre los 45 y los 60 años.

2. Senectud: entre los 60 y los 75.

3. Senilidad: más allá de los 75

Esta división es bastante relativa pues como ya se mencionó, el envejecimiento se desarrolla en forma diferente de acuerdo con factores individuales y sociales y no sigue una cronometría rigurosa encada persona. Las poblaciones que viven en zonas subdesarrolladas y con bajos niveles de vida envejecen prematuramente, el organismo se deteriora al enfrentar más riesgos y el individuo envejece antes de lo que normalmente debería suceder. Esto se da no sólo en lo que respecta a la mayor morbilidad clínica que apresura el envejecimiento, sino por la lucha constante por sobrevivir, lo que se convierte en factor de tensión y de envejecimiento prematuro en las poblaciones empobrecidas. El individuo viejo es distinto del adulto en los planos citológico, anatómico, fisiológico, bioquímico y psicológico por lo que resulta lógico que tanto su reacción frente a la enfermedad como sus valores de normalidad sean diferentes. Teóricamente, el hombre debería envejecer a través de un proceso normal y llegar a la senectud y senilidad sin una patología exclusiva o necesariamente agregada. Lo normal en la vida es ir pasando por las diferentes etapas del ciclo vital sin enfermarse obligadamente. Desde el punto de vista psicológico, correspondería ir pasando de una a otra etapa en forma consciente y paulatina, encontrando en cada una de ellas su propio significado al igual que nuevos valores y objetivos

El error cometido bajo influencia del modelo médico, es el concebir la vejez como una enfermedad o como un ciclo vital cargado de patología propia, cuando ésta no es sino la acentuación de problemas que ya existen en la edad adulta. Un ejemplo de ello es que por años se consideró la hipertensión arterial, la arteriosclerosis y los cánceres como enfermedades degenerativas de los viejos. Hoy se sabe que estas tres patologías se presentan en todas las edades de la vida, incluso en la niñez. En lo que respecta a la demencia senil, es una patología que no representa más del 5 al 6% en la población mayor de65 años. Más numerosos son los síntomas de insatisfacción existencial (soledad, angustia, stress, aburrimiento) como consecuencia de la inactividad física y mental y la falta de sentido de sus vidas. Si bien existe relación entre edad cronológica y proceso de envejecimiento, dicha relación no es de índole causal puesto que no es la edad en sí misma sino el “cómo se la vive” lo que se relaciona causalmente con el envejecimiento. Por lo tanto, es válido distinguir, de acuerdo con H. San Martín y V. Pastor, entre la edad biológica o funcional, la psíquica o mental, la subjetiva o fenomenológica y la social.

Con respecto a la “edad biológica o funcional” nos dicen que corresponde a etapas en el proceso de envejecimiento. Ellas, a su vez, corresponden a etapas en el proceso lento de declinación o delimitación de las capacidades de adaptación del individuo. La edad biológica puede corresponder a la edad cronológica pero no es ley, de modo tal que factores ambientales y psicológicos producen grandes variaciones individuales.

La “edad psíquica o mental” cuyo nivel representa el envejecimiento psicológico se manifiesta en alteraciones diversas, psicosociales y psicoculturales las cuales podrán o no tener derivaciones patológicas según la concepción de vejez y de desarrollo personal que predomine. Así, por ejemplo la angustia que se produce en el anciano frente al decaimiento de sus propias capacidades lo puede llevar a pulsiones destructoras que lo conduzcan al suicidio o a otra agresión.

La “edad subjetiva o fenomenológica” se refiere a aquélla que la persona siente honestamente tener desde el punto de vista físico, mental y social. Corresponde a la percepción del envejecimiento por la persona que lo experimenta como un sentimiento de haber cambiado con la edad (capacidades biológicas, funciones, vitalidad, etc.) o de ser el mismo de antes. La “edad social”, en cambio, hace referencia a la representación social dominante de la vejez. A veces, es tan precisa que se hace oficial y se institucionaliza como sucede con la “jubilación” que no necesariamente significa “vejez” ni incapacidad para el trabajo. Pero aun en los que no trabajan se produce socialmente la representación del envejecimiento más por la edad cronológica que por los síntomas físicos, biológicos, funcionales y mentales que manifiesta el individuo. La familia,

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